Por Alfonso Olmos Embid

(Director de la Oficina de Información)

 

 

 

 

 

 

Con la apertura de la Asamblea Sinodal, el pasado 25 de febrero en la contcatedral de Guadalajara, se ha iniciado la fase final del Sínodo. Perecía que no iba a llegar nunca. Los estragos de la pandemia también truncaron, en parte, la vitalidad de esta iniciativa eclesial propuesta por el ahora obispo emérito, Atilano Rodríguez.

Muchos, como manifestaba nuestro obispo, Julián Ruiz, en la eucaristía solemne en Santa María, “conectaron con entusiasmo y secundaron el proyecto, pero el paso del tiempo y el peso de la pandemia disminuyeron el ánimo y el esfuerzo. También ha habido un grupo de personas generosas que han perseverado y han permanecido fieles a pesar de todas las dificultades y contratiempos”, a todos, el obispo, públicamente dio las gracias.

En este momento de reuniones, oraciones y votaciones, “es preciso pasar de estar desactivados a ser miembros activos”, seguía diciendo el prelado. Solo de esa forma seremos fieles al Espíritu, que se quiere hacer presente para mostrarnos el camino que tenemos que seguir en los próximos años.

Por eso, aunque estas celebraciones y asambleas son, aparentemente, el culmen del proceso sinodal, no es así. Ahora se inicia un tiempo nuevo en el que tendremos que asumir, con madurez, lo que muchos han ido proponiendo desde la reflexión, la oración y el diálogo. Ahora es el tiempo del Espíritu. Ahora es el tiempo de la docilidad y, cómo no, de ponerse de nuevo en camino, juntos, para hacer realidad este sueño de comunión.

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Hoy, primer viernes de marzo, es la fiesta de esta popular advocación de Jesucristo, con presencia en la diócesis y cuya historia, azarosa, recorremos en este artículo

 

 

 

 

El Cristo de Medinaceli, también conocido como Nuestro Padre Jesús de Medinaceli o Jesús Nazareno Rescatado (cautivo, rescatado y hasta exiliado…), es una imagen de Jesús de Nazaret que evoca el momento de su Pasión cuando Pilato lo presenta al pueblo: Ecce, homo” (“Ahí, tenéis al hombre”). Es también popularmente conocido como el Señor de Madrid y hasta como el Señor de España. Se desconoce el autor de la talla, espléndida, aunque pertenece a la escuela sevillana del cordobés Juan de Mesa o de sus discípulos Luis de la Peña o Francisco de Ocampo. La imagen data de los primeros años del siglo XVII y mide 1,73 de altura.

Su iconografía es llamada “de la Sentencia”: el momento en que Cristo es sentenciado a la pena capital, en concreto a la crucifixión. Es de talla completa para vestir, constando simplemente de un paño de pureza. Tiene una extraordinaria mirada, de gran belleza y muy sugerente, que refleja un gran sufrimiento y una gran paciencia. La talla está encorvada por el dolor de espalda producido por la flagelación que el Señor acaba de recibir antes de la sentencia.

Para las grandes ocasiones, como el primer viernes de marzo y la procesión del Viernes Santo, Jesús de Medinaceli luce una corona de oro macizo de medio kilo de peso piedras preciosas incrustadas, regalo en la década de los 50 del siglo XX de los joyeros madrileños.

 

 

Siglo XVII: de Marruecos a Madrid

A comienzos del siglo XVII, esta tan venerada imagen fue llevada por los frailes menores capuchinos desde Sevilla a la Mámora (Marruecos), enclave tomado por España en 1614, a fin de que recibiera culto por parte de los soldados y pudiera ser empleada de cara a la evangelización de los nativos musulmanes.

Sin embargo, en abril de 1681, cayó la ciudad, y con ella la imagen, en manos del sultán Muley Ismail, que decide enviarla a la ciudad de Mequinez, que se estableció entonces como capital de Marruecos, como muestra de la victoria musulmana. En Mequinez, es arrastrada y tirada por las calles para que la gente pudiera mofarse de ella. Un padre trinitario, fray Pedro de los Ángeles, al ver lo que estaba sucediendo, decide hablar con el sultán para recuperar la imagen. Al efecto, el padre trinitario ofrece tanto oro como el que pesara la imagen. Cuando iba a ser pesada, de forma milagrosa redujo muchísimo su peso, ante el enfado del rey musulmán. Y la compra de la imagen hubo de ser tasada en 30 monedas de plata, siendo adquirida por los padres Trinitarios. Prueba de ello es el escapulario con la cruz trinitaria (roja y azul) que lleva la imagen.

Este escapulario, a su vez, se va a convertir en el salvoconducto que permita pasar la imagen a tierras cristianas y que significaba que los Trinitarios habían pagado por ella. En el verano de 1682, la imagen llega a Madrid, tras haber pasado por Tetuán, Ceuta, Gibraltar y Sevilla.

En Madrid, fue recibida con gran devoción, y para su llegada se organizó una multitudinaria procesión. La imagen empieza a ser conocida y venerada como Jesús del Rescate.

La imagen del Nazareno Rescatado fue entronizada en el altar mayor de la iglesia del convento, hoy desaparecido, de los Trinitarios. Sin embargo, el Ducado de Medinaceli cedió en 1686 un terreno colindante al convento para la construcción de una capilla adyacente, siendo trasladada la talla hasta esta nueva ubicación en 1689. Y es precisamente de sus benefactores de donde toma su nombre actual el Cristo de Medinaceli.

Mientras tanto, en Madrid se afianzaba el fervor y los Trinitarios consiguieron incorporar al Nazareno en las procesiones del Viernes Santo en 1697.

 

En el siglo XVIII, ya el Señor de Madrid

El 16 de marzo de 1710 fue fundada la Ilustre y Nobilísima Congregación de Esclavos de Jesús Nazareno, con el IX Duque de Medinaceli, Luis Francisco de la Cerda y Aragón, como hermano mayor. El principal motivo de la constitución de la cofradía fue rendir culto a la talla del Cristo y alumbrarla en la procesión del Viernes Santo. Hoy en día, su actividad continúa en la figura de la Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Cristo de Medinaceli.

Durante el siglo XVIII, se llevó a cabo una ampliación de la capilla de Jesús de Medinaceli y hasta el propio convento de los Trinitarios cambió su advocación de Nuestra Señora de la Encarnación por el de Jesús Nazareno.

 

Convulso siglo XIX y peregrinaje por iglesias de Madrid

Con la ocupación de los franceses y la Guerra de la Independencia, la talla abandonó su ubicación original en 1809 y fue trasladada al Convento de los Padres Basilios, actual iglesia de San Martín, en la Plaza de la Luna (llamada ahora Plaza Santa Soledad Torres Acosta). En 1814, volvería a su capilla, que, al igual que el resto del conjunto, había sufrido importantes desperfectos, por los que el convento y templo trinitario tuvo que ser reedificado.

En aquellos años, el rey Fernando VII inauguró la tradición de que la Familia Real acudiera a venerar también al Nazareno en la celebración del primer viernes de marzo, un gesto que se mantiene en la actualidad. Este detalle también explica que la Archicofradía tenga el título de Real.

Pero también llegaron nuevos problemas como consecuencia de desamortización del ministro liberal Juan Álvarez de Mendizábal (1836). Así, el histórico convento e iglesia de los Trinitarios Descalzos de Madrid, sede original de Jesús de Medinaceli, fue desamortizado y exclaustrado.  Y la talla del Nazareno fue trasladada a la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, en la Calle San Bernardo, y posteriormente a la iglesia de San Sebastián, en la calle Atocha. En 1847, la imagen pudo regresar a su tiemplo original. Sin embargo, el deterioro del edificio era muy preocupante y hasta imparable.

Por ello, finalmente en 1890 se decidió su derribo, cediendo los terrenos el Ducado de Medinaceli a la comunidad de Padres Capuchinos, que habían visto perder su cercano convento de San Antonio del Prado. Y en este lugar, muy cerca del Congreso de los Diputados, en la calle Jesús, desde el 8 julio de 1895, se halla la tan venerada imagen.  

De este modo, además, los Capuchinos se reencontraron con la talla del Nazareno que perdieron en Marruecos en 1681. El convento y la nueva iglesia fueron consagrados en 1930. Y pronto se convirtió también en parroquia. Más adelante, el 1 de septiembre de 1973, el Papa San Pablo VI elevó el templo al rango de basílica menor. Los Capuchinos regalaron al Papa una copia de la imagen y Pablo VI mandó una bendición especial, recomendando el beso de su pie.

 

Guerra Civil, nuevo y oculto peregrinaje, exilio, regreso

Ante la inminente Guerra Civil (1936-1939), los Padres Capuchinos se vieron en la obligación de abandonar nuevamente el convento en febrero de 1936, escondiendo la talla en un cajón de madera, envuelta en sábanas, en la cripta de la iglesia. Allí fue donde el bando republicano la encontró en febrero de 1937, y tras estar a punto de convertirla en astillas para poder calentarse-... ¡!, finalmente decidieron entregarla a la Junta Nacional del Tesoro Artístico. Tras pasar por el Ministerio de Hacienda o por la basílica de San Francisco El Grande, metido en un ataúd y rodeado de cadáveres, el Cristo de Medinaceli emprendió viaje a Valencia.

La talla del Nazareno madrileño permaneció en la Iglesia del Colegio del Patriarca, en Valencia, hasta agosto de 1937, y de allí continuó su camino hasta Cataluña, junto a otras muchas obras de arte. Los fosos del Castillo de Figueres o el Castillo de Perelada fueron algunos de los lugares en los que permaneció custodiada, hasta que finalmente el 3 de febrero de 1939 se decide su traslado, junto al resto del Tesoro Artístico, a la sede de la Sociedad de Naciones, en Ginebra (Suiza). El Cristo de Medinaceli iba en el primer camión, encabezando la comitiva que salió de España el 12 de febrero.

Pero pronto finalizó la Guerra Civil. Y el 14 de mayo de 1939 la villa de Madrid volvía a reencontrarse con su Señor. En una multitudinaria procesión, que hay quienes califican como del «segundo rescate», recorrió las calles desde el monasterio de la Encarnación hasta su templo de la calle Jesús. Se ponía fin al exilio del Nazareno, cerrando un nuevo capítulo de su trepidante historia.

 

Décadas de paz, piedad y prosperidad

En 1945, Francisco Palma Burgos realizó un soberbio trono procesional para el Nazareno. A partir de los años 40 y 50, comienza la expansión del culto de Jesús Medinaceli a otros lugares. Y la archicofradía primaria logró potestad de agrupación a cuantas asociaciones del mismo nombre y título, erigidas en el territorio nacional, así lo solicitasen, llegando a la actualidad a contar con más de medio centenar de cofradías agregadas en España (entre otras, en Guadalajara), que suman a más de ocho mil cofrades afiliados a ellas. Todo ello sin contar los cientos de miles de devotos de Jesús de Medinaceli.

En 1996, la talla fue objeto de un minucioso trabajo de restauración a cargo de Bellas Artes. En agosto de 2011, participó en el magno Vía Crucis de la Jornada Mundial de la Juventud, presidida por el Papa Benedicto XVI.

En octubre de 2019, recorrió las castizas calles de la capital para conmemorar el 80 aniversario de su segundo rescate, con una procesión extraordinaria que tuvo lugar desde la catedral de la Almudena y hasta su basílica.

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 1 de marzo de 2024

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Tras ella, cuatro asambleas generales, los días 2 y 16 de marzo y 13 y 27 de abril, estudiarán las propuestas de los cuatro cuadernos trabajados por los grupo

 

 

 

 

Nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara está convocada este domingo 25 de febrero, pasado mañana, a la misa de apertura de la fase final del sínodo diocesano. La misa, presidida por el obispo, será a las 19 horas en la concatedral de Santa María de Guadalajara. Al final de la misma, prestarán su juramento de fidelidad las personas (entre 160 y 180, a la hora de redactar estas líneas) que formarán parte de las cuatro asambleas sinodales previstas.

Y es que, en efecto, el 25 de febrero y el 23 de junio enmarcan la fase final del sínodo diocesano. Lo hará con sendas celebraciones diocesanas, en febrero, el domingo 25, la de la apertura de la Asamblea Sinodal, en la concatedral de Guadalajara, a las 19 horas; y en junio, la solemne clausura del Sínodo con eucaristía en la catedral de Sigüenza a las 19 horas del domingo 23.

Entre ambas fechas discurrirán las cuatro asambleas generales que estudiarán las propuestas de los cuatro cuadernos trabajados por los grupos en la primera fase sinodal: el 2 de marzo, el cuaderno “Llamados”; el 16 de marzo, el titulado “Desafiados”; “Evangelizamos”, el 13 de abril; y “Servimos”, el 27 de abril. De estas asambleas saldrán las síntesis a presentar al obispo para su aprobación, documentos que han de formularse durante mayo y junio.

El calendario establecido marca también tres jornadas especiales de oración por el Sínodo. Son los jueves 29 de febrero, 21 de marzo y 2 de mayo.

 

 

Convocado por don Atilano, confirmado por don Julián

El Sínodo diocesano de Sigüenza-Guadalajara fue convocado en 2018 por el obispo don Atilano Rodríguez Martínez. Una vez que este, por razones de edad, dejó el gobierno diocesano, el 23 de diciembre, en manos de don Julián Ruiz Martorell, el nuevo obispo confirmó oficialmente, vía decreto, el 6 de enero de 2024, el sínodo, en el punto en que éste se hallaba.

Por ello, este artículo de NUEVA ALCARRIA hace anuncio, de un lado, del comienzo de esta fase final del Sínodo, y, de otro lado, hace memoria del camino recorrido desde 2018.

 

En 2018 y 2019, anuncio, convocatoria, presentación, gran encuesta

El jueves 17 de mayo de 2018 el obispo de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez Martínez, anunció al consejo presbiteral su voluntad de convocar un sínodo diocesano. Posteriormente, fue reiterando en otros organismos y foros diocesanos esta decisión y procedió a dar los primeros pasos, firmando el decreto de convocatoria del sínodo con fecha 8 de septiembre de 2018.  Y con esa misma fecha, don Atilano escribió la carta pastoral titulada “¿Para qué un Sínodo?”.

Asimismo, tuvo lugar la creación de la Secretaría General del Sínodo (con el sacerdote Ángel Luis Toledano Ibarra, párroco de San Diego de Guadalajara, al frente) y de seis comisiones sectoriales de trabajo (Teológica, Canónica, Litúrgica, Pastoral y de Comunicación y Publicaciones). El sínodo diocesano fue abierto, con una solemne y muy concurrida eucaristía en la catedral (más de un millar de personas) el 2 de diciembre de 2018.  Asimismo, el obispo creó el consejo de dirección con sínodo, con una comisión permanente.

En su ya citada carta pastoral de septiembre de 2018, don Atilano definía con estas palabras lo que es un sínodo diocesano: “el sínodo diocesano, que es el culmen de las estructuras de participación de los miembros de una diócesis, tiene que ser, ante todo, un acontecimiento de gracia. Por medio del sínodo, el Pueblo de Dios que vive y actúa en una diócesis es convocado y congregado por el mismo Señor, bajo la guía del obispo diocesano, para plantear los principales desafíos pastorales, para buscar juntos los caminos a recorrer en la misión y para cooperar activamente en la toma de las necesarias decisiones, desde una actitud de sincera escucha del Espíritu Santo”.

En 2019, se fueron elaborando el reglamento sinodal, la misión del consejo sinodal, los materiales divulgativos, didácticos y pastorales, el lema –“Vívelo”-, la oración oficial, y una gran encuesta previa, con 169 preguntas y que fue respondida por 5.515 personas. Se hizo un elenco y clasificación de los temas que, según los encuestados, más apremiaban a la misión evangelizadora en el aquí y ahora de nuestra diócesis. Y se dejó todo preparado para una nueva gran cita: 25 de enero de 2020 con la presentación oficial de los grupos sinodales (entonces, 186 grupos, 2.176 personas inscritas) y la entrega del cuaderno cero para el trabajo sinodal en grupos.

 

En 2020 y 2021, sínodo en pandemia

En enero y febrero de 2020, junto al referido gran acto del 25 de enero, se eligieron cuatro grandes de temas para trabajar en grupos y seguir caminando sinodalmente y se designaron los ponentes; se redactó, ya en plena pandemia, el cuaderno 1; se elaboró un calendario concreto para este itinerario sinodal; se marcaron plazos y fechas; crecía el interés, la sensibilización y hasta el entusiasmo…

Pero llegó el 15 de marzo de 2020 y el Sínodo comenzó una etapa nueva e imprevista, pero, a buen seguro, no por ello menos fecunda, aunque haya sido y siga siendo etapa de “catacumbas” –por denominarla de alguna manera- o de alargada espera pentecostal, muchas veces, hasta doliente. Y en medio de todo ello, desde la voluntad de que la llama del Sínodo no se apagará se trabajó en el himno sinodal oficial y en otras canciones y en nuevos y sencillos nuevos materiales de reflexión: Y hasta se hizo que esta llama luciera en una mascarilla…, en una edición de 1.325 mascarillas de color negro con el logo, leyenda y lema del Sínodo.

Doce fichas sinodales distintas durante el primer semestre de 2021, una vigilia extraordinaria de oración el 22 de abril, la publicación de un disco con ocho canciones más el himno sinodal diocesano oficial, cuyo autor es Lorenzo Sánchez, una columna mensual en  “EL ECO”, escrita por el secretario del Sínodo diocesano, Ángel Luis Toledano, un encuentro telemático diocesano el 19 de junio de 2021, varias cartas del obispo sobre el tema, distintas reuniones del consejo de dirección del sínodo y otras actividades varias fueron algunas de las maneras mediante las cuales el Sínodo diocesano siguió vivo, activo y presente entre nosotros en 2021.

 

Y entretanto, el Sínodo universal, otoño 2021

Además, nuestra diócesis se sumó, en otoño de 2021, como no podía ser de otro modo, a la convocatoria del Papa Francisco de llamar a todas las diócesis de la Iglesia a ponerse en camino y trabajar en fases diocesanas ante el Sínodo de los Obispos de octubre de 2023 y, en una segunda fase, de octubre de 2024, sobre el tema “Por una Iglesia sinodal. Comunión, participación, misión”.

La catedral seguntina acogió el 17 de octubre la misa de apertura de esta fase en nuestra diócesis del sínodo universal. Presidió don Atilano, quien, en la víspera, el sábado 16 de octubre, impartió un retiro sobre la sinodalidad en la concatedral de Guadalajara. Este mismo retiro lo predicó también nuestro obispo a todos los sacerdotes reunidos por arciprestazgos, así como en otros foros.

Desde entonces, 16 y 17 de octubre, y hasta el 30 de noviembre, las dos fichas de consulta propuestas desde la Secretaría General del Sínodo de los Obispos fueron trabajadas en las parroquias, comunidades y grupos sinodales de la diócesis. Y el resultado de este trabajo se ha presentado este pasado miércoles, día 2 de febrero fiesta litúrgica de la Presentación del Señor y Jornada de la Vida Consagrada.

Concluido el tiempo de la consulta, se recibieron 80 respuestas grupales llegadas de toda la geografía diocesana. Y como queda dicho, el miércoles 2 de febrero de 2021, en la concatedral de Guadalajara, a las 19 horas, se entregó al obispo diocesano el resultado de la consulta solicitada por el Sínodo universal y el obispo la hizo llegar a la Conferencia Episcopal Española (CEE), que, en el 11 de junio de 2021, celebró una asamblea nacional de recapitulación y presentación de las conclusiones llegadas de la diócesis y que fueron enviadas a la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.

 

20 temas distribuidos en cuatro bloques temáticos

A la luz, como ya se dijo, de las respuestas a la gran encuesta sinodal del verano de 2019, el consejo de dirección del sínodo, presidido por el obispo, concretó en los 20 temas más solicitados los asuntos a abordar por el sínodo, primero en los grupos sinodales, y más adelante, con las aportaciones de los grupos y las correspondientes mesas de ponencia, en la asamblea sinodal.

Los 20 temas se agruparon y distribuyeron en cuatro grandes bloques temáticos. El primero llevó por título “Llamados” y tenía como referencia bíblica la frase san Pablo en su segunda carta a Timoteo, capítulo 1, versículo 16, “Reaviva el don que hay en ti”. El subtítulo de este primer bloque fue “Mirada hacia dentro”. Cinco temas, con dos secciones cada uno, en total, diez, fueron abordados en el cuaderno: la vocación, los fundamentos de la fe, la espiritualidad cristiana, la coherencia fe-vida y la comunión eclesial. Entre febrero y junio de 2022, los grupos sinodales en toda la diócesis trabajaron en estos temas.

El segundo bloque temático, titulado “Desafiados”, incluyó otras cinco temáticas pastorales: jóvenes, mujer, alejados, nuevas formas de unión y otros colectivos y ecología. “Jesús, mirándolo lo amo”, frase del evangelio de san Marcos, capítulo 10, versículo 21, es su lema o inspiración bíblica. La frase corresponde al diálogo entre Jesús y el joven rico. “Algunos desafíos” fue el subtítulo del bloque segundo. Fue trabajado en los grupos sinodales de octubre de 2022 a enero de 2023.

“Evangelizamos. Retos evangelizadores” es el enunciado del tercer bloque, cuya referencia o lema bíblico es “Sois la luz y la sal del mundo” (cfr. Mateo, 5, 13a.14ª). Sus cinco temas concretos son estos: familia, laicos, mundo rural, formación cristiana y celebración de la fe. Fue trabajado por los grupos sinodales entre febrero y junio de 2023.

Por fin, el cuarto bloque de temas reza “Servimos. Acción social y vida pública”. Su referente bíblico es la frase del evangelio de san Juan “Para que tengan vida…” (Jn 10,10). Y su temario incluye estas cinco cuestiones pastorales: pobreza, pastoral de la caridad, solidaridad, vida pública y comunicación.  Ha sido trabajado en los grupos sinodales entre octubre y diciembre de 2023.

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 23 febrero de 2024

Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

                                                                                   

Morus rubra, morus rubra
que estás frente a San Ginés,
eres fruta el mes de mayo
del árbol que está a tus pies


y casi todo el que pasa
muestra en ti grana interés…
Los unos por verdes hojas,
otros por moras que des
y que las recogen todos
y hacia el templo van de 


Morus alba, morus alba
que al otro lado se ve,
que floreces en abril.
al lado del gran ciprés


y que en mayo ya maduras
primaveral feligrés,
con seda alimentaria
vegetal y suave piel.
Adentro voy de la iglesia
blanca, la de San Ginés.
 

Morus nigra, morus nigra
ancha sombra de mujer,
revestida de hojas negras
y más morena su tez.


Oscura en color morado.
Hoy junto a ti me paré
y escuché el aire diciendo:
id y entrad a San Ginés,
que las campanas os llaman;
luego, mi fruta… comed”.
 

Morus glauca, morus glauca
verde claro tu querer,
la morera de Castilla
que hasta América se fue


por ondas de mar salada
y así te pudo traer.
Morus glauca de Castilla,
andino vuestro nacer…
Iré buscarte a las cumbres
por traerte a San Ginés.

 

Premio Cervantes, Cela, Buero Vallejo, 2016

https://www.youtube.com/watch?v=HdKSZzegNN0

 

 

 

 

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Este es el tema y el lema que el Papa Francisco nos ofrece en su mensaje para la Cuaresma de este año, Cuaresma que discurre del 14 de febrero al 28 de marzo

 

 

 

 

El miércoles, día 14 de febrero, anteayer, ha sido Miércoles de Ceniza, el comienzo la Cuaresma, los 40 días de preparación al Triduo Pascual, la celebración de la pasión, muerte y resurrección del Señor. La Semana Santa de 2024 será del 24 al 31 de marzo.

El ayuno, la oración y la limosna son los tres medios tradicionales y siempre aptos para recorrer debidamente la Cuaresma. Un año más, recomendamos, además, el rezo semanal parroquial del Vía Crucis, a poder ser los viernes. También recordamos que la Cuaresma es tiempo de ayuno en el Miércoles de Ceniza y en el Viernes Santo, este año, los días 14 de febrero y 29 de marzo, respectivamente. Asimismo, todos los viernes cuaresmales son días de abstinencia de comer carne

 

 

Lo que es y cómo es la Cuaresma

El ciclo cuaresmal cuatro días de la semana de Ceniza y seis domingos, incluido el Domingo de Ramos, pórtico solemne de la Semana Santa. La espiritualidad de estas semanas mira a preparar la vivencia de la Pascua de Resurrección con mayor intensidad religiosa en las celebraciones litúrgicas y en prácticas como la oración, los retiros, la limosna, el ayuno y la penitencia. El ambiente cuaresmal se aprecia también en las celebraciones: los ornamentos son de color morado, se suprime el Gloria y el Aleluya y el templo aparece más sobrio. Todo ello hasta el Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, que será el 31 de marzo.

De alguna manera, estos seis domingos y semanas podríamos que decir que se dividen en dos partes. La primera parta va desde el Miércoles de Ceniza hasta la víspera del Domingo IV de Cuaresma, que es llamado el Domingo “Laetare, domingo de la alegría ante la tan próxima Pascua.  Y ya la segunda parte, intensificando las notas propias cuaresmales, hasta su culminación con el Triduo Pascual (desde la tarde del Jueves Santo al Domingo de Pascua y, por extensión, durante toda la semana de Pascua, incluido el segundo domingo pascual, Domingo, a su vez, de la Divina Misericordia).

 Por iniciativa del Papa Francisco, y desde 2014, para visibilizar este tránsito entre dos partes citadas de la Cuaresma, desde la tarde del viernes de la tercera semana de Cuaresma hasta la tarde del sábado ya víspera del cuarto domingo cuaresmal, se celebra la Jornada 24 horas para el Señor”. Es una convocatoria en toda la Iglesia universal destinada a la adoración eucarística y a las confesiones sacramentales. Este año será de la tarde del viernes 8 a la tarde del sábado 9 de marzo. Su lema de este año es “Caminar en una vida nueva” (Romanos 6, 4).

 

De la esclavitud a la libertad

El Papa abre su mensaje de Cuaresma de este año, cuyo enunciado titula este artículo, explicando que, desde el momento en que Dios se revela al pueblo de Israel, anuncia la libertad: “«Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Éxodo 20, 2). Así se abre el Decálogo dado a Moisés en el monte Sinaí. El pueblo sabe bien de qué éxodo habla Dios; la experiencia de la esclavitud todavía está impresa en su carne”.

En este contexto, Francisco apunta que el pueblo de Israel recibió los mandamientos como un camino hacia la libertad, no simplemente como una serie de normas a seguir: “(El pueblo de Israel) recibe las diez palabras de la alianza en el desierto como camino hacia la libertad. Nosotros las llamamos ‘mandamientos’, subrayando la fuerza del amor con el que Dios educa a su pueblo”.

A continuación, el Santo Padre indica que este camino hacia la libertad es un proceso que va madurando paulatinamente, no se llega a él de la noche a la mañana, y todos estamos en este sendero: “Del mismo modo que Israel en el desierto lleva todavía a Egipto dentro de sí -a menudo echa de menos el pasado y murmura contra el cielo y contra Moisés-, también hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar”.

El Papa señala algunos signos para detectar estas “ataduras”: “Nos damos cuenta de ello cuando nos falta esperanza y vagamos por la vida como en un páramo desolado, sin una tierra prometida hacia la cual encaminarnos juntos”.

 

El desierto, promesa de algo nuevo

Sin embargo, este desierto, ese estado aparentemente negativo, puede transformarse en algo más bello de lo que era antes, como una tierra que se prepara para que florezca en ella un vergel: “La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser -como anuncia el profeta Oseas- el lugar del primer amor (Oseas 2, 16-17)”.

Bajo esta perspectiva, el Papa señala que el desierto es una fase de la pedagogía divina con el hombre: “Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida”.

Pero este concepto podría quedarse en “un camino abstracto”, advierte Francisco. “Para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad. Cuando en la zarza ardiente el Señor atrajo a Moisés y le habló, se reveló inmediatamente como un Dios que ve y sobre todo escucha: ‘He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas contra los opresores; conozco sus sufrimientos. He bajado a librarlo de los egipcios, a sacarlo de esta tierra, para llevarlo a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel’ (Éxodo 3, 7-8)”.

 

“¿Dónde está tu hermano?”

El Papa invita a preguntarnos si a nosotros nos llega también este clamor: “También hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos y hermanas oprimidos. Preguntémonos: ¿nos llega también a nosotros? ¿Nos sacude? ¿Nos conmueve? Muchos factores nos alejan los unos de los otros, negando la fraternidad que nos une desde el origen”. Otras preguntas útiles para el examen de conciencia que señala Francisco son: “¿Dónde estás?” (Génesis 3, 9) y “¿Dónde está tu hermano?” (Génesis 4, 9).

El Santo Padre invita a reflexionarlas y advierte de una posible añoranza al “dominio del Faraón”, es decir, a la esclavitud, a pesar de ser “un dominio que nos deja exhaustos y nos vuelve insensibles”. Y es que, “si bien con el bautismo ya ha comenzado nuestra liberación, queda en nosotros una inexplicable añoranza por la esclavitud. Es como una atracción hacia la seguridad de lo ya visto, en detrimento de la libertad”.

Ante este hecho, el Papa propone estas preguntas de reflexión: “¿Deseo un mundo nuevo? ¿Estoy dispuesto a romper los compromisos con el viejo?”. Porque, según el Santo Padre, uno de los males más importantes de nuestro tiempo es la falta de esperanza: “El testimonio de muchos hermanos obispos y de un gran número de aquellos que trabajan por la paz y la justicia me convence cada vez más de que lo que hay que denunciar es un déficit de esperanza. Es un impedimento para soñar, un grito mudo que llega hasta el cielo y conmueve el corazón de Dios. Se parece a esa añoranza por la esclavitud que paraliza a Israel en el desierto, impidiéndole avanzar”.

 

Descubrir ídolos y tentaciones, caminar hacia la libertad

La Cuaresma, sin embargo, puede ser el momento ideal para decidir “no volver a caer en la esclavitud”: “Dios no se cansa de nosotros. Acojamos la Cuaresma como el tiempo fuerte en el que su Palabra se dirige de nuevo a nosotros. […] Es tiempo de conversión, tiempo de libertad. Jesús mismo, como recordamos cada año en el primer domingo de Cuaresma, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado. A diferencia del Faraón, Dios no quiere súbditos, sino hijos. El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud. En Cuaresma, encontramos nuevos criterios de juicio y una comunidad con la cual emprender un camino que nunca antes habíamos recorrido”.

Este regreso a la libertad conlleva también una actitud de combate, ya que la vida cristiana es ante todo una batalla espiritual: “Esto implica una lucha, que el libro del Éxodo y las tentaciones de Jesús en el desierto nos narran claramente. A la voz de Dios, que dice: ‘Tú eres mi Hijo muy querido’ (Marcos 1, 11) y ‘No tendrás otros dioses delante de mí’ (Éxodo 20, 3), se oponen de hecho las mentiras del enemigo”.

En esta línea, el Papa advierte también del peligro de “los ídolos”: “El sentirse omnipotentes, reconocidos por todos, tomar ventaja sobre los demás: todo ser humano siente en su interior la seducción de esta mentira”. También podemos ser esclavos de la riqueza, o incluso de nuestros propios proyectos: “Podemos apegarnos al dinero, a ciertos proyectos, ideas, objetivos, a nuestra posición, a una tradición e incluso a algunas personas”. “Esas cosas en lugar de impulsarnos, nos paralizarán”, advierte Francisco.

 

Actuar es también detenerse

En esta sociedad de ritmo veloz y desenfrenado, el Santo Padre invita también a cambiar el ritmo durante estos cuarenta días: “Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo”.

Por ello, el Papa señala que tanto la oración, la limosna, como el ayuno, que se proponen para estos días, “no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará”.

Además, la Cuaresma nos hace redescubrir “la dimensión contemplativa de la vida”, que “movilizará nuevas energías”, llevándonos hacia los demás: “Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos […]; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeras y compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud”.

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 16 febrero de 2024

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