Por Odete Almeida
(Delegación Pastoral del Sordo)
 
 
 
 
Nos encontramos en el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que celebramos en toda Iglesia. Este Jubileo es para todos. El Papa Francisco tiene mucho interés en que nadie se sienta excluido de esta celebración tan importante. Nadie está excluido, todos tenemos un lugar.
 
¿Hay un lugar para las personas con discapacidad auditiva para vivir este año? Sí. Hay iglesias preparadas para celebrar el Jubileo.
 
A nivel nacional, ya que se ha decidido que cada diócesis se organice. Este año la comunidad sorda de España vamos a celebrar un gran acontecimiento: Juan José Santos, sordo, va ser ordenado sacerdote el próximo mes de julio, en Huelva. Así que a nivel nacional estamos haciendo el esfuerzo de estar todos representados en esta celebración. Juan José Santos es una bendición para la Iglesia y para toda comunidad Sorda.
 
También quien quiera, puede celebrar el Jubileo en Roma, ya que Roma esta preparando para acoger personas sordas . En la Basílica de San Pedro y en otras Iglesias, se han preparado confesionarios sin barreras arquitectónicas y otras atenciones para permitir a los sordos la confesión de una manera más sencilla. Además, se ha creado un libro táctil para facilitar la comunicación.
 
También en cada diócesis de España intentaremos que todos podamos celebrar este Año Jubilar de la Misericordia de la mejor manera posible.
Ahora empezamos el tiempo de Cuaresma, que este año está centrado en acercarnos al rostro de Jesús, que es pura Misericordia.

Por Santiago Moranchel

(Delegación de Enseñanza)

 

Llevamos ya bastantes meses asistiendo a un continuo chorreo de noticias, por lo tantos de hechos, que vulneran de manera clara la vivencia y expresión de la fe católica en nuestro país. ¿Es algo espontaneo? ¿Algo que se está poniendo de moda? ¿Es preciso arremeter, atacar, infravalorar la fe católica para estar a la altura del progreso actual? Como muestra valgan los siguientes botones (pongo solo los títulos de los artículos, a través de Internet se pude acceder fácilmente a su contenido):

 

  • Un ciudadano retira las formas profanadas en Pamplona.
  • El presidente de Castilla la Mancha pacta con Podemos a costa de reducir educación concertada y atención religiosa.
  • La portavoz del Ayuntamiento de Madrid acude al juicio por su participación en el asalto a la Capilla de la Universidad Complutense
  • Unos titiriteros simulan la violación de una monja durante los actos programados en la celebración del pasado carnaval.
  • Una poetisa catalana recita un padre nuestro blasfemo durante los Premios Ciudad de Barcelona, en presencia de la alcaldesa.

 

Todas estas noticias, y las que el lector quiera añadir, no creo que correspondan a una simple espontaneidad de sus autores, sin más, sino que hay toda una actitud por excluir la presencia de lo religioso y católico de lo público y un esfuerzo continuo por intentar relegar la vivencia de la fe a las sacristías, desprestigiar y generalizar los errores dela Iglesia (que como todos los grupos humanos los tiene)...

No es camino sano para una sociedad o un país alimentar el odio, el resentimiento, la culpa, el rechazo.   Da la impresión que hay determinadas personas, grupos o colectivos que parecen consolarse tratando de acabar con todo vestigio religioso en la estructuración de la sociedad. Tal vez con todo eso eliminen "lo religioso" pero "no acabaran con la superstición a la que tan proclives somos los seres humano, y que solo en una fe autentica encuentra modo de convertirse" (Cristianismo y justicia, nº 177).  

 

Dado que este es un escrito desde la Delegación Diocesana de Enseñanza, lo que más nos preocupa, sin descuidar lo demás, es la continua desacreditación de la Clase de Religión (incluidos profesores, alumnos, situación dela asignatura...) porque estamos convencidos que la asignatura tiene carta de ciudadanía por sí misma dentro del ámbito escolar como servicio a la sociedad, expresión delso derechos delos padres, manifestación de la libertad religiosa... 

 

Terminamos esta colaboración con algunas acertadas afirmaciones del Cardenal Cañizares en un Conferencia dirigida a los Profesores de   Religión en los Colegios Estatales:

  • La enseñanza religiosa, en efecto, es un aspecto fundamental en la formación integral de la persona y un elemento imprescindible en el ejercicio del derecho de libertad religiosa, tan básico como que es la garantía de todas las demás libertades.
  • Los padres son quienes tienen el derecho a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones y creencias, como reconoce el mandato constitucional. La enseñanza de la religión en la escuela no es una concesión graciosa que hace la Administración pública a unos determinados ciudadanos; tampoco es un privilegio de la Iglesia católica en el marco escolar.
  • No caigamos en la trampa de considerar que el tema de la enseñanza religiosa escolar es un asunto privado o de la Iglesia. Es una cuestión en la que está en juego la persona y la sociedad.
  • Por eso el mejor servicio que podéis prestar es mostrar a Dios, en el que el hombre encuentra su sentido, su origen, su meta, su fundamento y su descanso, su logro y su salvación.

Por Jesús Francisco Andrés Andrés

(Delegado diocesano de Pastoral de la Salud)

 

 

Todos nosotros estamos recorriendo el Año de la Misericordia. Un tiempo de gracia en el que Dios se nos manifiesta con todo su cariño hacia nosotros. Y, como no, también se hace presente la Madre a la que rezamos todos los días “Reina y Madre de Misericordia” y a la que pedimos “vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”.

Ante la Jornada Mundial del Enfermo, el Papa Francisco nos invita a mirar a María como madre atenta a nuestras necesidades. En Caná ella se dio cuenta del problema de los novios “no tienen vino”.

También hoy, nosotros, pasamos por momentos difíciles, de necesidad, y María también le dice a su Hijo: “no tienen...” Y , de nuevo hoy, escuchamos las palabras de María: “Haced lo que Él os diga”.

Todos estamos llamados a llenar nuestras tinajas para que Jesús convierta nuestra agua en vino de alegría, de entrega, de solidaridad, de encuentro -sin prisas- con el hermano que sufre, de silencio contemplativo, de mano cálida que ofrece presencia y consuelo.

Tenemos todo un año para vivir las obras de misericordia y entre ellas encontramos “visitar y cuidar a los enfermos”, “consolar al que sufre”.

 La tarea es amplia y, de una u otra manera, nos toca a todos. Jesús dijo un día: “a los pobres siempre los tendréis con vosotros”. Y hoy, por mucho que avance la ciencia, también tendremos siempre a nuestro lado a los enfermos: familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo...

Que el Señor os bendiga y os siga dando fuerzas para mostrar su rostro a todos los hermanos que sufren en medio del dolor y de la enfermedad.

Por Agustín Bugeda

(Vicario general)

 

Queridos amigos: la Cuaresma, Semana Santa y Pascua son tiempos bien propicios para que conozcamos un poco más, acojamos generosamente y practiquemos decididamente la Misericordia.

La Cuaresma y Pascua de este año jubilar las hemos de vivir con una mayor intensidad, como un momento fuerte para experimentar y vivir la misericordia, tal como nos indicaba el Papa en la Bula de convocatoria de este Jubileo.

Hemos de CONOCER un poco más la Misericordia divina. Conocer implica experimentar, adentrarse en el Misterio, formarse en lo esencial de nuestra fe, escuchar más detenidamente la Palabra de Dios. Que todos tengamos en estos días un tiempo generoso solo para Él, para el silencio y la escucha de su Palabra. Los diversos actos e iniciativas que se organizan en nuestra parroquia, en nuestro arciprestazgo… serán una buena oportunidad para estar más atentos a la Palabra de Dios. La práctica de los Ejercicios Espirituales, de un amplio tiempo de Retiro no debería faltar nunca en nuestros ritmos de vida.

Hemos de CELEBRAR la Misericordia del Padre, y nada mejor que a través del Sacramento de la Reconciliación. Este sacramento es uno de los mayores dones que nos ha regalado el Señor, pues cada vez que lo celebremos nos rejuvenecemos, volvemos a nacer, quedamos sanos en lo más profundo. Aprovechemos tantas ocasiones como tengamos para celebrarlo en estos días. Los templos jubilares y otros lugares han ampliado en este año el tiempo de permanencia del sacerdote en el confesionario, hay una mayor disponibilidad por parte de los ministros ordenados tal como nos pide el Papa, que todos la aprovechemos.

También hemos de PRACTICAR la Misericordia del Señor. Debemos ser “Misericordiosos como el Padre”. Nos dice muy bien el Papa en el mensaje para la Cuaresma de este año: “La Cuaresma de este Año Jubilar es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a la práctica de las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este Amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer”. No se puede decir mejor.

Queridos amigos, en medio de nuestro mundo tan convulso y complicado por tantos factores, que la contemplación de Cristo en la Cruz, la vivencia del Misterio Pascual en profundidad, nos conceda vivir en paz, trabajar por la paz y reconciliación, ser hombres y mujeres de misericordia.

Por Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente del Sistal)

 

 

Nos encontramos, queridos hermanos, en esta fiesta de san Blas, santo famoso por curar los males de garganta y festejado en muchas poblaciones, también en la nuestra. Santo muy querido por la Comunidad, siempre nos recordaba Madre Teresita que a ella le sacó una espina de la garganta cuando pensaba que se ahogaba. Nosotras conservamos la costumbre de hacerle una novena para que nos cuide la garganta y creemos que así lo hace. Hasta el momento de escribir esta carta, no habíamos pensado agradecer a san Blas la providencia del profesor de música, que está ayudando a la Comunidad desde el comienzo de este año y tal vez sí tenga algo que ver. 

Durante estos meses de invierno, cuando más trabajo hay en la ciudad y todos andáis muy atareados, en el Monasterio se hacen obras de reforma para instalar una nueva caldera para la calefacción. La Comunidad descansa, no acogemos huéspedes hasta marzo. En la soledad, en el silencio, en la Paz de este lugar que nos ha regalado nuestro Señor, ansiamos vivir escondidas en Él, mirando a la Virgen María, para que ella cada día nos enseñe a amar a Su Hijo. San Juan Damasceno lo expresa muy claro: ”María nuestra Madre modelo de vida contemplativa. ¡Oh divina y viva imagen, cuyo espíritu está sometido sólo a Dios y dirigido por Él y en cuya belleza se goza el creador!”. Orando y trabajando con este anhelo en el corazón, nos hacemos eco de las palabras del Arzobispo de Valencia, publicadas la pasada semana: “Necesitamos el auxilio y el favor de Dios ante los problemas tan arduos e intrincados de la paz en el mundo”. Nosotras, que Dios nos ha concedido el don de habitar en su casa, nos urge este dolor de la humanidad, a vivir con los brazos y el corazón levantados constantemente al Señor, en favor de la Paz. Paz en los corazones, paz en las familias, en las comunidades, entre hermanos, en los trabajos…………Para que todos abramos la puerta de nuestro corazón a la misericordia divina. Os compartimos una frase de Madre Soledad, escrita en una pequeña estampa del Niño Jesús: “Pilares de la Paz: pobreza, paciencia, presencia, perdón y oración.” 

Ayer, en la celebración de la Presentación de Jesús en el templo, clausuramos el año de la Vida Consagrada, año, que el Espíritu Santo nos ha sellado, por la predicación del Papa: la virtud teologal de la Esperanza. Sí, Dios sabe más que nosotras. En este tiempo ordinario nos alienta y anima con esta antífona: “Los que buscan al Señor no carecen de nada”.  

Antes de despedirnos, nos unimos en oración por el alma de Julia Martínez, una amiga que ha fallecido el pasado 14 de enero y por su familia.

 

Unidos en oración, con san Francisco de Asís: “Haznos tu Señor instrumentos de tu Paz

 vuestras hermanas de Buenafuente del Sistal

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