Por José Ramón Díaz-Torremocha

(de las Conferencias de San Vicente de Paúl en Guadalajara)

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ATENCIÓN: Al finalizar el artículo que sigue en español, está su traducción al idioma inglés. Si alguno deseara que se le enviaran estos artículos a algún otro consocio, en cualquiera de los dos idiomas, indíquelo a la dirección electrónica Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. facilitándome la dirección electrónica del consocio. Al igual que aquellos que no quieran seguir recibiéndolos. Muchas gracias por su atención 

YOUR ATTENTION: At the end of the following article in Spanish, there is a translation into English. If any of you wish that other fellow members would receive these articles, in either language, please send a message to the e-mail address Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. indicating their e-mail address. For, those who do not want to receive them anymore, please follow the same procedure. Thank you very much.

 

 

Desde este mes y siguiendo las indicaciones de varios amigos, al final del artículo en español, vendrá el mismo artículo traducido al inglés. ¡Ojala! sirva esta ampliación de nuestro pequeño servicio, a contribuir a que estemos cada día más unidos en la distancia, los vicentinos “de a pie” del mundo y más al tanto de nuestras mutuas preocupaciones. Una unión en oración individual y colectiva, de alabanza al Buen Dios y de acción por nuestros amigos que sufren. Unas pequeñas Comunidades, de oración y acción, cada Conferencia, que se extienden por el mundo. 

Para eso fuimos soñados por los cofundadores y por esa razón seguimos existiendo. Ahora, se nos está pidiendo al pequeño equipo que mantiene estos artículos, que ampliemos el discreto servicio que venimos prestando. ¡Que llegue a nuestros hermanos de habla inglesa! Pues bien, después de meditarlo nos hemos dicho: hagamos el esfuerzo. Merece la pena al menos intentarlo y ver por sus resultados, si este servicio le es agradable al Misericordioso o si sólo lo es para el equipo que sostiene estos modestos escritos mensuales, (si sólo es producto de nuestra vanidad). Claro que ello es posible desgraciadamente: la vanidad nos persigue y hemos de estar siempre en guardia contra el Malo que acecha y aprovecha cualquiera de nuestras debilidades. 

Estamos dentro de una preciosa Sociedad formada y mantenida desde nuestros orígenes por seglares, seglares que comparten su fe con humildad y sin alharacas. Discretamente. Fuera de las Conferencias de San Vicente de Paúl, cualquier tipo de ostentación o de presunción. No es lo nuestro y nunca lo fue. Un consocio, llamado Jacinto, ya conocido para aquellos que siguen estos artículos, nos destinará con alguna frecuencia el fruto de la pequeña investigación que está haciendo sobre nuestros orígenes y la filosofía que nos preside. Creo que serán muy jugosas y nos ayudarán a situarnos en la centralidad de nuestra Fundación, allá hace casi 200 años, en estos tiempos de tanto cambio para todo y en todo, justificado o no. Con necesidad o sin ella. 

Para los antiguos lectores en español, de tantos lugares del mundo de estos últimos cuatro años en esta página de mi querida Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, y para aquellos que hacen fotocopias por su caridad para repartirlas entre sus hermanos por creer que les hacen el bien, para los nuevos que vendrán si esa es la voluntad de nuestro Padre y así lo permite, en el idioma que se asoma por primera vez a esta página y a todos el saludo cordial y el agradecimiento de vuestro amigo y de tantos consocio.

 

Con María, siempre a Cristo por María

 

Please find below the text in english

 

EXPANDING THE SERVICE'S RANGE OF ACTION

 

From this month, and following the suggestions of several friends, at the end of this article in Spanish, there will be the same article translated into English. I wish that this extension of our small service could help us, the "grass roots" of the Vincentian world, to become more united in spite of distance and more aware of our mutual concerns. A union in individual and collective prayer, a prayer of praise to the Good Lord and of action for our suffering friends. Conferences are small communities of prayer and action, which spread throughout the world. 

That is why the co-founders dreamed of us and that is why we still exist. Now, the small team that support these articles, we have being asked to expand the discreet service that we have been providing:  to make it reach our English-speaking brothers! Well, after thinking about it, we have said, let us make the effort! At least, it is worth trying and seeing through its results, whether this service is pleasing to the Merciful God or it is only pleasing to the team that supports these modest monthly writings, (whether it is only a product of our vanity).    Of course, this is unfortunately possible: vanity haunts us and we must always be on our guard against the Evil who stalks and takes advantage of any of our weaknesses. 

We are within a precious Society made of and kept by lay people since our origins, lay people who share their faith with humility and without fuss. Discreetly. Outside the Conferences of St. Vincent de Paul, any kind of ostentation or presumption is not proper for us and has never been. A fellow member, named Jacinto, already known to those who follow these articles, will occasionally offer to us the fruit of the small research he is doing on our origins and on the values by which we are governed. I think they will be very interesting and will help us to focus on the centrality of our Foundation, almost 200 years ago, in the present time of so many changes for everything and in everything, justified or not, needed or not. 

I thank the former readers in Spanish, from so many places in the world, in these last four years of the website of my dear Diocese of Siguenza-Guadalajara. I thank those who make photocopies out of charity to hand them out to their brothers, believing that it is beneficial to them. I finally thank the new English-speaking readers, (language that comes for the first time to this website), if that is the will of our Father and He allows it. My gratitude and warm greeting to all from your friend and fellow member.

 

With Mary, always towards Christ through Mary

 

Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

1ª Estación: Jesús Condenado a muerte

 

Si eres una persona contagiada por el virus; si estás cerca de alguien de los tuyos que está infectado, Jesús fue condenado y tenido por leproso y blasfemo, mírale a Él.

 

2ª Estación: Jesús carga con la Cruz

 

Si tú has sido hospitalizado, o alguno de los tuyos lo está, y sientes el peso insoportable de la prueba, mira a quien cargó con nuestros sufrimientos.

 

3ª Estación: Jesús cae en tierra, por primera vez

 

Si en estos momentos te acosa la tentación de la desesperanza, de la angustia, y hasta de la depresión, mira a Jesús, que caído en tierra, se levanta.

 

4ª Estación: Jesús se encuentra con su Madre en el Camino de la Cruz

 

Si tienes algún familiar contaminado, y no puedes acercarte a verlo, si estás aislado en tu propia casa, sin poder demostrar tu cercanía, contempla el dolor de María ante su Hijo en la Vía Dolorosa, sin poderse acercar a Él.

 

5ª Estación: El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz

 

Si eres profesional de la medicina, si perteneces a los destacados para poner tus manos en el dolor y en la enfermedad, en la soledad y el aislamiento, eres como el Cirineo. El papa Francisco te ha llamado el santo de la puerta de al lado. Gracias.

 

6ª Estación: La verónica enjuga el rostro de Jesús

 

Si eres uno de los voluntarios, que se ha ofrecido para enjugar el dolor del que sufre, siente el gozo de llevar en tus ojos el rostro que se imprimió en el velo de la Verónica. Gracias.

 

7ª Estación: Jesús cae en tierra por segunda vez

 

Si te oprimen las noticias de los que especulan, de los que mienten, de los que se aprovechan del dolor ajeno, mira a Jesús, que no cede y se levanta, hazlo tú con gestos sinceros que animen y den esperanza.

 

8ª Estación: Jesús, camino del Calvario, se dirige a las mujeres de Jerusalén

 

A ti, madre, hermana, trabajadora, ama de casa, acoge la mirada de Jesús y convierte tu lamento en gestos solidarios, entrañables, amorosos, que tanto ayudan. Gracias.

 

9ª Estación: Jesús cae por tercera vez en tierra

 

Si ves cómo se derrumba tu negocio, y se quiebra tu economía, si das por perdido todo tu esfuerzo, no deseo decirte palabra de compromiso, pero quizá sientas junto a ti una mano tendida. Mira a Jesús que vuelve a levantarse. No te hundas, espera, espera en el Señor.

 

10ª Estación: Jesús es despojado de sus vestidos

 

Si te sientes despojado, porque te ha alcanzado el virus, y estás desnudo y solo en una habitación, o estás en cuarentena, te invito a que mires a Quien desnudo y solo dio su vida por amor a todos.

 

11ª Estación: Jesús es clavado en la Cruz

 

Si estás en la UCI, o aislado; si estás sin poder salir de casa, sujeto, si te sientes clavado y solo, mira al Crucificado. No deseo oprimirte más, pero Él se trasfunde en nuestro dolor y lo transforma en redención.

 

12ª Estación: Jesús muere en la Cruz

 

Por ti, que nos has dejado, y ya has pasado el umbral de la muerte, rezo y a ti me encomiendo. Por ti, que has perdido un ser querido, y no te has podido acercarte a darle un beso, te acompaño en tu dolor, aunque nunca lo sepas. La muerte no es la última palabra. Jesús muere y convierte la muerte en vida.

 

13ª Estación: Jesús, muerto, en brazos de su Madre

 

Si no has podido despedirte de un ser querido, si estás a distancia de quien deseas acompañar, mira a María, la Virgen de la Soledad, la Virgen de las Angustias, la Virgen de los Desamparados. Ella tiene el encargo de Jesús de consolarnos. Un beso.

 

14ª Estación: Jesús es colocado en el sepulcro

 

Si no has podido acompañar el entierro de tu ser querido, de tu amigo, si la losa del desgarro ha caído sobre tu corazón, te ofrezco mi silencio, y sobre todo el silencio de María, la mujer fuerte, que permaneció de pie junto a la Cruz, y no perdió la esperanza. ¡Ten ánimo! Tanto dolor no puede quedar sin sentido.

 

15ª Estación: Jesús resucita de entre los muertos

 

Si ahora piensas que invocar la vida es recurso piadoso, te aseguro que es desde la resurrección de Cristo que cabe permanecer en esperanza. Cuenta con la oración de muchos. Nada es inútil. Algún día comprenderemos tanto dolor e impotencia, y se hará luz. Me atrevo de decirte: Espera, espera en el Señor, que volverás a alabarlo.

 

Oración:

 

Señor Jesús, en este día en que recordamos tu Pasión y Muerte, ayúdanos a reconocer el inmenso amor que nos tienes. Tú, Señor, entregaste tu vida por nuestra salvación, y nos has señalado un sendero por recorrer: solo quien entrega, podrá recibir. Ayúdame a acoger el inmenso don de tu amor, y a seguirte en el camino de la cruz, que es paso para la resurrección. Amén

Para que como el Papa recemos ante nuestros Cristos -Francisco lo hizo el domingo 15 de ante el Cristo de la Peste y la Virgen de la Salud de Roma- y su Madre María

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Si siempre es necesaria la oración (el tratar de amistad con Quien sabemos nos ama, nos mira, nos guía y protege), en medio de la gran tribulación global de la pandemia del coronavirus, he aquí diez invitaciones a la oración. Nos llenarán de fuerza, de esperanza, de responsabilidad, de solidaridad, de fraternidad, de confianza, de serenidad y de consuelo.

 

Oración compuesta por el Papa Francisco

 

¡Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza!

Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, ¡oh, Virgen gloriosa y bendita!

 

Oración del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa

 

Dios Padre, Creador del mundo, todopoderoso y misericordioso,

que por nuestro amor enviaste a tu Hijo al mundo

como médico de almas y cuerpos.

 

Mira a tus hijos que, en este difícil momento

de desconcierto y consternación en muchas regiones de Europa

y del mundo, recurren a Ti en busca de fortaleza, salvación y alivio.

 

Libéranos de la enfermedad y el miedo,

sana a nuestros enfermos, consuela a sus familias,

da sabiduría a nuestros gobernantes,

energía y recompensa a los médicos, enfermeras y voluntarios,

y vida eterna a los fallecidos.

 

No nos abandones en el momento de la prueba

y libéranos de todo mal.

 

Te lo pedimos a Ti, que con el Hijo y el Espíritu Santo,

vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

¡Santa María, Madre de la Salud y de la Esperanza, ruega por nosotros!

 

“Señor, en Ti confiamos” (Misioneros Claretianos)

 

Padre nuestro,

con confianza te pedimos

que el coronavirus no haga más daño

y que pueda controlarse pronto esta epidemia;

que devuelvas la salud a los afectados

y llegue la paz a todos los hogares.

 

Protégenos con tu amor infinito,

ya que confiamos en ti.

 

Acoge a las personas

que han fallecido por esta enfermedad

y conforta a sus familias.

 

Sostén y protege

al personal sanitario que la combate,

e inspira y bendice

a los que trabajan por controlarla.

 

Señor Jesús,

médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos,

nos sentimos desvalidos

pero confiamos en Ti;

danos tu paz y la salud que necesitamos

en estos difíciles momentos.

 

Santa María, salud de los enfermos,

cuídanos y condúcenos con tu amor

para que podamos volver pronto

a nuestras ocupaciones.

 

Ayúdanos, Madre, a confiar y a decir contigo “sí”,

seguros de que Dios sabe sacar de todo mal

un bien más grande. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

 

Oración en  EL ECO de Sigüenza-Guadalajara 

Para pedir, todos los días, que Dios nos libre de la epidemia y sus males, Pedro Moreno Magro, director de El ECO, la publicación semanal de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, escribe esta oración:

 

Padre bueno y providente,

Creador de la tierra que pisamos y el sol que nos alumbra,

guarda y protege la obra de tus manos.

Guarda y protege a tus hijos, a toda la familia humana.

Guarda y protege a cada uno de nuestros hogares y amigos.

 

Padre bueno y providente,

ayuda y bendice a los enfermos de coronavirus en su sanación

y sostén a los trabajadores de la salud en su heroica tarea.

Danos a todos la sabiduría del corazón para saber abrirnos

al sufrimiento físico y moral de tantos hermanos enfermos.

 

Padre bueno y providente,

extiende tu mano y tu mirada de ternura y misericordia

sobre el pueblo que sufre y gime en esta hora de turbación;

extiende sobre el mundo entero tu mano y tu mirada de compasión

y que vuelva la luz y la calma al corazón de cada hombre.

 

Padre bueno y providente,

que llegue ya la salud para nuestros cuerpos y nuestras almas.

Inunda otra vez de risas y esperanza nuestras calles

y que vuelva a amanecer en todos los rincones del mundo

un tiempo de bonanza y tranquilidad.

 

Padre bueno y providente,

ilumina y alienta a quienes trabajan e investigan cada día

para buscar soluciones científicas y certeras;

y que corra entre todos los hombres un río de entendimiento,

de solidaridad y ayuda fraterna en esta hora. Amén.

 

Se concluye la oración con el rezo de Padre Nuestro. Ave María. Gloria al Padre…

 

Comunión espiritual

 

Cuando, como esta situación, no se puede recibir diariamente la sagrada eucaristía, una vez al día, en el momento en que habitualmente vas  a misa, haz  pausada y devotamente  la comunión espiritual mediante esta oración:

         

Creo, Jesús mío,

que estás real

y verdaderamente en el cielo

y en el Santísimo Sacramento del Altar.

 

Os amo sobre todas las cosas

y deseo vivamente recibirte

dentro de mi alma,

pero no pudiendo hacerlo

ahora sacramentalmente,

venid al menos

espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya os hubiese recibido,

os abrazo y me uno del todo a Ti.

 

Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

 

Y una vez hayas acabado, haces virtualmente una estación de adoración eucarística del siguiente modo: rezas tres veces (si no siete, mejor), la jaculatoria “Alabado sea el Santísimo del Altar/ Sea por siempre bendito y alabado! Y en cada una de las veces que hagas la jaculatoria, rezas un Padre Nuestro, una Ave María y el Gloria al Padre.

 

El Ángelus a los 12 del mediodía

A las doce horas del mediodía, aproximadamente, los cristianos rezan desde siglos, la oración del Ángelus, en la que se recuerda la anunciación y Encarnación del Hijo de Dios. El Ángelus se reza del siguiente modo:

El ángel del Señor anunció a María/Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.  Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

He aquí la esclava del Señor/ Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve, María,… Santa María, Madre de Dios... 

Y el Verbo de Dios se hizo carne/ Y habitó entre nosotros. Dios te salve, María,… Santa María, Madre de Dios... 

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios./ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. 

Oración final: Infunde, Señor tu gracia en nuestros corazones para que cuantos, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su pasión y su cruz lleguemos a la gloria de su resurrección.

Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

 

Decálogo escrito por el arzobispo de Toledo

 

  1. Hacer caso a todo lo que indican las autoridades sanitarias que saben más que nosotros.
  2. Pedir que el Señor les conceda la fortaleza en el riesgo para cumplir su misión.
  3. Cuidar a las personas mayores y vulnerables siempre, pero más en estos momentos.
  4. Tener la sabiduría de no cometer imprudencias que se pueden pagar caras.
  5. Quedarse en casa y no salir más que lo justo y necesario para que no se extienda el contagio.
  6. En el hogar, se pueden hacer muchas cosas estos días, como leer, videoconferencias, llamadas, meditar la Palabra de Dios...
  7. Se puede seguir la eucaristía por la televisión y la radio y hacer una comunión espiritual.
  8. Rezar por los enfermos y sus familiares en esta tribulación.
  9. Dice el Hermano Rafael que toda la ciencia consiste en saber esperar con paciencia.
  10. Rezar al buen Dios para que entre todos, no sobra nadie, venzamos la enfermedad que nos destruye y amenaza a todos. Amén.

 

Desde el pasado 29 de febrero, Francisco Cerro Chaves es el arzobispo metropolitano de Toledo y primado de España.

 

La Salve, Bajo tu amparo y Acordaos

Al obispo de la entonces diócesis de Iria Flavia (hoy archidiócesis de Santiago de Compostela) san Pedro de Mezonzo (903-1003), se la atribuye la composición de una de las hermosas y populares marianas: “Salve, Regina”, en latín, la Salve en español. Con todo, también se atribuye esta plegaria mariana al obispo de Le Puy-en-Velay, Ademar de Monteil, al monje alemán Hermann von Reichenau, e incluso al obispo legendario de Segovia San Jeroteo. Los cistercienses, los dominicos y los franciscanos promovieron su uso en diversas circunstancias (en especial en la liturgia de las horas). En 1250, el Papa Gregorio IX la aprobó y prescribió que se cantara al final del rezo de las Completas.  Sea cual fuera su autoría, esta es la oración. 

“Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.

A ti Llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce, siempre Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que nos hagamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Amén”. 

Bajo tu amparo” es considerada la primera invocación mariana  que se conoce y que  se remonta al siglo III. Reza así: “Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! Amén”.

Y por último, otra clásica y preciosa oración mariana y también muy oportuna para este tiempo de turbación, es el “Acordaos” de san Bernardo de Claraval (1090-1153). Este es el texto de esta popular y hermosa plegaria:”  Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén”.

 

Texto publicado en NUEVA ALCARRIA el viernes 20 de marzo de 2020  

Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

Desde que nos ha asaltado la pandemia, quizá estás saturado de recomendaciones, algunas de ellas incluso pueden ser contraproducentes, y cabe que hasta falsas. Desde esta proliferación de consejos, no quisiera producir un efecto contrario a mi deseo de sumar alguna herramienta, para que te defiendas de todos los virus. 

Me atrevo a compartir contigo lo que a mí me ha hecho y me hace bien en tiempos de aislamiento, de soledad y de desierto, sobre todo cuando es una situación obligada.

 

Experiencia 

  • En las tareas diarias, desde el momento de tenerse que levantar, por la mañana, hasta terminar la jornada, para obrar con prontitud y generosidad, ayuda el tener un motivo de relación personal, por el que hacerlo. A mí me ayuda personalizar el salmo: “Oh Dios, Tú eres mi Dios, por ti madrugo” (Sal 62). 
  • En momentos de tener que convivir mucho tiempo con las mismas personas, favorece las relaciones el estar atentos, ser conscientes y sensibles en todo lo que se hace y se habla. Un pequeño gesto o una palabra se convierte en acontecimiento que construye comunidad o que desestabiliza. “Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos” (Sal 132). 
  • Doy fe de la ayuda que supone vertebrar el día con el rezo de la Liturgia de las Horas. Para mí supone medir los tiempos, programar las tareas, y lubrica el esfuerzo, además de trascender la jornada. “Siete veces al día te alabo por tus justos mandamientos” (Sal 118). 
  • Es distinto dejar trascurrir el tiempo, que jalonarlo con momentos de oración, más aún si es comunitaria. Las horas de la alabanza, de la súplica, de acción de gracias, y en la que se pide la reconciliación, convierten la jornada en una liturgia. Más aún si se puede celebrar la Eucaristía. “Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer” (Mc 13, 35) 
  • Es una ayuda, para pasar la jornada sin excesivo agobio, el marcarse un horario, cambiar de actividad, y realizar las tareas domésticas con generosidad. Fijar el tiempo de oración, de trabajo, de lectura, de convivencia, de silencio, libera de la inercia y de la apatía. Jesús nos enseña a participar en el culto comunitario, a convivir con los amigos, a realizar la tarea, y a vivir en intimidad con Dios (cf. Mc 1, 21-38). 
  • En tiempos de intemperie, fortalece el tener presente a quienes viven a esta misma hora en los hospitales, sin tierra, sin techo, sin familia. No tanto para consolarnos, sino para solidarizarnos. “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme” (Mt 25, 34-36). 
  • El desierto despierta la sensibilidad, agudiza la conciencia, abre a la comunión universal, se tiene experiencia de fragilidad, crece la comprensión de los otros, se experimenta la misericordia, y nos convierte en misericordiosos. Y hasta cabe que en él sintamos la experiencia de la mayor intimidad con Dios. (La llevaré al desierto, y le hablaré al corazón” (Os 2, 16).

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