José González Vegas

Delegación de Piedad Popular, Hermandades y Cofradías

 

 

Se ha celebrado en Sevilla, entre los días 4 y 8 de diciembre, el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular bajo el lema “Caminando en Esperanza”, que ha reunido a casi dos mil congresistas de cuatro continentes, contando entre ellos con una amplia representación de la Delegación de Piedad Popular Cofradías y Hermandades de la Diócesis de Sigüenza – Guadalajara.

En este Congreso que se ha celebrado cinco lustros después del anterior, se ha hecho, en palabras del señor arzobispo de Sevilla, Monseñor José Ángel Sáinz Meneses, una “audaz renovación de la mirada, como el modo concreto de las hermandades y cofradías para llegar a ser fermento en el mundo contemporáneo”, con el que se observa el mundo de las Cofradías y Hermandades, y en sí, el mundo cofrade. Se ha comprobado que nos hemos encontrado ante un espacio de diálogo fructífero y crecimiento mutuo.

El congreso ha contado con la participación como ponentes de prestigiosos expertos conocedores de los temas que se han tratado. Tal es el caso de: Excmo. y Rvdmo. Monseñor Salvatore Fisichella (Prefecto del Dicasterio para la Evangelización), S.E.R. Cardenal Kevin Joseph Farrell (Prefecto del Dicasterio de Familia y Vida), profesor Dr. D. Darío Vitali (Pontificia Universidad de Roma), S.E.R. Cardenal Marcelo Semeraro (Prefecto del Dicasterio para las causas de los Santos), S.E.R. Cardenal José Tolentino de Mendoza (Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación), Rvdo. D. Carlos Galli (Pontificia Universidad Católica Argentina), etc…

El Congreso se ha dividido en cuatro “líneas de fuerza”: “Encuentro, Reflexión, Contemplación y Compromiso”, que han aportado siete conclusiones prácticas.

Encuentro.- El congreso ha sido un espacio de encuentro, en el que se ha procurado el acercamiento a Dios en la Iglesia. La primera actitud que permite reflejar la imagen de Cristo en el seno de las hermandades y cofradías es la fraternidad, antídoto frente al aislamiento contemporáneo, que permite superar además toda forma de soledad. La pertenencia a una cofradía o hermandad no es algo aleatorio, sino un hecho que está íntimamente ligado a la pertenencia familiar, primer ámbito de anuncio de la fe para los hijos. Por ello, las cofradías no son simples sociedades de ayuda mutua o asociaciones filantrópicas.

Reflexión.- Este ejercicio intelectual ha aportado luces para el presente, pero será ante todo una hoja de ruta para el futuro. Se ha partido de los tres pilares de las reglas de las hermandades – liturgia y culto, la permanente llamada a la formación y la hermandad como casa de caridad – para destacar, a la luz de las ponencias escuchadas, que hay cuatro perspectivas a considerar: la antropologíca, la histórica, la teológica y la eclesiológica.

Las ponencias han resaltado con claridad dos grandes proyecciones que emergen como ejes fundamentales de la reflexión: “la evangelización y la identidad de las hermandades”. Por un lado, se ha profundizado en cómo las hermandades, desde su rica tradición espiritual, están llamadas a ser instrumentos eficaces de anuncio del Evangelio, testimoniando una fe que es celebrada, vivida y compartida. Por otro lado, se ha subrayado la importancia de reafirmar su identidad, entendida como un espacio de comunión y fraternidad en el que confluyen devoción, formación, compromiso pastoral y acción caritativa. El desafío de la evangelización en la actualidad implica no solo humanizar la tecnología, sino también redescubrir la maravilla ante la belleza como vía privilegiada para el encuentro con Dios. El cofrade que emerge de las reflexiones de este congreso se define como “un discípulo misionero, de profunda espiritualidad y sólida formación”.

Contemplación.- En una sociedad acelerada que a menudo deja poco lugar para el silencio y la meditación, es fundamental la contemplación. La “mirada”, a través de las imágenes, atravesando de parte a parte el impacto de su sensibilidad, alcanza su plenitud cuando se abre a un fenómeno que la desborda, pero en el que paradójicamente reconoce su identidad y su propia meta. La “mirada” – tocada por la presencia de lo trascendente,  al que no puede someter a su control o a su interpretación– se dispone entonces para la acogida de un don, en el marco de una experiencia auténtica de asombro y de respeto. La imagen, a través de la veneración, debe ser atravesada por la mirada, como respuesta a una primera mirada, la que procede del mismo Dios. Hay que cuidar, aludiendo al Papa Francisco “que nunca se pierda de vista la ‘carne’ de Jesucristo, esa carne hecha de pasiones, emociones, sentimientos, relatos concretos, manos que tocan y sanan, miradas que liberan y animan; de hospitalidad, perdón, indignación, valor, arrojo. En una palabra, de amor”.

Compromiso.- La piedad popular debe traducirse en obras concretas de amor y servicio con las que anunciar la Buena Noticia. En este apartado se ha subrayado que las hermandades “arraigadas en sus comunidades de fe, tienen una responsabilidad clave en la evangelización y en la dimensión caritativa y social de la Iglesia”. Esta cuarta línea de fuerza ha puesto de relieve la misión y el compromiso social de las hermandades, “entendidos como una respuesta concreta a las necesidades de los más vulnerables, pero, sobre todo, como una llamada directa a la conversión y a la santificación personal de sus miembros”. Este compromiso social, lejos de ser una acción aislada, se presenta como “una dimensión intrínseca a la espiritualidad de las hermandades”. Así, la acción social “no responde principalmente a las demandas externas”, sino que es una oportunidad para que “las hermandades encarnen de manera concreta el Evangelio, viviendo una fe que es al mismo tiempo veneración y compromiso con la realidad”.

El congreso nos recuerda que “las hermandades están llamadas a ser escuelas de santidad, donde cada gesto de servicio y cada proyecto caritativo son una invitación a crecer en virtud, a fortalecer los lazos de fraternidad y a caminar juntos hacia la plenitud de la vida cristiana”. También están llamadas “a desempeñar un papel fundamental en la construcción del Reino de Dios”, en un tiempo marcado por el individualismo y la fragmentación social, “las hermandades y cofradías ofrecen un modelo de comunión y fraternidad que responde a las necesidades profundas de pertenencia y encuentro humano”. Las hermandades, en suma, se convierten en “depositarias de una rica tradición, pero también en protagonistas activas de una evangelización que mira hacia el futuro, construyendo puentes entre la fe y la vida, y siendo reflejo de una Iglesia en salida, al servicio de la humanidad”. Para acabar con esta línea de fuerza se proclamó que “Es la hora de un nueva ‘imaginación de la caridad’, que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno”. Este planteamiento convierte a las hermandades en “casas de caridad”.

 

 

Las siete conclusiones prácticas se resumieron en lo siguiente.

La primera de ellas se resume en el redescubrimiento de la mirada transformadora de Dios: “Encuentro con Dios y contemplación”. “Este Congreso ha mostrado que la piedad popular ofrece un espacio privilegiado para el encuentro con Dios, en el que la veneración de las imágenes, pero, sobre todo, el ejercicio de la litúrgia, propicia un verdadero cruce de miradas trascendental”.

En segundo lugar, comunión y sinodalidad, ha subrayado que “las hermandades y cofradías han de ser un reflejo vivo de la comunión eclesial, enraizada en Cristo”. Aquí se habló de “casas y escuelas de comunión que testimonian el Amor de Dios, su esencia radica en la construcción de lazos de fraternidad, tanto entre los hermanos, como con las otras hermandades, la parroquia, la Diócesis, la Iglesia universal, de la que son parte activa.

La tercera conclusión, el misterio divino, se resume en el “misterio divino como fuente de la santificación”, destacando que la liturgia es “el acto de alabanza que hace posible el crecimiento en la santidad y la comunión eclesial, enraizada en Cristo.

La cuarta conclusión práctica, misión y testimonio, se resume en la necesidad de “ser fermento en medio del mundo”. Más concretamente, alude a un “testimonio valiente” del Evangelio en la sociedad contemporánea. Este testimonio, auténtico primer anuncio de la fe, ha de manifestarse visiblemente en una vida que anuncie el mensaje de salvación con el ejemplo cotidiano y la palabra oportuna, con la coherencia de vida .

En quinto lugar, hacer presente el amor de Dios en medio de su pueblo, y responder a las necesidades actuales requiere “una nueva imaginación de la caridad, que ponga en juego la ayuda material a los más pobres, junto con la fraternidad y el reconocimiento de la dignidad personal”. La caridad es un rasgo distintivo de las hermandades, que, como se ha señalado en este Congreso, son, de tantos modos, hogares acogedores para los más vulnerables. Responder a las necesidades actuales requiere una nueva imaginación de la caridad, que ponga en juego la ayuda material a los más pobres, junto con la fraternidad y el reconocimiento de la dignidad personal.

La formación en las hermandades es la sexta conclusión. Este compromiso formativo es determinante para que los hermanos vivan su vocación y puedan fortalecer su identidad eclesial y el sentido de su misión. De hecho, ha quedado también de manifiesto cómo “la formación cristiana debe ser una prioridad en las hermandades”.

La última conclusión práctica conmina a hacer un observatorio de piedad popular, es preciso impulsar la creación de un observatorio como espacio de estudio y reflexión permanente sobre la piedad popular. Este foro interdisciplinar está llamado a continuar el análisis de la riqueza espiritual de las hermandades, a identificar los retos y los desafíos contemporáneos y a diseñar propuestas pastorales que fortalezcan su papel evangelizador en la Iglesia.

Un último pensamiento cerró el congreso; “ante las imágenes de nuestra devoción, también nosotros nos sentimos mirados, pues no son meras pantallas, sino que, en ellas, es Dios mismo quien cruza su viva mirada con la nuestra, hasta el punto de que somos vistos por el Señor, alcanzados por el milagro de su Vida, de su Carne”.

Para finalizar el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular se celebró una procesión con las principales devociones de Sevilla y su provincia a la que asistieron más de un millón de personas.

                      Parte de los miembros de la delegación de Guadalajara en el Congreso.

 

Por Alfonso Olmos Embid

(Director de la Oficina de Información)

 

 

 

 

 

 

Llama la atención, que una sociedad tan secularizada como la nuestra, esté tan pendiente y expectante ante la iluminación navideña de nuestras calles y plazas. Personalmente pienso que todo ayuda a la celebración social del nacimiento del Señor. No obstante, creo que se adelantan en exceso los acontecimientos por razones comerciales y turísticas.

Antes de encender en todas las iglesias la primera vela de la Corona de Adviento, dando así inicio al tiempo de preparación litúrgica y espiritual para la celebración del nacimiento de Jesús, ya se había llevado a cabo, en muchas ciudades, el encendido solemne de la iluminación festiva.

Adelantamos los acontecimientos sin necesidad. Es imposible, socialmente hablando, llevar el ritmo adecuado para la celebración de los distintos hitos eclesiales.  Si atendemos a una razón litúrgica es un despropósito.

Vivamos los ritmos adecuadamente. Que las luces de la calle no desluzcan las de la Iglesia. Que el consumismo desaforado no apague nuestro recogimiento en este tiempo de preparación. Las luces del Adviento nos van anunciando, durante cuatro semanas, lo que cada una representa: el espíritu de vigilia y de espera, la presencia de Dios entre nosotros, la esperanza y la alegría por la cercanía del nacimiento de Cristo.

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Oh, María Inmaculada, necesitamos tu mirada, tu corazón, tus manos y tus pies inmaculados, reza el Papa Francisco en una de estas plegarias

 

 

 

 

Todos los años, desde 1958 con Juan XXIII (desde hacía cinco años antes, el Papa Pío XII enviaba para la ocasión una canasta de flores), los papas acuden, en torno a las cuatro de la tarde del 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, a la Plaza de España de Roma para presentar una ofrenda floral al monumento allí erigido a la Inmaculada, que es elevado hasta la imagen mariana (de casi doce metros de altura) por miembros de la Asociación de Bomberos Romanos, y para rezar una oración.

 

Monumento romano a la Inmaculada en la Plaza de España

La columna de la Inmaculada Concepción es un monumento de la mitad del siglo XIX que representa a la Santísima Virgen María en el centro de Roma, situado en la llamada Piazza Mignanelli, en la parte sureste de la Plaza de España. Fue colocada frente al Palacio de Propaganda Fide, histórica sede de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, así como frente a la sede la Embajada de España ante la Santa Sede, como reconocimiento por parte del Pontífice a la defensa que esta nación (España) siempre ha hecho del dogma de fe de la Inmaculada Concepción.

El monumento mariano fue diseñado por el arquitecto Luigi Poletti, y encargado por Fernando II, rey de las Dos Sicilias. La columna fue inaugurada el 8 de diciembre de 1857, celebrando el  entonces recientemente adoptado dogma de la Inmaculada Concepción de 1854. El dogma fue proclamado ex cathedra a través de la bula papal “Ineffabilis Deus” del Papa Pío IX.

La estructura es una base cuadrada de mármol con estatuas de figuras bíblicas en las esquinas que sostienen una columna de mármol cipollino de 11,8 metros. La columna corintia fue esculpida en la antigua Roma y descubierta el 17 de septiembre de 1777 durante la construcción del monasterio benedictino de Santa María de la Concepción en el Campo de Marte.

 

 

Encima de la columna hay una estatua de bronce de la Virgen María, obra de Giuseppe Obici. Se utiliza la imagen estándar de la Inmaculada Concepción: una virgen sobre una media luna, en lo alto del mundo, pisoteando una serpiente (símbolo de satanás y del pecado original heredado por todos los humanos desde Adán y Eva; excepto María).

La base de mármol presenta cuatro bajorrelieves que recuerdan la Anunciación, el sueño de San José, la coronación de la Virgen y la promulgación de este dogma mariano. En la base. hay cuatro estatuas de figuras hebreas que presagiaban el nacimiento virginal de Jesús, cada una acompañada de una cita de un versículo bíblico en latín, que incluye al patriarca Moisés, al rey David y a los profetas Isaías y Ezequiel.

Como singularidad, en 1922, se levantó una réplica de la columna en el campus de la Universidad de Saint Mary of the Lake en Mundelein, Illinois, Estados Unidos.

 

Oraciones del Papa Francisco ante la Inmaculada

Fiel a la tradición descrita, el Papa Francisco ha ido también a Plaza de España a presentar su ofrenda y su oración ante la Inmaculada. A causa de la pandemia, en los años 2020 y 2021 la visita del Papa fue privada y no hubo oración.        

Estas son las oraciones de los dos últimos años pronunciadas por el Papa Francisco en este lugar y en esta fiesta.

 

8 de diciembre de 2023

¡Virgen Inmaculada!

Acudimos a ti con el corazón dividido entre la esperanza y la angustia.

¡Te necesitamos, Madre nuestra!

Pero antes que nada queremos agradecerte,

porque en silencio, como es tu estilo, vigilas esta ciudad,

quien hoy te envuelve en flores para decirte su amor.

En silencio, día y noche, velas por nosotros:

en las familias, con alegrías y preocupaciones –tú lo sabes bien-;

en lugares de estudio y trabajo; sobre instituciones y oficinas públicas;

en hospitales y residencias de ancianos; sobre prisiones; sobre los que viven en la calle; sobre las parroquias y todas las comunidades de la Iglesia de Roma.

Gracias por tu presencia discreta y constante, que nos da consuelo y esperanza.

 

Lo sabes bien: te necesitamos, madre,

porque eres la Inmaculada Concepción.

Tu persona, el hecho mismo de existir.

nos recuerda que el mal no tiene ni la primera ni la última palabra;

que nuestro destino no es la muerte sino la vida,

no es odio sino hermandad, no es conflicto sino armonía,

no es guerra sino paz.

Mirándote nos sentimos confirmados en esta fe

que los acontecimientos a veces ponen a prueba.

Y tú, Madre, vuelve tus ojos de misericordia

a todos los pueblos oprimidos por la injusticia y la pobreza,

juzgado por la guerra: Madre, mira al atormentado pueblo ucraniano,

al pueblo palestino y al pueblo israelí,

volvió a hundirse en la espiral de violencia.

 

Hoy, Madre Santa, traemos aquí, bajo tu mirada,

a tantas madres que, como te pasó a ti, están en duelo.

Madres que lloran a sus hijos asesinados por la guerra y el terrorismo.

Las madres que los ven partir en viajes de esperanza desesperada.

Y también las madres que intentan liberarlos de las ataduras de la adicción, y los que velan por ellos en una larga y dura enfermedad.

 

Hoy, María, te necesitamos como mujer,

para confiarte a todas las mujeres que han sufrido violencia

y aquellos que todavía son víctimas de ello,

en esta ciudad, en Italia y en todas partes del mundo.

Los conoces uno por uno, conoces sus caras.

Seca, por favor, sus lágrimas y las de sus seres queridos.

Y ayúdanos a seguir un camino de educación y purificación,

reconocer y contrarrestar la violencia anidada

en nuestros corazones y mentes y pidiendo a Dios que nos libre de ello.

 

Muéstranos de nuevo, oh Madre, el camino de la conversión,

porque no hay paz sin perdón

y no hay perdón sin arrepentimiento.

El mundo cambia si los corazones cambian;

y todos deben decir: empezando por el mío.

Pero solo Dios puede cambiar el corazón humano.

con su gracia: aquella en la que tú, María,

quedaste inmersa desde el primer momento.

La gracia de Jesucristo, nuestro Señor,

que generaste en la carne,

que murió y resucitó por nosotros, y que tú siempre nos señalas.

Él es salvación, para todo hombre y para el mundo.

¡Ven, Señor Jesús!

¡Que venga tu reino de amor, justicia y paz! Amén.

 

 

8 de diciembre de 2022

Madre nuestra Inmaculada,

hoy el pueblo de Roma se reúne a tu alrededor.

Las flores puestas a tus pies

por tantas realidades de esta ciudad

expresan su amor y devoción por ti,

que velas por todos nosotros.

Y que ves y acoges también

esas flores invisibles que son tantas invocaciones,

tantas súplicas silenciosas, a veces sofocadas,

ocultas, pero no para ti, que eres Madre.

 

Después de dos años en los que he venido

a rendirte homenaje a solas al amanecer,

hoy vuelvo a ti con el pueblo,

la gente de esta Iglesia, la gente de esta ciudad.

Y te traigo las gracias y súplicas

de todos tus hijos, cercanos y lejanos.

 

Tú, desde el Cielo donde Dios te ha acogido,

ves las cosas de la tierra mucho mejor que nosotros;

pero como Madre escuchas nuestras invocaciones

para presentárselas a tu Hijo

a su Corazón lleno de misericordia.

 

Ante todo, te traigo el amor filial

de innumerables hombres y mujeres, no solo cristianos,

que siente por ti inmensa gratitud

por tu belleza toda gracia y humildad:

porque en medio de tantas nubes negras

eres un signo de esperanza y consuelo.

 

Te traigo las sonrisas de los niños

que aprenden tu nombre delante de tu imagen,

en brazos de sus madres y abuelas,

y empiezan a conocer

que tienen también una Madre en el Cielo.

Y cuando, en la vida, sucede que esas sonrisas

dan paso a las lágrimas,

¡qué importante es haberte conocido,

haber tenido el don de tu maternidad!

 

Te traigo la gratitud de los mayores y los ancianos:

una gratitud acorde con sus vidas,

tejida de recuerdos, de alegrías y penas,

de logros que conocen bien

que han conseguido con tu ayuda,

teniendo su mano en la tuya.

 

Madre, te traigo las preocupaciones de las familias

de padres y madres que a menudo luchan

para llegar a fin de mes

y afrontan día a día

pequeños y grandes retos para salir adelante.

En particular, te encomiendo a las parejas jóvenes,

que mirándote a ti y a san José

afrontan la vida con valentía

confiando en la Providencia de Dios.

 

Te traigo los sueños y las angustias de los jóvenes,

abiertos al futuro, pero frenados por una cultura

rica de cosas y pobre de valores,

saturada de información y carente de educación,

persuasiva en el engaño y despiadada en la decepción.

Te encomiendo especialmente a los jóvenes

más afectados por la pandemia,

para que poco a poco vuelvan

a agitar y desplegar sus alas

y redescubrir el placer de volar alto.

 

Virgen Inmaculada, hubiera querido hoy

traerte el agradecimiento del pueblo ucraniano

por la paz que llevamos tanto tiempo pidiendo al Señor.

En cambio, aún tengo que traerte la súplica

de los niños, de los ancianos,

de los padres y madres, de los jóvenes

de esa tierra martirizada, que tanto sufre.

Pero en realidad todos sabemos

que estás con ellos y con todos los que sufren,

como estuviste junto a la cruz de tu Hijo.

 

¡Gracias, Madre nuestra!

Mirándote a ti, que estás libre de pecado

podemos seguir creyendo y esperando

que sobre el odio venza el amor,

que la verdad prevalezca sobre la mentira

que sobre la ofensa prevalezca perdón,

que sobre la guerra prevalezca la paz. ¡Que así sea!

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 6 de diciembre de 2024

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Sevilla acoge del 4 al 8 de diciembre el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, con más 1.700 participantes y ante el Jubileo 2025

 

 

 

 

Todos los caminos de la piedad popular y del cada vez más emergente y significativo mundo de las cofradías y hermandades conducen ya a Sevilla, a la capital de Andalucía, a la capital, de alguna manera, de realidad cofrade y de la religiosidad popular.

La cita es con ocasión del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que tendrá lugar en la ciudad hispalense del 4 al 8 de diciembre y que será clausurado con una magna procesión.

 

 

“Caminando en esperanza”, lema y reto

El lema es la frase “Caminando en esperanza”. Se contextualiza ante el Jubileo ordinario romano y universal 2025, cuyo lema es “Peregrinos de esperanza”.

Culto, caridad y formación han conformado los fines de miles de asociaciones públicas de fieles que vertebran la historia, la sociedad y la trasmisión de la fe de generación en generación. Hoy día, ante los retos que presenta la sociedad y la Iglesia, es necesario que las hermandades y cofradías asuman un papel fundamental en la evangelización de los pueblos.

La devoción ha inspirado la creación de un ingente patrimonio artístico y religioso que ha alumbrado a artistas y obras de renombre y trascendencia universal.

La participación mayoritaria y la vitalidad asociativa transversal en estas instituciones explican y configuran las claves antropológicas y sociológicas del carácter único y de la identidad propia de un pueblo.

En un entorno global marcado por la crisis de valores del humanismo cristiano, la secularización y la ausencia de Dios en todos los ámbitos, la piedad popular se ofrece como un dique de contención y de pervivencia de la fe, como un camino de esperanza y evangelización.

 

Participantes, legado papal, Rosa de Oro

El congreso reunirá a 1.705 participantes (no ha sido posible admitir más inscripciones en razón del aforo de los espacios). Los congresistas proceden de Estados Unidos, Suiza, Francia, Alemania, Italia, Portugal y, sobre todo, de España, singularmente de Andalucía.  Las principales sesiones académicas del congreso serán el trascoro de la catedral de Sevilla. Habrá ponencias, comunicaciones y mesas redondas. Entre los ponentes, se hallarán cuatro prefectos de dicasterios vaticanos: los cardenales Semeraro (Causas de los Santos), Tolentino (Cultura y Educación) y Farrel (Laicos, Familia y Vida) y el arzobispo Fisichella (Evangelización).

El Papa Francisco enviará como legado pontificio al congreso al arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, quien, a su vez, en nombre del Santo Padre, impondrá en los días del congreso la Rosa de Oro a la imagen de la Virgen de la Esperanza Macarena. Esta condecoración pontificia a imágenes marianas tiene su origen en el año 1049, siendo papa León IX y con la Virgen de la Esperanza Macarena será la tercera imagen mariana con la Rosa de Oro, tras las imágenes de las Virgen de Montserrat y la Virgen de la Cabeza.

 

Obra social y cultura

El congreso, como obra social y de caridad, legará la adaptación y puesta en funcionamiento de un centro de noche, un local de atención para personas sin hogar que sean desviados por los algunos de los cinco proyectos de calle con que cuenta la archidiócesis en la actualidad. Según datos del Ayuntamiento de Sevilla, la población sin techo en la ciudad es de 763 personas, sin contar con los transeúntes. La diócesis cuenta, además de con los proyectos de calle referidos, con el Centro Amigo y dos pisos tutelados. Falta, por tanto, un centro intermedio donde los usuarios puedan pernoctar, a la vez que reciben una atención global, orientadora, médica y psiquiátrica.

Una amplia programación cultural se desarrollará en paralelo al congreso, consistente en conferencias, conciertos, exposiciones artísticas. De estas últimas, destacamos cuatro: “Sedes hispalensis, fons pietatis”, en la catedral; “Pasión y gloria. Pedro Roldán y las hermandades de Sevilla”, en Cajasol; “Sevilla, tierra de religiosidad popular: ocho pilares devocionales de nuestra diócesis”, en el palacio arzobispal; y en el Santo Ángel, iglesia de los Carmelitas, “Imagen vestida, imagen pintada”.

 

 

 

Himno y magna procesión final

La Piedad y el Amor, esta es la alianza en el camino que me acerca a Dios, que es la luz y es la voz de un pueblo que siente su dolor abrazando su cruz” reza y canta el estribillo del himno del congreso, del que es autor el músico Manuel Marvizón, autor también de letra con la colaboración literaria del periodista Carlos Herrera e inspirado en la oración oficial del Congreso, escrita por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses. Caminando en esperanza” es el título del himno, al igual que el del congreso.

Desde la primera hora de la tarde del domingo 8 de diciembre y hasta bien ya la tarde, las principales calles de Sevilla serán testigos de un magno desfile procesional extraordinaria con la participación de miles de fieles (para hacernos una idea, las 21.583 sillas que ha organización ofreció se vendieron hace ya más de una semana).

La procesión contará con la salida procesional de ocho veneradas imágenes de la piedad popular de la ciudad y diócesis de Sevilla. En concreto, son estas:  Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, Santísimo Cristo de la Expiración (Cachorro), María Santísima de la Esperanza Macarena, Nuestra Señora de la Esperanza de Triana, Nuestra Señora de Valme (Dos Hermanas), Nuestra Señora de Consolación (Utrera), Nuestra Señora de Setefilla (Lora del Río) y Nuestra Señora de los Reyes de la catedral hispalense.

 

El arzobispo de Sevilla explica el sentido del congreso

“Del 27 al 31 de octubre de 1999 tuvo lugar en Sevilla la celebración del I Congreso Internacional de Hermandades y Religiosidad Popular, a las puertas del Gran Jubileo del Año 2000. Han pasado 25 años, y, en vísperas de la celebración del Jubileo del Año 2025, nos disponemos a celebrar un nuevo congreso internacional que nos ayude a participar de un modo fructífero en el nuevo jubileo, y que sirva para actualizar las enseñanzas y orientaciones sobre la piedad popular, respondiendo a los desafíos pastorales del momento presente.

San Juan Pablo II nos obsequió con la carta apostólica “Novo millennio ineunte” al concluirse el gran Jubileo del año 2000. Se trata de un programa para la acción evangelizadora de la Iglesia en el nuevo milenio que comenzaba, invitando a remar mar adentro y a responder a los nuevos retos desde la confianza en Cristo y en la Iglesia. En diferentes ocasiones san Juan Pablo II había insistido en la importancia de la piedad popular y de las hermandades en la tarea de la nueva evangelización, y, del mismo modo, el Papa Benedicto XVI se refirió en numerosas ocasiones al papel de la piedad popular en relación a la nueva evangelización.

En la última Visita ad limina de los obispos españoles celebrada en enero de 2022, durante el encuentro con los obispos de Andalucía, Extremadura, Murcia e Islas Canarias, el Papa Francisco nos pidió expresamente estar cerca de las hermandades y cofradías reconociendo su aportación importantísima a vida de la Iglesia. Nos remitió a su exhortación apostólica “Evangelii gaudium”, y se refirió al número 48 de la exhortación apostólica “Evangelii nuntiandi” de san Pablo VI. El Papa Francisco insiste en la necesidad de una nueva etapa evangelizadora impregnada de la alegría del Evangelio, con la participación de todos los miembros de la Iglesia.

 

Papel capital de las hermandades en la evangelización

Recuerda monseñor Saiz Meneses que las hermandades, según se recoge en sus reglas, tienen una triple finalidad: culto, formación y caridad”. Desde esta finalidad identitaria, hermandades y cofradías han de existir también para evangelizar. Están llamadas a ser escuelas de vida cristiana, mensajeras de alegría y esperanza, auténticos hospitales de campaña. La dimensión evangelizadora es un elemento transversal que atraviesa las celebraciones, la formación, la caridad, las peregrinaciones, las procesiones y los cultos externos.

Y concluye el arzobispo hispalense: “Damos gracias a Dios porque las hermandades y cofradías son agentes y ámbitos privilegiados de transmisión de la fe, porque actúan como verdaderos cauces de la piedad popular, y asumen como fines propios la evangelización de sus miembros, el fomento de una vida más perfecta de los mismos, la realización de actividades de apostolado, la promoción de obras de caridad, y la dinamización del orden temporal con espíritu cristiano. Son herederas de un rico legado de devoción y tradición recibido del pasado, y siguen siendo escuelas populares de fe vivida y talleres de santidad, manteniendo cada vez con más firmeza y convicción la eclesialidad y la misión evangelizadora.

 

 

 

Cartel y logotipo

Así explica el cartel su autor, Manolo Cuervo: “Cuando el Arzobispado y el Consejo de Cofradías de Sevilla me hacen el encargo de realizar el cartel del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que se celebrará en Sevilla en diciembre del 2024, lo primero que me planteo es realizar una pintura utilizando imágenes propias de mi obra, con los elementos necesarios para que sea el cartel del Congreso de Hermandades Católicas, y al mismo tiempo diferenciarlo de la iconografía propia de los carteles dedicados a la Semana Santa”.

Y el autor del cartel cree que, para situar el congreso, “debe aparecer la imagen de la Giralda, ya que es un icono inconfundible, lo suficientemente atractivo y reconocido mundialmente”.  A la Giralda, la hace Cuervo flanquear con dos banderolas. La primera es de color amarillo, en referencia al color del Vaticano y en ella aparece una Cruz, símbolo universal del catolicismo. La segunda banderola es verde, color de la esperanza, en la que se sitúa un corazón, símbolo de la Virgen María y del amor fraternal.

“Tras estos elementos (prosigue Manolo Cuervo), aparece un mapamundi para poner en contexto el carácter mundial del congreso, así como las distintas maneras populares de la expresión religiosa del catolicismo en todo el mundo”

Por otro lado, y en relación con el logo, la imagen representa a la Iglesia como una barca que navega por el mar en la historia, y la luz, transparencia de Cristo, que ha de distinguir la vida de los discípulos.

Una llama verde esperanza ilumina el camino y se despliega en llamas de diferentes colores, en referencia a las hermandades sacramentales, de gloria y de penitencia.

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 29 de noviembre de 2024

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