Cáritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara con motivo del Día de las Personas Mayores, el día 1 DE OCTUBRE, JUEVES, realizará diversas actividades:

A las 11:30 HORAS en la Residencia de Mayores “Juan Pablo II” de la localidad de ALOVERA, se tendrá una Conferencia a cargo de Doña Nuria Piquer Vicente, Psicóloga de A.F.A Guadalajara. Que bajo el título  ”Aspectos Psicológicos y principales Cuidados en la familia de enfermos de Alzheimer y otras demencias” profundizará en las atenciones y cuidados de los mayores con Alzheimer y otras demencias.

Seguidamente se tendrá una comida donde participarán los mayores junto con los voluntarios de Caritas para continuar con una Visita guiada por el Centro de Mayores Juan Pablo II y un paseo por el parque que circunda la residencia.

Ya por la tarde, a las 17:30 HORAS en el Salón de Actos de Casa Nazaret en GUADALAJARA se tendrá una Jornada con todas las personas mayores participantes de los distintos proyectos del programa y de la Residencia donde se presentarán experiencias de acompañamiento por parte de voluntarios con personas mayores, poesías y una actuación musical a cargo del Coro Rociero, que ya por segundo año consecutivo participa de forma generosa en el acto. Finalizará la sesión con una merienda compartida donde todos los presentes participarán activamente disfrutando de su tiempo libre y compartiendo Vida e Ilusiones.

 

                                      Caritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara

”Mitis Iudex Dominus Iesus” y ”Mitis et misericors Iesus” sobre la reforma del proceso canónico para las causas de declaración de nulidad de matrimonio, respectivamente en el Código de Derecho Canónico y en el Código de los Cánones de las Iglesias Orientales son los dos Motu Propio del Santo Padre Francisco publicados el 8 de septiembre de 2015.

En el primero de ellos, ”Mitis Iudex Dominus Iesus”, el Papa escribe que el Señor Jesús, ”Juez clemente, Pastor de nuestras almas ha confiado al apóstol Pedro y a sus sucesores el poder de las llaves para cumplir en la Iglesia la obra de justicia y verdad; esta potestad suprema de atar y desatar aquí en la tierra, afirma, corrobora y reivindica la de los Pastores de las Iglesias particulares, por la que tienen el sacro derecho y, ante el Señor, el deber de juzgar a sus súbditos”.

”A lo largo de los siglos- prosigue- la Iglesia en materia matrimonial, tomando conciencia más clara de las palabras de Cristo, ha entendido y expuesto con más profundidad la doctrina de la indisolubilidad del sacro vínculo del matrimonio, ha elaborado el sistema de nulidad del consenso matrimonial y ha disciplinado más adecuadamente el proceso judicial en materia, de modo que la disciplina eclesiástica fuese cada vez más coherente con la verdad de la fe profesada”.

”Todo ello se ha hecho siempre teniendo como guía la ley suprema de la salvación de las almas… Consciente de ello he decidido emprender la reforma de los procesos de nulidad del matrimonio y con ese fin he constituido un grupo de personas eminentes por doctrina jurídica, prudencia pastoral y experiencia forense que, bajo la guía del Excmo. Decano de la Rota Romana esbozasen un proyecto de reforma, sin perjuicio del principio de la indisolubilidad del vínculo matrimonial…. Este grupo ha puesto a punto un esquema de reforma que tras meditada consideración y con el auxilio de otros expertos ha conformado este Motu Proprio”.

”Por lo tanto es la preocupación por la salvación de las almas que, hoy como ayer, sigue siendo el fin supremo de las instituciones, de las leyes y del derecho lo que impulsa al Obispo de Roma a ofrecer a los obispos este documento de reforma ya que ellos comparten con el la tarea de la Iglesia, de tutelar en la unidad en la fe y en la disciplina sobre el matrimonio, gozne y origen de la familia cristiana. El empuje reformador está alimentado por el gran número de fieles que, no obstante deseen estar en paz con su conciencia, a menudo están separados de las estructuras jurídicas de la Iglesia a causa de la distancia física o moral; de ahí que la caridad y la misericordia exijan que la misma Iglesia como madre se acerque a los hijos que considera separados”.

”En este sentido votó la mayoría de mis hermanos en el episcopado, reunidos en el reciente Sínodo extraordinario, que solicitó procesos más rápidos y asequibles. En total sintonía con esos deseos he decidido dar con este Motu proprio disposiciones con las que se favorezca no la nulidad de los matrimonios, sino la rapidez de los procesos, junto con una adecuada sencillez con el fin de que, a raíz de la lenta definición del juicio, el corazón de los fieles que esperan la aclaración de su estado no esté largamente oprimido por las tinieblas de la duda”.

”Lo he hecho -puntualiza Francisco- siguiendo las huellas de mis predecesores, que querían que las causas de nulidad matrimonial se tratasen de forma judicial y no administrativa, no porque lo imponga la naturaleza de la materia, sino porque más bien lo exige la necesidad de defender absolutamente la verdad del sacro vínculo: y precisamente esto lo asegura la garantía del orden judicial”.

El Papa señala a continuación algunos criterios fundamentales que han guíado la reforma:

”1.- Una sola sentencia en favor de la nulidad ejecutiva porque ” resulta oportuno que no se requiera una decisión doble en materia de nulidad matrimonial para que las partes puedan contraer un nuevo matrimonio canónico, sino que sea suficiente la certeza moral del primer juez según las normas del derecho”.

2.- El juez único bajo la responsabilidad del obispo.- La constitución del juez único, de todas formas clérigo, en primera instancia, se somete a la responsabilidad del obispo que… tendrá que garantizar que no haya algún tipo de laxismo.

3.- El mismo obispo es juez.- ?El obispo en su Iglesia, de la que es cabeza y pastor es, por eso mismo, juez entre los fieles que se le han confiado. Es de esperar, por lo tanto, que tanto en las diócesis grandes como en las pequeñas el mismo obispo de una señal de la conversión de las estructuras eclesiales y no delegue completamente a los despachos de la curia la función judiciaria en materia matrimonial… Sobre todo en el proceso más breve establecido para resolver los casos de nulidad más evidentes”.

4.-El proceso más breve.- Además de agilizar el proceso matrimonial se ha diseñado una forma de proceso más breve ? además del documental actualmente vigente- que se aplicará en los casos en que la nulidad esté sostenida por argumentos particularmente evidentes. No me ha pasado desapercibido -observa el Santo Padre- que un juicio abreviado pueda poner en peligro el principio de indisolubilidad del matrimonio; precisamente por eso he querido que en dicho proceso el juez sea el obispo mismo que, debido a su oficio pastoral es con Pedro el mayor garante de la unidad católica en la fe y en la disciplina”.

5.- El recurso a la Sede Metropolitana.- Conviene que se restablezca el recurso a la Sede del Metropolitano ya que ese oficio de cabeza de la provincia eclesiástica, estable a lo largo de los siglos, es un signo característico de la sinodalidad de la Iglesia.

6.-La tarea que corresponde a las Conferencias Episcopales.- Las Conferencias Episcopales que deben sentirse empujadas sobre todo por el ansia apostólica de llegar a los fieles dispersos, tienen que sentir fuertemente el deber de compartir la mencionada conversión y han de respetar absolutamente el derecho de los obispos a organizar la potestad judicial en su propia Iglesia particular… Junto con la cercanía del juez, en la medida de lo posible, las Conferencias Episcopales, deben dar una retribución justa y digna a los operadores de los tribunales, que se asegure la gratuidad de los procesos, porque la Iglesia, mostrándose a los fieles como madre generosa, en una materia tan estrechamente ligada a la salvación de las almas, manifieste el amor gratuito de Cristo que nos ha salvado a todos.

7.-El recurso a la Sede Apostólica.- Es conveniente, de todas formas, que se mantenga el recurso al Tribunal ordinario de la Sede Apostólica, es decir a la Rota Romana, respetando un principio jurídico antiquísimo, para que se refuerce el vínculo entre la Sede de Pedro y las Iglesias particulares, vigilando sin embargo, en la disciplina de dicho recurso, para contener cualquier abuso de derecho para que no se perjudique la salvación de las almas.

La ley propia de la Rota Romana se adecuará lo antes posible a las reglas del proceso reformado, en los límites de lo necesario.”

En el punto octavo el Papa recuerda que, dado el peculiar ordenamiento eclesial y disciplinario de las Iglesias Orientales, ha emanado separadamente las normas para reformar la disciplina de los procesos matrimoniales en el Código de los Cánones de las Iglesias Orientales.

Por último decreta e instituye que el Libro VII del Código de Derecho Canónico, (parte III, título I, capítulo I sobre las causas para la declaración de nulidad del matrimonio can.1671-1691) , se sustituya integralmente con las nuevas normas a partir del 8 de diciembre de 2015.

En el Motu Proprio ”Mitis et misercors Iesus”, destinado a las Iglesias Orientales, el Papa Francisco recuerda que su venerado predecesor, san Juan Pablo II, al promulgar el Código de Cánones de las Iglesias Orientales afirmaba: ”Desde el principio de la codificación canónica de las iglesias orientales, la misma voluntad de los pontífices romanos de promulgar dos códigos, uno para la iglesia latina y otro para las iglesias orientales católicas, demuestra claramente que querían conservar cuanto ha sucedido por providencia divina en la iglesia, es decir, que ella, reunida por un único Espíritu, debe respirar como con los dos pulmones de Oriente y Occidnete y arder en la caridad de Cristo, como con un solo corazón compuesto por dos ventrículos”.

”Yo también, siguiendo la misma huella, y teniendo en cuenta el peculiar ordenamiento eclesial y disciplinario de las Iglesias orientales he decidido emanar con un motu proprio distinto las normas para reformar la disciplina de los procesos matrimoniales en en Código de Cánones de las Iglesias Orientales”.

A continuación, el Santo Padre señala la importancia del ministerio del obispo que según las enseñanzas de los Padres orientales es ”juez y médico porque el hombre, caído y herido, a causa del pecado original y de sus pecados personales, convertido en un enfermo, con las medicinas de la penitencia consigue de Dios la curación y el perdón y se reconcilia con la Iglesia. Efectivamente, el obispo, constituido por el Espíritu Santo como figura de Cristo y en lugar de Cristo es ante todo ministro de la divina misericordia”.

El Obispo de Roma destaca que el recurso a la Sede Metropolitana es ”un signo característico de la forma primigenia de la sinodalidad en las Iglesias orientales que debe ser sostenido y alentado” y destina a los Sínodos de las Iglesias orientales las recomendaciones que en el Motu Proprio ”Mitis Iudex Dominus Iesus” dedica a las Conferencias Episcopales.

Finalmente decreta y establece que en el Título XXVI del Código de Canones de las Iglesias Orientales,Cap 1, art.1. Las causas para la declaración de la nulidad matrimonial (can. 1357-1377) se sustituya integralmente con las nuevas normas a partir del 8 de diciembre de 2015.

El nacimiento de la Virgen o Natividad de María se celebra como fiesta litúrgica cada año el 8 de septiembre, nueve meses después de la solemnidad de su Inmaculada Concepción. Muchas localidades de la diócesis, y de la geografía nacional, celebran fiestas para esta fecha por devoción mariana y también por coincidir con el final del verano y de las tareas agrícolas. Existen numerosas advocaciones marianas locales que se celebran en esta festividad o en torno a ella.

En esta festividad litúrgica de la Natividad de María, es fiesta en Tamajón, con los Enebrales; Alhóndiga con la Virgen del Saz; Illana con la Virgen del Socorro; Peñalver y Tendilla, con la Salceda; El Pobo de Dueñas y Trillo, con la Virgen del Campo; Chillarón del Rey con Ntra. Sra. de los Huertos; Espinosa de Henares con Ntra. Sra. de las Gracias; Campillo de Dueñas con la Virgen de la Antigua; Tortuera y Pareja con la Virgen de los Remedios; Hontoba con la Virgen de los Llanos; Hita con la Virgen de la Cuesta; Mandayona con la Virgen de la Paz; Torija con la Virgen del Amparo; en Almonacid de Zorita con la Virgen de la Luz; en Yebra y en Horche con la Virgen de la Soledad; o en Romanones y Zaorejas, por citar otros ejemplos, con la advocación propia del día: la Natividad. También es la fiesta de la Virgen de Sopetrán y de Tórtola de Henares. Caso curioso es el de Alovera que celebra fiesta, en este día, en honor de la Virgen del Carmen.

La fiesta mariana más representativa del 8 de septiembre será la de la Virgen de la Antigua de Guadalajara, por razones obvias de población y significación. Esta misma advocación de la Virgen de la Antigua centra la fiesta y la devoción en El Casar, con celebración en el primer domingo de septiembre, este año,  el día 6.

Los actos en Guadalajara, en honor de Ntra. Sra. de la Antigua, este año bajo el lema “María, reina y señora de todo lo creado”, serán en el templo de San Francisco que acoge todas las tardes, a partir de las 19,30 horas, la novena con rosario y la eucaristía predicada por los párrocos de la ciudad.

Según costumbre ya arraigada, la Pastoral de Juventud de la diócesis organiza la vigilia de oración ante la Virgen de la Antigua, que será el viernes 4 a las diez de la noche. Animada desde la Delegación de Juventud, convoca especialmente a los jóvenes, tanto de la capital como de otras localidades. Con todo, está abierta a cuantas personas deseen unirse. La vigilia seguirá la línea temática que ambienta la celebración de este año.

En la víspera, día 7, habrá dos actos. A las 18,30, la tradicional ofrenda floral como homenaje colectivo a la Patrona, al que seguirá el último ejercicio de la novena. Y de diez de la noche en adelante, la vigilia extraordinaria que viene haciendo la Adoración Nocturna, con eucaristía y turnos de vela.

El día de la fiesta, martes 8, habrá, también en la iglesia de San Francisco, cuatro misas: a las 8,00 horas, a las 9,30 h., a las 12,30 h. (esta última presidida por el obispo y concelebrada por varias decenas de sacerdotes) y a las 19,00 horas. Como broche, a las 20,00 horas tendrá lugar la tan concurrida procesión por las calles de la ciudad, que culminará, según costumbre en el santuario de la Virgen.

En el santuario de la Virgen de la Salud de Barbatona, comienza el viernes 4 de septiembre su novenario y sus romerías. La fiesta de la Virgen de la Salud de Barbatona, como es tradicional, es el domingo siguiente a la fiesta de la Natividad de María. Esto es, la fiesta de la Virgen de la Salud de Barbatona será el domingo 13 de septiembre. “Santa María, Reina y Madre de misericordia” es el lema del novenario y fiesta de la Virgen de la Salud de Barbatona. El novenario tiene dos convocatorias: a las 9 de la mañana y a las 7 de la tarde, en ambos cosas, con rosario, novena y misa.

El día de la fiesta habrá tres misas: a las 10:30 horas, a las 12:30 horas y a las 18:30 horas. La misa de las doce y media de la mañana y la posterior procesión será presidida por el obispo diocesano, monseñor Atilano Rodríguez. Por otro lado, el sábado 19 hay misa de difuntos a las 20:00 horas y el domingo siguiente, día 20 de septiembre, será la fiesta de la octava con misas a las 12:30 horas, presidida por el director del Colegio Episcopal Sagrada Familia de Sigüenza, Miguel Ángel García, y a las 18:30 horas.

En la mañana del 1 de septiembre de 2015 se ha publicado en Roma la Carta del Papa Francisco ante la cercanía de la apertura del Año de la Misericordia. La misiva está dirigida a Mons. Rino Fisichella, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización y contiene indicaciones específicas sobre el perdón de pecados graves como el aborto, las indulgencias plenarias y otros temas de interés para todos los católicos.

Este es el texto completo de la carta:

Al venerado hermano Monseñor Rino Fisichella Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.

La cercanía del Jubileo extraordinario de la Misericordia me permite centrar la atención en algunos puntos sobre los que considero importante intervenir para facilitar que la celebración del Año Santo sea un auténtico momento de encuentro con la misericordia de Dios para todos los creyentes. Es mi deseo, en efecto, que el Jubileo sea experiencia viva de la cercanía del Padre, como si se quisiese tocar con la mano su ternura, para que se fortalezca la fe de cada creyente y, así, el testimonio sea cada vez más eficaz.

Mi pensamiento se dirige, en primer lugar, a todos los fieles que en cada diócesis, o como peregrinos en Roma, vivirán la gracia del Jubileo. Deseo que la indulgencia jubilar llegue a cada uno como genuina experiencia de la misericordia de Dios, la cual va al encuentro de todos con el rostro del Padre que acoge y perdona, olvidando completamente el pecado cometido. Para vivir y obtener la indulgencia los fieles están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo del deseo profundo de auténtica conversión. Igualmente dispongo que se pueda ganar la indulgencia en los santuarios donde se abra la Puerta de la Misericordia y en las iglesias que tradicionalmente se identifican como Jubilares. Es importante que este momento esté unido, ante todo, al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la santa Eucaristía con un reflexión sobre la misericordia. Será necesario acompañar estas celebraciones con la profesión de fe y con la oración por mí y por las intenciones que llevo en el corazón para el bien de la Iglesia y de todo el mundo.

Pienso, además, en quienes por diversos motivos se verán imposibilitados de llegar a la Puerta Santa, en primer lugar los enfermos y las personas ancianas y solas, a menudo en condiciones de no poder salir de casa. Para ellos será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor que en el misterio de su pasión, muerte y resurrección indica la vía maestra para dar sentido al dolor y a la soledad. Vivir con fe y gozosa esperanza este momento de prueba, recibiendo la comunión o participando en la santa misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de comunicación, será para ellos el modo de obtener la indulgencia jubilar. Mi pensamiento se dirige también a los presos, que experimentan la limitación de su libertad. El Jubileo siempre ha sido la ocasión de una gran amnistía, destinada a hacer partícipes a muchas personas que, incluso mereciendo una pena, sin embargo han tomado conciencia de la injusticia cometida y desean sinceramente integrarse de nuevo en la sociedad dando su contribución honesta. Que a todos ellos llegue realmente la misericordia del Padre que quiere estar cerca de quien más necesita de su perdón. En las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad.

He pedido que la Iglesia redescubra en este tiempo jubilar la riqueza contenida en las obras de misericordia corporales y espirituales. La experiencia de la misericordia, en efecto, se hace visible en el testimonio de signos concretos como Jesús mismo nos enseñó. Cada vez que un fiel viva personalmente una o más de estas obras obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar. De aquí el compromiso a vivir de la misericordia para obtener la gracia del perdón completo y total por el poder del amor del Padre que no excluye a nadie. Será, por lo tanto, una indulgencia jubilar plena, fruto del acontecimiento mismo que se celebra y se vive con fe, esperanza y caridad.

La indulgencia jubilar, por último, se puede ganar también para los difuntos. A ellos estamos unidos por el testimonio de fe y caridad que nos dejaron. De igual modo que los recordamos en la celebración eucarística, también podemos, en el gran misterio de la comunión de los santos, rezar por ellos para que el rostro misericordioso del Padre los libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza que no tiene fin.

Uno de los graves problemas de nuestro tiempo es, ciertamente, la modificación de la relación con la vida. Una mentalidad muy generalizada que ya ha provocado una pérdida de la debida sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida. Algunos viven el drama del aborto con una consciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por donde ir. Pienso, de forma especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los condicionamientos que las condujeron a esa decisión. Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza. El perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al Sacramento de la Confesión para obtener la reconciliación con el Padre. También por este motivo he decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año jubilar, no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón. Los sacerdotes se deben preparar para esta gran tarea sabiendo conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido, e indicar un itinerario de conversión verdadera para llegar a acoger el auténtico y generoso perdón del Padre que todo lo renueva con su presencia.

Una última consideración se dirige a los fieles que por diversos motivos frecuentan las iglesias donde celebran los sacerdotes de la Fraternidad de San Pío X. Este Año jubilar de la Misericordia no excluye a nadie. Desde diversos lugares, algunos hermanos obispos me han hablado de su buena fe y práctica sacramental, unida, sin embargo, a la dificultad de vivir una condición pastoralmente difícil. Confío que en el futuro próximo se puedan encontrar soluciones para recuperar la plena comunión con los sacerdotes y los superiores de la Fraternidad. Al mismo tiempo, movido por la exigencia de corresponder al bien de estos fieles, por una disposición mía establezco que quienes durante el Año Santo de la Misericordia se acerquen a los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X para celebrar el Sacramento de la Reconciliación, recibirán válida y lícitamente la absolución de sus pecados.

Confiando en la intercesión de la Madre de la Misericordia, encomiendo a su protección la preparación de este Jubileo extraordinario.

 

Vaticano, 1 de septiembre de 2015.

 

FRANCISCUS 

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