El domingo 22 de octubre se celebra la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND, con el lema “Sé valiente, la misión te espera“. El DOMUND es una Jornada universal que se celebra cada año en todo el mundo, el penúltimo domingo de octubre, para apoyar a los misioneros en su labor evangelizadora, desarrollada entre los más pobres.
Es, además, una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización. Es el día en que la Iglesia lanza una especial invitación a amar y apoyar la causa misionera, ayudando a los misioneros. El año pasado España destinó 12.256.618,25 euros para atender 658 proyectos en 176 diócesis de 37 países.
“Sé valiente”. El papa Francisco invita continuamente a tener el valor de retomar la audacia del Evangelio. Coraje y valentía para salir de nosotros mismos, para resistir la tentación de la incredulidad, para gastarnos por los demás y por el Reino, para soñar con llegar al más apartado rincón de la Tierra. Es la hora de tener valor para tomar parte en la actividad misionera de la Iglesia.
“La misión te espera”. Hasta el último confín, sin límites ni fronteras. Todos estamos llamados a la misión. El anuncio del Evangelio se ha transformado en una necesidad del creyente: es como la respiración. La mayoría de los bautizados viven la misión en el lugar donde habitan, algunos son enviados por la Iglesia a otros ámbitos geográficos; pero todos sienten la necesidad de transformar su existencia en un compromiso misionero.
DOMINGO 22 DE OCTUBRE
LITURGIA
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Hoy es el día del Domund, la Jornada Mundial de las Misiones que celebra toda la Iglesia. El Mensaje que el papa Francisco nos dirige con este motivo nos recuerda que la misión es el corazón de la fe cristiana, y el lema de la Jornada nos invita a ser valientes porque la misión nos espera. La misión de la Iglesia está destinada a todas las personas de buena voluntad y está fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio. Abramos nuestros corazones a Dios para que despierte en nosotros nuestro ser misionero, ya que, por el bautismo, el Espíritu nos impulsa a implicarnos con valentía en que el Evangelio llegue a todos los rincones de la Tierra.
Oración de los fieles
Dirijamos nuestra oración filial a Dios Padre, que desea la transformación de nuestra existencia en una vida animada por el Espíritu Santo e imitando a Jesús, su Hijo.
Digamos confiados después de cada invocación: “Escúchanos, Padre”.
Por el Papa, los obispos, sacerdotes, religiosos, niños, jóvenes, adultos y familias, para que, viviendo una espiritualidad misionera, nos involucremos todos para hacer crecer en cada uno un corazón misionero. Roguemos al Padre.
Para que anunciemos con valentía el Evangelio a todo el mundo, ciertos de que Jesús se convierte en nuestro contemporáneo y de que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su Espíritu. Roguemos al Padre.
Para que todos, como Iglesia, continuemos nuestra misión de Buen Samaritano, curando las heridas sangrantes de la humanidad, y, a imitación del Buen Pastor, busquemos sin descanso a quienes se han perdido. Roguemos al Padre.
Por los misioneros y misioneras, que han dejado valientemente su patria por amor a Cristo, para que sean testigos del Evangelio y promuevan en todas partes la reconciliación, la fraternidad y el saber compartir. Roguemos al Padre.
Por los jóvenes que son esperanza para la misión y que se han dejado fascinar por Jesús, para que, como dice el Papa, “sean «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la Tierra”. Roguemos al Padre.
Por nosotros, para que, como comunidad cristiana, sintamos el deseo de salir de nuestras propias fronteras y seguridades, y remar mar adentro para anunciar el Evangelio a todos. Roguemos al Padre.
Padre del cielo: motivados por el Espíritu, como María, Madre de la evangelización, que dijo su “sí” y acogió con humildad la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva, te presentamos nuestra oración por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN
Levanto el corazón a ti, Señor:
Ayúdame a lanzarme, hazme valiente.
Muéveme con tu impulso a donde quieras,
Inventa los caminos de mi vida.
Sé que Tú me guiarás, y eso me basta.
Incluso con mis dudas y mis miedos,
Oyendo tu llamada, daré el salto:
No importa nada más, si vas conmigo.
Tu alegría, Señor, será mi fuerza,
Evangelio que es luz para los pobres.
Envíame a anunciar esta Noticia,
Sembrando la ternura y la esperanza
Por las mil periferias de este mundo.
En tu misión confío, porque es tuya.
Renueva esta ilusión de darme a todos,
Amándote en quien sufre, en mis hermanos.
Amén