Testimonio de Laura Benito

 

 

 

 

"Si mantuviéramos en nuestro entorno el ambiente de cordialidad, ayuda, amor y respeto que vivimos en Roma, no existirían tantos conflictos.”



Mi nombre es Laura Benito Gil, tengo 26 años, y me surgió la oportunidad de ir al Jubileo con la Parroquia de San Juan de Ávila de Guadalajara.

Mi primera motivación para ir al Jubileo fue mi hermana. Ella había participado en la JMJ de Lisboa y volvió encantada, por eso tenía ganas de vivir la experiencia con ella. Meses más tarde, la parroquia comenzó a organizar el viaje y fue providencia, que no suerte; que yo pudiera ir. Al volver tuve claro que ¡yo tenía que estar allí!

Peregrinaba con un grupo al que a penas conocía y la realidad fue que me sentí acogida como la que más, todo fueron palabras buenas, ayuda, gestos de amor, y el incansable acompañamiento y dedicación de D. Fidel y D. Santiago, los párrocos que nos acompañaban. Siempre les estaré agradecida por los días que pasamos en el Jubileo de 2025.

De esos días tan intensos en Roma me quedo con las homilías de los distintos días que celebramos misa, nunca antes me había concentrado tanto en una ni le había sacado tanto jugo. 

También me quedo con las alabanzas de “estos locos por Cristo”.  Jamás pensé que se podía cantar y alabar tantas horas al día, en tantos lugares y con tanta gente. El buen ambiente que se generó en la ciudad por ello fue un regalo de Dios. 

Otro momento que me guardo para siempre fue la visita que hicimos a Las Sisters, las Misioneras de la Caridad. En su casa nos dieron testimonio y nos recibieron y acogieron con los bazos abiertos. Nos repartieron a cada uno una frase de Madre Teresa de Calcuta con lo que Dios nos quería decir en ese momento. Fue muy especial.

El jubileo me ha regalado conocer a gente muy bonita unida por una misma y gran causa: Dios. 

Me quedo especialmente con una frase del Papa León XIV: “La amistad es el camino para la paz”. Si mantuviéramos en nuestro entorno el ambiente de cordialidad, ayuda, amor y respeto que vivimos en Roma, no existirían tantos conflictos y el mundo viviría más en paz. Esto es lo que me propongo tras el jubileo, con la ayuda de Dios, no encerrarnos en nosotros mismos y llevar la paz y los buenos actos a la vida cotidiana.
 
Finalmente podría resumir el Jubileo en que Dios nos ayudó en todo momento, su mano estaba ahí. 

Animo a todos los jóvenes a vivir este tipo de experiencias, que son muy enriquecedoras; y a repetirse en momentos de debilidad la siguiente frase: “El Señor es mi pastor, nada me falta”.

 

 

Juan Pablo Mañueco

(Escritor y periodista)

 

 

 

I.

CÁNTICO ESPIRITUAL AL MODO DE SAN JUAN DE LA CRUZ PERO COMPUESTO POR JUAN PABLO MAÑUECO en liras alcarreñas (búsquese por internet qué estrofa innovada es eso de las “liras alcarreñas”, estrofa métrica del llamado “realismo simbólico”).

 

 

¿Adónde te has ido, Cristo

que de vista de todos te marchaste,

sin ya habérsete visto,

después que te fugaste

de aquellos seres a quienes llamaste?

 

Dinos adónde entraste,

tras de tu éxodo súbito, imprevisto,

si en la Tierra dejaste

de amargura provisto

alma del rebaño que solo te ha entrevisto

 

¿Apenas fue tu luz

un raudo, alado, presto meteoro

que se clausuró en cruz,

nos privó del tesoro

que toda alma del rebaño y yo añoro?

 

Tu busca no demoro,

aun yendo en un oscuro contraluz,

con mi voz te rumoro

buscándote al trasluz

de quien tapado a ciegas busca en capuz.

 

Pregunto por los montes,

llanos, vegas, vergeles y riberas

ascendiendo horizontes,

ruego a ríos y fieras,

caminantes que cruzan las fronteras

 

con sus voces ligeras

pongan fin a mi subir los desmontes,

den fin a mis carreras,

me digan si somontes

o llanuras Le vieron en trasmontes.

 

¡Oh, arboleda y florestas

que Él mismo con certeza ha examinado

tan de belleza prestas     

luego las ha dejado

que aquí su paso noto enamorado!

 

Su aliento delicado

subió por estos valles y estas cuestas,

y de amor les ha hablado,

pasión que invita a gestas

de inquirir a Quien sabe las respuestas.

 

¿Quién a mí responderme

podrá si no fuese Él en su figura,

y quién podrá valerme

en medio de noche oscura

sin reposo hallar ni estancia segura?

 

Así mi voz procura

despertar el alma y vida que duerme

y ansía la ventura

de hacia ti ya volverme,

¡y en Ti vivir vida que jamás merme!

 

No quiero ya encontrarme

vicario, nuncio, enviado, mensajero,

sólo en Ti refugiarme

en tu albergue primero,

donde por estar ya viviendo… muero.

 

De modo que prefiero

salir por  montes y valles y entrarme

al divino sendero

donde podré llevarme,

y en la senda ya gloriosa en ti estarme.

 

Con nosotras retorna

insatisfechas mundanas criaturas,

nuestras dudas entorna.

Apórtanos venturas

que solo con tu presencia procuras.

 

De las dichas futuras

danos ya muestrario que nos contorna

a etéreas aventuras,

con tu luz nos adorna

y de tu paz serena nuestra alma orna.

 

Después que amor llenaste

en los ojos de quien tu gozo ha visto,

abajo nos dejaste,

dejaste el mundo, Cristo,

no nos llevaste al cielo en ti entrevisto

 

Si solo en ti existo

y el corazón al alma le robaste,

a ti en todo ya avisto.

¿Por qué no te llevaste

entero el robo dulce que robaste?

 

Véante ya mis ojos

pues anhelan estar en tu presencia,

que cesen los cerrojos

que cierran tu conciencia

y tienen a nosotros en tu ausencia.

 

Ninguna resistencia

hago a morir entre los rayos rojos

de tu amor, que es la esencia

de vivir sin rastrojos

una vida real libre de enojos.

 

La soledad que suena

por bosques y por ríos sonorosos,

con un sonido llena

trayendo los hermosos

sones que siento yo más poderosos.

 

-Con la esperanza, briosos

sones de vida y dicha y suerte plena

escucha en los preciosos

acuerdos en que atruena

mi voz de Amado al Alma que aún pena

 

Reina con la esperanza

ya la Esposa en el goce del Amado

y en su sabor alcanza,

el cuello reclinado,

los dones que el Esposo había hablado.

 

-Gocémonos, Amado,

el Uno y la otra ya en plena confianza

pues al fin te he hallado

por la senda que avanza

en eterno camino a la ESPERANZA.

 

(NOTA: El poema titulado “Cántico espiritual de Juan Pablo Mañueco” se lo dedico a José Ramón Díaz Torremocha, como expresión de mi sumo afecto por él, tanto a lo galaico como a lo madrileño y castellano)

 

 

II.

 

DÉCIMAS SONRIENTES A UN DIAMANTINO DIAMANTE

 

 

De la Puente hasta la Iglesia

y de la Iglesia a la Puente,

no es sólo hontanar, que es fuente

de recuerdo y no de amnesia.

Con Dios tan a gusto siente

que es una más de su gente,

que pasa junto al sagrario

cual diligente rosario

con la señal en la frente

del Amparo, a ella afluente…

 

Conductora que al volante

es diamantino diamante.

Desde la Iglesia a la Puente,

reza y labora… sonriente.

Ore por mí, de la Puente,

cada vez que ante la Amparo,

Virgen que ampara clemente,

vea el su hábito tan claro;

como un relámpago albo,

que aspira a hallarnos a salvo.

 

 

 

Juan Pablo Mañueco.

Premio CERVANTES de Castilla-La Mancha, 2016

 

 

 

Testimonio de Álvaro Espejo

 

 

 

 

Si esto no es del Señor, no puede ser de nadie

  

Me llamo Álvaro Espejo Moya, tengo 22 años y soy de la parroquia de San Juan de Ávila, perteneciente a la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.

He acudido al Jubileo de jóvenes en Roma, que se ha llevado a cabo del día 28 de julio al 3 de agosto. Hace ya 2 años que fui a la JMJ de Lisboa y fue una experiencia única. Es por ello por lo que, en parte, decidí participar de este gran acontecimiento que se vive cada 25 años. Además, después de un año en el que, a nivel personal, no ha sido de los mejores, quería volver a recuperar esa esperanza por las cosas, y creo que vengo renovado y con ganas de seguir luchando por todo lo que me proponga.

A lo largo del Jubileo he vivido muchas situaciones que me han sorprendido mucho y con las que me quedo para toda la vida: personas disfrutando por un mismo bien, gente ayudando a los pobres tanto a nivel físico como de espíritu, tantos jóvenes teniendo claro que el Señor nos quiere y que, si estamos cerca de Él, todo va a ir bien.

Pero, si tuviera que quedarme con un momento, sin duda sería el encuentro de españoles. Ver cómo tantos jóvenes compartimos juntos la Eucaristía, cómo tantos curas de las diversas parroquias de España podían vivir momentos únicos, que probablemente muchos de ellos no podrán volver a sentir, fue algo que me hizo pensar mucho y decir: “Si esto no es del Señor, no puede ser de nadie”. La plaza de San Pedro se abarrotó de gente con sed, sed de Dios.

Cuando vives este tipo de experiencias es muy fácil despistarte. Ir a un país nuevo, vivir diariamente rodeado de personas ajenas a ti y que conoces simplemente por tener en común a Dios te hace replantearte muchas cosas y, a la vez, ver lo agradecido que eres por ser cristiano. Si alguien me preguntara qué es lo que el Señor me ha regalado en este Jubileo, diría eso, además de dejármelo vivir en un momento en el que soy joven, pero tengo la madurez suficiente para no “despistarme”, permitirme conocer gente que profesa mi fe, que sepa que el Señor nos quiere siempre y que siempre va a estar a nuestro lado.

El Papa León XIV, el día de la vigilia, decía:

“Amaros los unos a los otros. Amaros en Cristo. Sabed ver a Jesús en los demás”

Y es que el Papa tiene tanta razón… Sobre todo a nosotros, los jóvenes, el Señor nos pide que salgamos a la calle, que enseñemos el amor de Cristo a tantas personas que no lo conocen y que sufren, que en ellas y en todas sepamos ver a Jesús.

Como he dicho antes, desde el principio del Jubileo fui con la intención de recuperar esa esperanza, esas ganas por las cosas en general, y lo he hecho. Aunque, estando aquí y recapacitando acerca de toda la semana, me quiero proponer un compromiso, y sería el de no dejar que la vida pasara a mi lado. En muchos momentos estamos en piloto automático y no nos damos cuenta de que la vida es muy corta para regalarla. Como decía Carlo Acutis:

“Podemos vivir como originales o morir como fotocopias”

Y yo de este Jubileo quiero sacar eso: vivir la vida, disfrutarla, no quedarse en los malos momentos, en el qué pasará, tratar de dejar todas esas cosas que nos hacen pensar demasiado, esos pensamientos que no nos dejan ver que la vida es mucho más que eso.

Para terminar, quería que este pequeño testimonio que he escrito les sirva a otros jóvenes para preguntarse qué es lo que quieren, jóvenes que estén con miles de preguntas que salgan a buscar respuestas, jóvenes que no estén del todo conformes con sus grupos de amigos, que no compartan su fe, que incluso se les juzgue… que vean que hay mucha gente fuera de esos círculos, que sí creen en Dios y que estarían encantados de hablar y de compartir aquello que viven.

El Jubileo ha sido un viaje único, y ojalá muchos jóvenes puedan llegar a vivir algo así. A los que lo hayan hecho, decirles que no se queden solo en esto, que salgan y proclamen al Señor; a los que no lo han podido hacer, explicarles que el Señor tiene un camino para cada uno, que abran su corazón y traten de escuchar al verdadero AMOR y que, como decía la Madre Teresa, tengan claro que:

“Donde hay amor, hay paz, alegría y unidad”.

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

La Causa de beatificación, concluida su fase diocesana, es trasladada a la Santa Sede, al Dicasterio para las Causas de los Santos, para que determine los siguientes pasos

 

 

 

 

 

El sábado 26 de julio fue la clausura diocesana de la Causa de canonización del obispo don Eustaquio Nieto Martín y 45 compañeros mártires de 1936-1939, asesinados en la diócesis también por odio a la fe. La misa correspondiente fue en la capilla mayor de la catedral, a las 11 horas. Presidió el obispo don Julián Ruiz Martorell. Concelebraron el obispo emérito de nuestra diócesis, don Atilano Rodríguez Martínez; y el obispo de Cuenca, don José María Yanguas Sanz; y algo más de 40 sacerdotes. Participaron en la eucaristía más de doscientos fieles.

Concluida la santa misa, que duró hora y cuarto, procesionalmente, precedidos de la cruz del Año Jubilar 2025 y cantando las letanías de los santos, obispos, sacerdotes, consagrados (había religiosas Ursulinas y Adoratrices) y fieles se trasladaron al trascoro de la catedral, ante el altar de la Virgen de la Mayor, patrona de Sigüenza, espacio próximo a la capilla de la Anunciación (también llamada de la Purísima o de la Inmaculada), donde está enterrado el obispo don Eustaquio.

Durante la siguiente hora y media (de 12:15 a 13:45 horas) discurrió el acto institucional y canónico de clausura de la fase diocesana de esta causa de canonización y beatificación y declaración de martirio.  En este tiempo, se presentaron las semblanzas biográficas esenciales de los integrantes en la Causa; se explicaron los pasos a dar a partir de ahora; se procedió al sellado y lacrado visible de los documentos; se hizo público al nombramiento por parte del obispo diocesano de los encargados de hacer llegar esta documentación a la Santa Sede, con el correspondiente juramento de las personas nombradas al efecto; etcétera, amén de momentos para la oración y algunos cánticos religiosos e intervenciones del obispo.

 

Mártires en España de 1931 a 1939

 Se estima que, en España, entre 1931 y 1939, fueron martirizados unos diez mil cristianos. De ellos, 2.128 mártires españoles ya han sido beatificados, de los cuales once han sido también canonizados.

Nueve son obispos, 391 sacerdotes seculares o diocesanos, 1.557 religiosos (incluidos religiosos sacerdotes, religiosos no sacerdotes y religiosas), 1 diácono y 1 subdiácono seculares y 174 seglares, incluidos 20 seminaristas

 

Semblanza del obispo don Eustaquio

Eustaquio Nieto Martín (Zamora, 12 de marzo de 1866-Estriégana, 27 de julio de 1936) fue de obispo de Sigüenza desde 1917 hasta 1936. Fue el primero de los trece obispos asesinados durante la Guerra civil española, víctima de la persecución religiosa.

Estudió en Zamora y en Toledo, obteniendo los grados de doctor en Teología y licenciado en Derecho Canónico. Fue sacerdote diocesano de Madrid, cuya parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de Goya erigió y sirvió. Había sido ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1891, en Arévalo (Ávila), y consagrado obispo, en Madrid, el 27 de diciembre de 1916.

Atrozmente martirizado en la noche del 26 al 27 de julio de 1936, sus restos mortales fueron sepultados en la ermita de San Roque en Alcolea del Pinar, y trasladados, tras la Guerra Civil, a la catedral de Sigüenza en 1946, en la capilla de la Inmaculada o de la Anunciación.

En enero de 1959 y fruto de una suscripción popular, don Eustaquio fue, finamente, enterrado en un magnífico mausoleo neogótico esculpido al efecto por el reputado escultor zaragozano Ángel Bayod Usón (1899-1979). Fue el mismo don Eustaquio quien había expresado su voluntad de ser enterrado en la capilla catedralicia de la Anunciación, también llamada de la Purísima o de la Inmaculada, en razón de su gran devoción y amor a la Inmaculada Concepción de María.

 

 

Lema y escudo episcopal de don Eustaquio

 La frase latina “Misericordias Domini in aeternum cantabo ("Las misericordias del Señor cantaré eternamente", salmo 89:2) fue el lema episcopal de don Eustaquio, lema que, además, como es habitual, insertó dentro de su escudo episcopal.

Las armas heráldicas del escudo de don Eustaquio estaban compuestas por cuatro cuarteles, verticales y del mismo tamaño cada uno. Arriba a la izquierda, según miramos, aparece una imagen del Buen Pastor, con un cordero en los brazos y otro en los pies. El cuartel superior de la derecha muestra a la Inmaculada Concepción de María, titular de la parroquia madrileña que erigió y regentó en Madrid antes de ser nombrado obispo de Sigüenza. Los cuarteles inferiores aluden a su Zamora natal: el tercero, un brazo cubierto de armadura de plata, que evoca a Viriato (180-139, antes de Cristo), zamorano; y el cuarto, un castillo sobre un puente, que hace memoria de la batalla de Alange, del año 1230, con la victoria de los cristianos de León y de Zamora frente a las fuerzas musulmanas, en este lugar de Badajoz, a las orillas del río Guadiana.

        

Los otros 45 integrantes de la Causa 

La Causa está integrada por 46 personas: el obispo don Eustaquio, 31 sacerdotes diocesanos, 1 fraile agustino, 4 religiosas adoratrices, un padre jesuita, seis laicos y dos laicas.   

Julio Eugenio Flores Molina nació en Villapalacios (Albacete) y era párroco de Romancos y Archilla, en la hora del martirio. Natural de Pastrana y párroco de Trijueque, era Pedro Fraile Fraile. Nacido en Las Inviernas y párroco de Mohernando en la hora del martirio era Sebastián García Cortijo. Nacido en Mandayona y párroco de Mirabueno, era Prudencio Marcial Gil Ayuso.

De Hiendelaencina, Santa Olalla (Toledo), Yunquera de Henares y Campillo de Dueñas eran Lorenzo Gismera Cortezón, Juan Bautista Gómez Bajo, Julián González Herrera y Casimiro Herranz Martínez, párrocos y mártires en Jirueque, Valdepeñas de la Sierra, Casa de Uceda y Garganta de los Montes (Madrid), respectivamente.

Joaquín Epifanio López Muñoz era natural de Cuenca y era el párroco de Salmerón en la hora del martirio. Otro sacerdote en la Causa, en 1936 párroco de Santiago de Guadalajara y arcipreste de la ciudad, fue Francisco Silvano Mariño Ortega, natural de Benavente (Zamora). Párroco de Torija era Julián Muñoz Gamo, nacido en Ciruelas.  Párroco de Yunquera de Henares y natural de Trijueque era Mariano Navalpotro Cerrada. Oriundo de Trillo, aunque nacido en Madrid y párroco de Valdemoro fue Salvador Ochaíta Batanero. Nacido en Vitoria y párroco de Brihuega era Ángel Andrés Ríos Ravanera.

En Maranchón, Romanones, Solanillos del Extremo, Argecilla, Fuentelviejo y Valfermoso de las Monjas, respectivamente, nacieron Pedro Rubiales Aragonés, Feliciano Sánchez Pérez, Pablo Santos Díaz, Alejandro Valentín Barahona, Nicolás Vaquero Moreno y Valentín Yusta Encabo, a su vez, párrocos, también respectivos, de Mandayona, Marchamalo, Solanillos del Extremo, Gárgoles de Abajo, coadjutor de Santa María de Guadalajara y capellán de monjas en Madrid.

 

Chiloeches y Cañizar

Dos de los sacerdotes que integran la Causa nacieron en Chiloeches: los hermanos Eulogio y Julio Cascajero Sánchez, ambos destinados en Guadalajara al ser martirizados en la saca de la cárcel de Guadalajara del 6 de diciembre de 1936. Por su parte, Deogracias García Fernández, natural de El Casar de Escalona (Toledo), era el párroco de Chiloeches, en 1936.

Otros dos eran naturales de Cañizar. Se trata de Bernardo Blas Sevilla y Germán Llorente García, el primero era coadjutor de San Nicolás el Real de Guadalajara al recibir el martirio y el segundo, coadjutor de Brihuega.

 

Sigüenza con un sacerdote y un laico

 Aunque nacido en Mochales, también se le puede considerar seguntino a Florentino Laureano García Andrea, canónigo de la catedral y secretario del Obispado. Era tío de la beata mártir carmelita descalza sor Teresa del Niño Jesús. Fue martirizado en Sigüenza.

También en Sigüenza, su ciudad natal, fue el lugar del martirio del laico Eulogio Fausto Coterón Martínez, terciario franciscano, miembro de las Conferencias de San Vicente de Paúl y de la Adoración Nocturna, comerciante y esposo y padre de cuatro hijos.

 

Dos hermanos de Guadalajara y la santera de la Antigua

 

Hijos de Hermenegildo y de Jorja, propietarios de una fábrica de jabón, padres de familia numerosa, dos de sus hijos fueron martirizados: el sacerdote Alejandro y Ángel Martínez Somolinos, este, junto a otros de sus hermanos, fundador de la Acción Católica en Guadalajara.

Y también era de Guadalajara la santera de Nuestra Señora de la Antigua, patrona de Guadalajara, Luisa Megina Zopico.

 

Notable presencia de Budia

Los sacerdotes Antonio Mayor Bermejo nació en Budia y fue párroco del vecino Durón durante 35 años; y Guillermo Mayor García, también de Budia y párroco de Gárgoles de Arriba.

El laico Juan Martínez Bermejo también era de natural de Budia. Era agricultor. Padeció el martirio en la saca de la cárcel de Guadalajara. Y era, asimismo de Budia Felicitas Bermejo Henche, martirizada, cerca de Brihuega, el 15 de agosto de 1936.

Y también el párroco de Budia fue martirizado y su causa está incluida en este proceso. Nacido en Sagides (Soria), se trata de Braulio Lozano Tomás. Igualmente, está incluido en la Causa el coadjutor de Budia y catedrático de instituto Domingo Molina Alcalde, nacido en Pavones (Soria).

 

Un agustino, un jesuita y cuatro adoratrices

En Anguita, nació el fraile agustino Tomás Bermejo Valenciano, mártir en tierras vizcaínas el 26 de abril de 1937.

El padre jesuita era José Pedrodomingo Cotayna, natural de Guadalajara, asimismo víctima martirial de la saca de la cárcel de Guadalajara.

Las adoratrices son las hermanas Pilar Brissa Gurmendi, Felisa González Gómez, Petronila Hornedo Huidobro y María del Rosario Marcos Alcocer, naturales, respectivamente, de Madrid, Santa María de Nieva (Segovia), Santander y Covarrubias (Burgos).

 

Tres laicos más

 Son los militares José Augusto Córdoba Aguirregabiría, natural de Madrid; y Alberto Albiñana Zaldividar, nacido en Lérida. Y, por último, Enrique Alberto del Amo del Amo, nacido en Auñón, mártir en Guadalajara.

Con ellos se completa la relación, arriba ya indicada, de las 46 personas de la Causa: el obispo don Eustaquio, 31 sacerdotes diocesanos, 1 fraile agustino, 4 religiosas adoratrices, un padre jesuita, seis laicos y dos laicas.

 

Publicado en Nueva Alcarria el 22 de agosto de 2025

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