Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

En su mensaje «Urbi et Orbi» de Pascua 2024, Francisco clama en pro de la paz, de la vida y de los más vulnerables y propone al Resucitado como nuestra esperanza

 

 

 

 

Como en otros años, el primer artículo de esta página de Religión de NUEVA ALCARRIA tras la Semana Santa se centra en el mensaje que el Papa ha dirigido a la ciudad y al mundo (de ahí, su nombre latino de mensaje «Urbi et Orbi») con ocasión de la fiesta de la Pascua de Resurrección del Señor, la fiesta más importante del año cristiano y de la misma historia de la humanidad.

Este mensaje, que también se produce el 25 de diciembre, fiesta de la Natividad de Jesucristo, y que conlleva bendición papal especial con indulgencia plenaria, aborda el significado de la Pascua y lo proyecta sobre la realidad presente. Por ello, la invasión y guerra en Ucrania, en Siria, la situación bélica en Gaza y en otros lugares han estado muy presentes en las palabras del Papa Francisco.

 

 

Texto íntegro mensaje papal «Urbi et Orbi» 2024

Hoy resuena en todo el mundo el anuncio que salió hace dos mil años desde Jerusalén: “Jesús Nazareno, el Crucificado, ha resucitado” (cf. Mc 16,6).

La Iglesia revive el asombro de las mujeres que fueron al sepulcro al amanecer del primer día de la semana. La tumba de Jesús había sido cerrada con una gran piedra; y así también hoy hay rocas pesadas, demasiado pesadas, que cierran las esperanzas de la humanidad: la roca de la guerra, la roca de las crisis humanitarias, la roca de las violaciones de los derechos humanos, la roca del tráfico de personas, y otras más. También nosotros, como las mujeres discípulas de Jesús, nos preguntamos unos a otros: “¿Quién nos correrá estas piedras?” (cf. Mc 16,3).

Y he aquí el gran descubrimiento de la mañana de Pascua: la piedra, aquella piedra tan grande, ya había sido corrida. El asombro de las mujeres es nuestro asombro. La tumba de Jesús está abierta y vacía. A partir de ahí comienza todo. A través de ese sepulcro vacío pasa el camino nuevo, aquel que ninguno de nosotros sino sólo Dios pudo abrir: el camino de la vida en medio de la muerte, el camino de la paz en medio de la guerra, el camino de la reconciliación en medio del odio, el camino de la fraternidad en medio de la enemistad.

Hermanos y hermanas, Jesucristo ha resucitado, y sólo Él es capaz de quitar las piedras que cierran el camino hacia la vida. Más aún, Él mismo, el Viviente, es el Camino; el Camino de la vida, de la paz, de la reconciliación, de la fraternidad. Él nos abre un pasaje que humanamente es imposible, porque sólo Él quita el pecado del mundo y perdona nuestros pecados. Y sin el perdón de Dios esa piedra no puede ser removida. Sin el perdón de los pecados no es posible salir de las cerrazones, de los prejuicios, de las sospechas recíprocas o de las presunciones que siempre absuelven a uno mismo y acusan a los demás. Solo Cristo resucitado, dándonos el perdón de los pecados, nos abre el camino a un mundo renovado.

 

 

Tierra Santa, Israel, Palestina, Ucrania         

Solo Él nos abre las puertas de la vida, esas puertas que cerramos continuamente con las guerras que proliferan en el mundo. Hoy dirigimos nuestra mirada ante todo a la Ciudad Santa de Jerusalén, testigo del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y a todas las comunidades cristianas de Tierra Santa.

Mi pensamiento se dirige principalmente a las víctimas de tantos conflictos que están en curso en el mundo, comenzando por los de Israel y Palestina, y en Ucrania. Que Cristo resucitado abra un camino de paz para las martirizadas poblaciones de esas regiones. A la vez que invito a respetar de los principios del derecho internacional, hago votos por un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania: ¡todos por todos!

Además, reitero el llamamiento para que se garantice la posibilidad del acceso de ayudas humanitarias a Gaza, exhortando nuevamente a la rápida liberación de los rehenes secuestrados el pasado 7 de octubre y a un inmediato alto el fuego en la Franja.

No permitamos que las hostilidades en curso continúen afectando gravemente a la población civil, ya de por sí extenuada, y principalmente a los niños. Cuánto sufrimiento vemos en los ojos de los niños: ¡han olvidaron de sonreír esos niños en aquellas tierras de guerra! Con su mirada nos preguntan: ¿por qué? ¿Por qué tanta muerte? ¿Por qué tanta destrucción? La guerra es siempre un absurdo, la guerra es siempre una derrota. No permitamos que los vientos de la guerra soplen cada vez más fuertes sobre Europa y sobre el Mediterráneo. Que no se ceda a la lógica de las armas y del rearme. La paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo la mano y abriendo el corazón.

 

Siria, Líbano

Hermanos y hermanas, no nos olvidemos de Siria, que lleva trece años sufriendo las consecuencias de una guerra larga y devastadora. Muchísimos muertos, personas desaparecidas, tanta pobreza y destrucción esperan respuestas por parte de todos, también de la comunidad internacional.

Mi mirada se dirige hoy de modo especial al Líbano, afectado desde hace tiempo por un bloqueo institucional y por una profunda crisis económica y social, agravados ahora por las hostilidades en la frontera con Israel. Que el Resucitado consuele al amado pueblo libanés y sostenga a todo el país en su vocación a ser una tierra de encuentro, convivencia y pluralismo.

 

Balcanes occidentales, Armenia y Azerbaiyán

Mi pensamiento se orienta en particular a la Región de los Balcanes Occidentales, donde se están dando pasos significativos hacia la integración en el proyecto europeo. Que las diferencias étnicas, culturales y confesionales no sean causa de división, sino fuente de riqueza para toda Europa y para el mundo entero.

Asimismo, aliento las conversaciones entre Armenia y Azerbaiyán para que, con el apoyo de la comunidad internacional, puedan proseguir el diálogo, ayudar a las personas desplazadas, respetar los lugares de culto de las diversas confesiones religiosas y llegar cuanto antes a un acuerdo de paz definitivo.

Víctimas del cambio climático, víctimas del terrorismo

Que Cristo resucitado abra un camino de esperanza a las personas que en otras partes del mundo sufren a causa de la violencia, los conflictos y la inseguridad alimentaria, como también por los efectos del cambio climático.

Que el Señor dé consuelo a las víctimas de cualquier forma de terrorismo. Recemos por los que han perdido la vida e imploremos el arrepentimiento y la conversión de los autores de estos crímenes.

 

Haití, Myanmar, África, migrantes, pobres

Que el Resucitado asista al pueblo haitiano, para que cese cuanto antes la violencia que lacera y ensangrienta el país, y pueda progresar en el camino de la democracia y la fraternidad.

Que conforte a los Rohinyá, afligidos por una grave crisis humanitaria, y abra el camino de la reconciliación en Myanmar, país golpeado desde hace años por conflictos internos, para que se abandone definitivamente toda lógica de violencia.

Que el Señor abra vías de paz en el continente africano, especialmente para las poblaciones exhaustas en Sudán y en toda la región del Sahel, en el Cuerno de África, en la región de Kivu en la República Democrática del Congo y en la provincia de Cabo Delgado en Mozambique, y ponga fin a la prolongada situación de sequía que afecta a amplias zonas y provoca carestía y hambre.

Que el Resucitado haga resplandecer su luz sobre los migrantes y sobre todos aquellos que están atravesando un período de dificultad económica, brindándoles consuelo y esperanza en los momentos de necesidad. Que Cristo guíe a todas las personas de buena voluntad a unirse en la solidaridad, para afrontar juntos los numerosos desafíos que conciernen a las familias más pobres en su búsqueda de una vida mejor y de la felicidad.

 

 

Valor sagrado de toda humana y de toda la vida

En este día en que celebramos la vida que se nos da en la resurrección del Hijo, recordamos el amor infinito de Dios por cada uno de nosotros, un amor que supera todo límite y toda debilidad. Y, sin embargo, con cuánta frecuencia se desprecia el don precioso de la vida. ¿Cuántos niños ni siquiera pueden ver la luz? ¿Cuántos mueren de hambre o carecen de cuidados esenciales o son víctimas de abusos y violencia? ¿Cuántas vidas se compran y se venden por el creciente comercio de seres humanos?

 Hermanos y hermanas, en el día en que Cristo nos ha liberado de la esclavitud de la muerte, exhorto a cuantos tienen responsabilidades políticas para que no escatimen esfuerzos en combatir el flagelo de la trata de seres humanos, trabajando incansablemente para desmantelar sus redes de explotación y conducir a la libertad a quienes son sus víctimas. Que el Señor consuele a sus familias, sobre todo a las que esperan ansiosamente noticias de sus seres queridos, asegurándoles conforto y esperanza.

Que la luz de la resurrección ilumine nuestras mentes y convierta nuestros corazones, haciéndonos conscientes del valor de toda vida humana, que debe ser acogida, protegida y amada. ¡Feliz Pascua a todos!


 

Publicado en Nueva Alcarria el 5 de abril de 2024

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Meditación conmovida e interpeladora para la hora de sexta del Viernes Santo, ese Viernes Santo que es toda vida humana y toda la vida humana

 

 

 

 

Una de las praxis cristianas más tradicionales y hermosas del Viernes Santo, en el mediodía, a las 12 horas (se considera que Jesucristo comenzó el camino hacia el Calvario a las 9 de la mañana –hora de tercia-, a las 12 horas –hora de sexta- fue crucificado y a las 15 horas –hora de nona- exhaló su espíritu, murió) es la meditación de las Siete Palabras.

Las Siete Palabras es la denominación convencional de las siete últimas frases que Jesús pronunció durante su crucifixión, antes de morir, tal como se recogen en los Evangelios canónicos. Los dos primeros, el de Mateo y el de Marcos, mencionan solamente una, la cuarta. El de Lucas relata tres, la primera, segunda y séptima. El de Juan recoge las tres restantes, la tercera, quinta y sexta. No puede determinarse su orden cronológico. Su orden tradicional es:

        

"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." (Lucas, 23, 34).

"Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso." (Lucas, 23, 43).

"Mujer, ahí tienes a tu hijo. [...] Ahí tienes a tu madre." (Juan, 19, 26-27).

"¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo, 27, 46 y Marcos, 15, 34).

"Tengo sed."  (Juan, 19, 28).

"Todo está cumplido." (Juan, 19: 30).

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." (Lucas, 23, 46).

 

El mismo texto evangélico atribuye a estas "palabras" un fin de cumplimiento de profecías del Antiguo Testamento: sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final (Juan, 19, 28). Estas Siete Palabras expresan, además, la entereza de Jesús, la conciencia de su misión redentora, su permanente oferta de perdón y de misericordia, la prolongación de la obra salvadora en manos de sus discípulos y apóstoles bajo la tutela de María y la sublimidad del Amor más grande, de la Misericordia que no tiene fin.

 

 

Vivir, sufrir, servir y amar según la voluntad del Padre

 

Con todo y para acercarnos más y comprender mejor, estas siete últimas palabras de Jesús en la cruz bien podríamos compendiarlas en otras dos, pronunciadas pocas horas de ser elevado sobre la cruz y morir. Ello, además, nos mostraría, una vez más, la unidad intrínseca de lo que la Iglesia celebra y denomina como triduo pascual.

La primera de estas dos palabras complementarias y unificadoras de las otras siete está separada cronológicamente de la segunda apenas un par de horas. Fue la que pronunció al concluir el rito -gesto que vale y simboliza toda una vida- del lavatorio de los pies durante la Última Cena de la tarde del Jueves Santo: "Os he dado ejemplo para que lo yo he hecho con vosotros, también vosotros lo hagáis".

La segunda, todavía en Jueves Santo, fue la exclamada en Getsemaní, mientras sudaba sangre y pasión: "Padre, pasa de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya".

 

La Misión de las Misiones

 

Toda la existencia terrena de Jesús tuvo un sentido, una lógica, una dirección: cumplir la voluntad del Padre, servir la misión redentora que le había sido encomendada, manifestar la realidad de la misericordia como ya la oferta del único Dios verdadero, del Dios que nos salva, del Dios de los cristianos. Ya nos los narra la carta a los Hebreos cuando afirma en labios del Señor que "he aquí, Padre, que vengo a hacer tu voluntad".

Cumplir la voluntad del Padre fue la misión de Jesús. ¿Y cuál era y es voluntad del Padre? La salvación, la redención.

La suya, la de Jesús, fue la más excelsa de las misiones jamás encomendada. Fue la Misión de las Misiones. Fue la misión de la salvación. Tenía que ser así: el Hijo del Hombre tenía que tomar nuestra condición en todo menos en el pecado, recorrer nuestros caminos y nuestras latitudes, sentir el gozo y el dolor de la humanidad, su necesidad, su precariedad y su esperanza. Tenía que redimir hasta lo más hondo, hasta el final, hasta lo más recóndito del hombre, hasta la muerte y muerte de cruz. Era la misión del Amor, pues nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. "Vosotros sois mis amigos".

Esta era la voluntad del Padre: sanar el corazón del corazón del hombre, herido por el pecado. Y solo podía hacerlo quien supiera de nuestras dolencias y quien poseyera la medicina de la salud verdadera. La misión de Jesús tenía, de este modo, la fuerza salvífica y redentora que necesitaba, necesita y necesitará la humanidad dolorida y anhelante. En sus cicatrices todos hemos sido sanados. La gracia está en el fondo de la pena y la salud naciendo de la herida.

 

Llamados a la misión desde la cruz

 

Y, a su vez, la misión de Jesús había de mostrarnos el camino: "Os he dado ejemplo para que lo yo he hecho con vosotros, también vosotros lo hagáis". ¿Y cuál fue y sigue este ejemplo?: servir, vivir en clave de servicio, testimoniar, mediante la humildad, la cercanía, la compasión y sencillez, la misericordia del Padre.

Ello nos lleva a que también nosotros seamos medicina de salud verdadera para los demás. También nosotros estamos llamados a reproducir, en mayor o en menor escala, su Pasión de Pasiones, su Pascua. 

La fuerza de la cruz -"cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mi"- no nos garantiza automáticamente la salvación, sino que nos pone en camino, nos lanza a la misión. La cruz está uncida, transida, empapada de fuerza y de gracia. Pero nos corresponde a nosotros saber llenarnos de ella, irrigar nuestras venas y las de nuestros hermanos de su sangre salvadora, de su potencial y caudal inagotable de misericordia.

De ahí, que la escucha dolorida de las Siete Palabras de Jesús en la cruz venga en ayuda de nuestra debilidad. Y lo hará iluminando -aun en las tinieblas de la duda, de la lejanía, de la apostasía silenciosa y de la increencia; aun en la noche del dolor abismal- el sentido auténtico de la vida.

 

Tres respuestas claves

 

Tres claves fundamentales, tres respuestas definitivas se escuchan desde el silencio y el tormento de la cruz de Cristo: la fidelidad a la voluntad del Padre en el cumplimiento de la misión encomendada (Palabras 1 -"Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" y 6 -"Todo está consumado"-), el ejercicio heroico y sublime del amor hasta el extremo -amor transido de solidaridad y de servicio al prójimo- (Palabras 2 -"Hoy estarás conmigo en el Paraíso", 3 -"Mujer, he ahí a tu hijo; hijo, he ahí a tu Madre", 4 -"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?- y 5 -"Tengo sed") y la confianza plena en que el Padre sabe lo hace y que siempre -máxime en el dolor, en la prueba y en la misión- nos acoge en sus manos misericordiosas, en su regazo materno (Palabra 7 -"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu"-).

Las Siete Palabras de Jesús en la cruz son, por ello, la síntesis de su vida y de su muerte, la prenda y anticipo de su resurrección. Son su testamento. Comienzan y acaban invocando, con dolor y amor infinitos, el nombre del Padre. He ahí, pues, su significado y su legado: vivir en la voluntad de Padre cuya gloria es la vida del hombre.

Por ello y desde entonces, la vida tiene sentido. La cruz es no solo un suplicio atroz e inhumano. Del costado de Cristo, abierto y traspasado por una lanza, brotan sangre y agua. La cruz es el árbol de la vida.

Las palabras de Jesús en la cruz no son un monólogo desesperado. Son un cántico de alabanza, desgarrado y confiado, atormentado y esperanzado. Son palabras para los demás. Son palabras pendientes de los demás: del buen ladrón -"Hoy estarás conmigo en el Paraíso-, de la Madre y del discípulo -"Madre, he ahí a tu hijo; hijo, he ahí a tu Madre"- y de la humanidad gimiente y redimida -"Padre, perdónales porque no saben lo que hacen", "Tengo sed". Son palabras del Hijo en diálogo de dolor y amor con el Padre: "Todo está consumado", "En tus manos encomiendo mi espíritu".

 

Palabras de gloria, de una gloria que es siempre la vida del hombre

 

"Os he dado ejemplo para que lo yo he hecho con vosotros, también vosotros lo hagáis". "Padre, pasa de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya". “Ahora es glorificado el Padre en el Hijo y por el Hijo; ahora es glorificado el Hijo en el Padre y por el Padre”.

Y ahora, a esta hora de la gloria, le falta tan solo la gloria, ya en prenda y en simiente, del hombre. Porque desde el Calvario la gloria plena de Dios es la vida del hombre, es que el hombre viva esa vida sembrada para siempre en la tierra abierta sobre la que se levantó y se levanta la cruz de Cristo, que elevado sobre cielos y tierra ha de atraer a todos hacia sí. Desde el Calvario, desde las Siete Palabras, la gloria de Dios es la misericordia es el “sed misericordiosos como vuestros celestial es misericordioso”.

 

Oración final

 

Señor de las Siete Palabras:

tu cruz, tu silencio y tus palabras

adoramos, y tu santa resurrección glorificamos.

Por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

 

En tus palabras y en tus silencios,

ha hablado Dios,

ha hablado el Hombre (Ecce homo),

y ha hablado para siempre.

Y sigue hablando cada vez que queremos

ser fieles a nuestra misión y vocación cristiana

y a nuestro servicio de misericordia a los demás.

 

Nunca fuiste tan Verbo Eterno del Padre.

Nunca una palabra, siete palabras,

dijeron tanto y lo dijeron todo.

 

Es tu testamento de amor y de heredad eternas.

Es tu legado que ahora nos corresponde a nosotros

llevar a plenitud de entrega, de amor y de servicio

en nuestras existencias y en las existencias

de una humanidad que solo puede ser redimida

en tu cruz salvadora, en tu silencio elocuente,

en tus palabras de Vida,

en tu abrazo de permanente Misericordia.

 

Señor de las Siete Palabras:

tu cruz, tu silencio y tus palabras

adoramos, y tu santa resurrección glorificamos.

Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. Amén.

 

Publicado en Nueva Alcarria el 27 de marzo de 2024

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Actos inmediatamente previos, recorrido por las celebraciones litúrgicas en la catedral y en la concatedral y colecta pro Santos Lugares y su significado y destino

 

 

 

 

En las vísperas mismas de la Semana Santa, que comienza pasado mañana, Domingo de Ramos, día 24 de abril de 2023, fijamos la atención en las celebraciones litúrgicas y en otras actividades pastorales relevantes.

La Semana Santa en la diócesis reserva además su espacio a las procesiones, tan hermosas en Guadalajara, en Sigüenza y en tantos otros lugares; para Pasiones Vivientes, como la tan veterana de Hiendelaencina; otras pasiones vivientes como en Albalate de Zorita, Fuentelencina, Marchamalo, Trillo, Pioz, Iriépal y Pozo de Guadalajara; Vía Crucis singulares; y tradiciones pintorescas y felizmente recuperadas como en Budia con los soldados de Cristo…

De todo ello, ya tendrán nuestros lectores amplia información. He aquí ahora esta otra -más litúrgica y pastoral- Semana Santa y su prolongación en la Pascua.

 

Hoy, pregón de Semana Santa en Guadalajara

 

La concatedral de Guadalajara acoge, a las 20:15 horas, del viernes 22 de marzo, Viernes de Dolores, el pregón de Semana Santa, que es este año es pronunciado por la periodista Mercedes Castellano Fernández, presentadora, desde el año 2000, de nuestras emisoras locales de la Cadena COPE. Mercedes Castellano está casada y es madre de dos hijos.

Tras su intervención, el grupo musical “Ad libitum” ofrece un recital de música sacra.

 

 

La Semana Santa en Sigüenza con don Julián

 

En consonancia con la praxis establecida en la diócesis hace ya más de cinco décadas de alternancia del obispo para presidir la Semana Santa bien en Sigüenza o en Guadalajara, este mismo ciclo lleva a que en 2024 a nuestro obispo diocesano, monseñor Julián Ruiz Martorell, le corresponda hacerlo en Sigüenza.

En Sigüenza, el Domingo de Ramos y su procesión comenzará en la parroquia de Santa María a las 11:20 horas, y a las 12 horas, una vez concluida esta, la misa será en la catedral (parroquia de San Pedro).

Este mismo templo catedralicio acoge los oficios del Jueves Santo y del Viernes Santo, con horario, respectivamente, a las 19 y a las 18:30 horas, la vigilia pascual a las 21:15 horas del sábado santo, día 30 de marzo, y la misa de Pascua a las 12 horas del domingo 31 de abril, tras la cual será la procesión del Encuentro desde la catedral hasta la ermita de la Cofradía de la Vera Cruz, junto a la iglesia de las Clarisas

Las dos principales procesiones de la Semana Santa seguntina serán el Viernes Santo, 29 de marzo: a las 12 horas, la procesión del Vía Crucis y a las 21 horas, tras el sermón de Soledad, la procesión del Cristo Yacente y del Santo Entierro. Como acontece desde 2017, y una vez recuperada la tradición interrumpida en 1780, antes de esta procesión la cofradía procederá al descendimiento de Jesús de la cruz. Será a las 20:30 horas en el altar de la Virgen de la Mayor. Nuestro obispo don Julián tendrá asimismo el sermón de Soledad en la hora indicada de la tarde del Viernes Santo.

Como preparación para del tan intenso día del Viernes Santo, a las 08:30 horas, en San Pedro, será el tradicional sermón de Pasión. Tras el Sermón de Pasión, será el Vía Crucis por el Paseo de las Cruces de Sigüenza.

 

La Semana Santa en Guadalajara con el vicario general

 

El Domingo de Ramos, pasado mañana, 24 de marzo, la correspondiente procesión comenzará a las 11:15 horas en la Plaza de Santo Domingo, junto a San Ginés, y discurrirá hasta San Francisco, donde será la misa.

Los oficios del Jueves Santo y del Viernes Santo, ya en la concatedral de Santa María, serán, respectivamente, a las 18:30 horas y a las 17:30 horas. En la misa del Jueves Santo participará la Cofradía de los Apóstoles.

La vigilia pascual será el sábado 30 de marzo, a las 23 horas. Antes y también el Sábado Santo, la concatedral acoge a las 10 horas el Vía Matris, vigilia mariana de oración que será también a las 10 horas en la parroquia de María Auxiliadora (Salesianos) y a las 11 horas en la parroquia de El Salvador. El acto principal del Domingo de Pascua, 31 de marzo, será la procesión por las calles del centro de la ciudad con la imagen de Cristo Resucitado, a partir de las 11:30 horas, desde la parroquia de Santa María y regreso a la concatedral, donde, a las 13 horas, se oficiará la eucaristía.

Todas las procesiones, con mejoras de ornamentación, decoración y música, serán las habituales y en sus horarios habituales. La más concurrida y emotiva de las procesiones de Guadalajara es la del Silencio y del Santo Entierro en el atardecer del Viernes Santo, con salidas de los pasos procesionales desde distintos lugares. La procesión comienza a las 20 horas.

 

Martes Santo Sacerdotal en Sigüenza

 

Una de las citas ya tradicionales de la Semana Santa en la diócesis —al igual que en toda la Iglesia— es la celebración de la Misa Crismal, en la que se bendicen los santos óleos para la administración de los sacramentos y los sacerdotes renuevan las promesas de la ordenación sacerdotal.

La cita será en Sigüenza el Martes Santo, día 26 de marzo. La primera parte de los actos será en el colegio episcopal Sagrada Familia, desde las 10:30 a las 12 horas, con retiro espiritual predicado el obispo diocesano.

A las 12:30 horas será la misa en la catedral de Sigüenza (parroquia de San Pedro), presidida por don Julián, en su primera misa Crismal entre nosotros. Un centenar de sacerdotes, y numerosos fieles asisten a los actos.

 

 Vía Crucis de los Jóvenes en Guadalajara, Martes Santo noche

 

La Delegación diocesana de Pastoral Juvenil organiza en Semana Santa el Vía Crucis de los Jóvenes. Será el Martes Santo, día 26 de marzo, a partir de las 21 horas.

El Vía Crucis, con la cruz diocesana de los jóvenes como principal signo externo, partirá de la parroquia del Santísimo Sacramento con destino final en la parroquia de San Diego. Varios centenares de personas se suman a esta iniciativa.

 

Colecta por Tierra Santa, el Viernes Santo

 

Otra convocatoria tradicional de la Semana Santa, de carácter pontificio y universal, es la jornada y colecta por los Santos Lugares de Tierra Santa. Será el Viernes Santo, día 29 de marzo.

“Tierra Santa sigue sufriendo” es el lema de este año del Día de los Santos Lugares, en medio de la guerra en Gaza, que, además de sus primeros efectos devastadores, ha cancelado también las peregrinaciones al País de Jesús, fuente fundamental del sustento de los cristianos de la zona.

Los donativos para Tierra santa se pueden canalizar a través de las parroquias y también mediante el siguiente código de BIZUM en el teléfono móvil: 00771.

 

Custodia Franciscana en Tierra Santa

 

Fundada por san Francisco de Asís en 1217 en el Capítulo de las Esteras y con la peregrinación del santo y el envío a Tierra Santa de los primeros frailes, en 1219, fue encomendada definitivamente por el Papa Clemente VI a los franciscanos en el 1342.

La Custodia Franciscana de Tierra Santa, a día de hoy, está presente hoy en Israel, Palestina, Jordania, Egipto, Siria, Líbano, Chipre y Rodas. En ella, están comprometidos 270 franciscanos de 41 naciones. Colaboran con ellos 62 Comisarías de Tierra Santa, en 41 naciones y más de 150 religiosas de varias órdenes. Custodia los lugares evangélicos en 55 santuarios, algunos de ellos bajo la autoridad de cristianos ortodoxos, musulmanes o hebreos.

 Ejerce la pastoral en 24 parroquias y 79 iglesias. Dirige la actividad educativa en 15 escuelas, 3 centros de Formación Profesional, y cada año da 525 becas de estudio anuales para estudiantes universitarios. Sostiene la actividad social con más de 630 viviendas para familias necesitadas, 5 hospitales para enfermos y niños huérfanos, 6 casas novas para acogida de peregrinos (más de 500 plazas de alojamiento) y otros 1.100 puestos de trabajo en diversas actividades. En Siria, martirizada por la guerra desde 2011 y ahora asolada por los recientes terremotos de febrero pasado, la Custodia ha reconstruido 1.300 casas para familias con necesidad.

Asimismo, promueve la acción cultural, científica y ecuménica desde la Facultad de Teología bíblica y arqueológica, el Estudio Teológico Jerosolimitano, el Centro de Estudios Orientales de El Cairo, el Centro Ecuménico de Damasco, los centros editoriales de Jerusalén, Milán y Madrid, con la edición de la revista Tierra Santa en 6 idiomas, las publicaciones científicas del Estudio Bíblico Franciscano y otras publicaciones, el Centro de Información Cristiana en Jerusalén y el instituto musical Magníficat para la juventud.

 

Vía Lucis en Guadalajara, el sábado 6 de abril

 

El Vía Lucis es una práctica de oración y piedad similar al Vía Crucis. Si en este se recorren 14 estaciones de la pasión y muerte del Señor, en el Vía Lucis son otras tantas estaciones que recrean la resurrección de Jesús, sus apariciones, su Ascensión y el envío del Espíritu Santo.

Más allá de su ejercicio en las parroquias y comunidades, desde hace una decena de años, hay un Vía Lucis diocesana. Será a partir de las 9:30 horas del sábado 6 de abril desde la parroquia de María Auxiliadora a la de Santiago Apóstol. Es una iniciativa de la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar y Nueva Evangelización.

 


 

□ Últimas plazas para una peregrinación a Caravaca de la Cruz del 1 al 4 de julio

Del lunes 1 al jueves 4 de julio, discurrirá un nuevo cultural y religioso de la Asociación de Amigos de la Catedral de Sigüenza, con salidas desde Sigüenza, Guadalajara y Madrid. El destino será Caravaca de la Cruz, con ocasión del presente año jubilar de la Cruz de Caravaca. También se visitarán con detenimiento las ciudades de Valencia y de Murcia. El precio por persona del viaje es de 595 euros.  Se puede ampliar información en los teléfonos 670 39 9161 y 949 390655.

Esta iniciativa viajera, cultural y religiosa, una de las más veteranas y populares de la diócesis, nació en 1990. Hasta ahora ha habido 74 viajes, con destinos a 37 países distintos de 4 continentes y a la práctica totalidad peninsular de España. El número de viajeros asciende a día de hoy a 3.787 participantes.

 

Publicado en Nueva Alcarria el 22 de marzo de 2024

Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

 

Preámbulo:

 

Sólo por verte danzar,

Cristo ya unido al madero,

tu procesión es sendero

que nos convoca aquí a estar.

 

Y a este Jesús yo le quiero

este canto dedicar,

que Arriaca sabe amar

a Jesús, el gran Viajero.

 

 I. Viernes de Dolor

  

Es ya Viernes de Dolor

que llega a Guadalajara.

¡Quien pudiera y ya pasara

a otra jornada mejor!

 

En que el dolor se aliviara

de todos alrededor,

y no muriese hoy el sol

que a todos alimentara.

 

La procesión del Silencio

y también del Santo Entierro,

 

sale en la Concatedral.

Es la Pasión general.

 

II. Cofradía de la Pasión del Señor

  

Cofrades de la Pasión del Señor

abren la comitiva en desconsuelo,

¡qué triste se pone, y en congoja, el cielo

sintiendo, en sí mismo, abrirse un temblor!

 

Los pasos que lleva son:

Cristo de la Expiración.

 

La Virgen de la Piedad

y Jesús de la Pasión.

 

III. Cofradía de los Dolores

  

Después Cofradía de los Dolores

sigue detrás a la de la Pasión.

Van en pos de Jesús, el Redentor

de nuestros humanos yerros y errores.

 

Lleva pasos del Calvario

y Virgen de los Dolores

que va rezando el rosario,

por llenarle aún de amores

 

IV. Cofradía del Cristo Yacente

 

La cofradía del Yacente Cristo

del Santo Sepulcro hilera es siguiente,

con todo su nazareno penitente

y el luto en los hábitos entrevisto.

 

Desfila el Cristo Yacente,

la Cruz Desnuda va enfrente.

 

V. Cofradía de la Virgen de la Soledad 

 

Y al final sale a la nocturna escena

la más postrera y última Hermandad:

la de la Virgen de la Soledad.

Porta en lágrimas su Virgen Morena.

 

Con Virgen de Soledad

Cristo un Consuelo hallará.

 

VI. La esperanza final

 

¡Oh, Procesión General de Arriaca

en que el Dios Jesús, el Crucificado,

ya en clavos de dolor ha agonizado,

ante la gente de Guadalajara!

 

¡Oh, Procesión General de Arriaca

en que el Dios Jesús, el Crucificado,

ya en clavos de dolor ha agonizado,

ante la gente de Guadalajara!

 

Y ha sido ya en un sepulcro enterrado.

¡Pero aún cierra el desfile alcarreño,

la gran esperanza de un mayor sueño:

la Pascua en que sea resucitado!

 

 

 

 

Juan Pablo Mañueco

https://www.youtube.com/watch?v=HdKSZzegNN0

 

 

Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencia de Santa María la Real en Guadalajara)

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Silencio

¿Cómo podemos abrirnos al misterio de Dios, a los valores espirituales y a nuestra grandeza humana,

sí estamos rodeados de un constante alboroto?[1]

 

Me gusta el Cardenal Sarah. Quizás porque le entiendo muy bien. Es sencillo y claro escribiendo. Por eso, es fácil leerle y seguir su pensamiento. Hasta para mí, dicho sea, en verdad y en absoluto con falsa humildad. Uno llega hasta donde llega y bendito entendimiento que me hace reconocer y no aceptar, mis limitaciones. No las acepto y por ello: sí acepto que me encuentro en un permanente ejercicio/proceso de aprendizaje y formación y desde luego de perfeccionamiento espiritual.

 

Es un autentico placer llegar a viejo o estar rondando la llegada y tener la posibilidad de intentar ayudar a otros con la experiencia de vida ¡Ojalá! lo consiga. Aunque parezca que las opiniones de los mayores, cada día, tienen menos audiencia.

 

Tengo claro que sí debo dedicar horas a la oración, reglada o no, también he de dedicar momentos a la meditación. Meditación reglada o improvisada, pidiendo al Amigo que no falla, que no me abandone y que, como tantas veces, le sienta cercano, le sienta paterno y materno.  Que llegue a entender que quiere de mí y me dote de las fuerzas para seguir la senda en el servicio que me demande.

 

Que me ayude a encontrar el camino hoy, para continuar mi servicio eclesial. Para poderle servir a Él y a Su Iglesia, casi diría que con una profesionalidad que aspiro a que – cada día -  sea más tierna y amigable para con aquellos con los que hago y hacemos el mismo camino.

 

Lo he verbalizado muchas veces y es muy posible que, hasta a algún amigo lector con el que ya desde ahora me disculpo, pueda parecerle aburrida la repetición, pero creo firmemente que el hombre deja de ser un sujeto pensante para convertirse en otra cosa, casi inanimada, cuando cree que ya no tiene capacidad para aprender o para enseñar a otro.

 

Para seguir ese camino también de aprendizaje espiritual, donde tenemos que aspirar a alcanzar el silencio de Dios y con Dios. Sin embargo, conozco con frecuencia, grupos dedicados a la oración comunitaria que no han alcanzado el grado de silencio necesario.

 

¡Claro que es buena la oración comunitaria en mi criterio y experiencia! Magnífica. Pero, a veces, se habla demasiado y no se dejan, al menos como digo en mi experiencia, espacios para el silencio. Silencio que ayude a la meditación personal, espiritual y muda ante lo que se ha escuchado.

 

Que pueda dirigirme, filialmente a Él y así lo sienta, como el Padre que es en Jesús. Que quien en la Iglesia tenga el servicio de la palabra, que se note que lo que se escucha, lo que se lee, es parte de un trabajo serio y que no se improvisa.

 

Más que un trabajo, que se perciba que con la necesaria humildad, sabiéndose pobre obrero en la Viña, que se está aspirando a prestar un servicio al Pueblo de Dios y al mismo Dios.

 

A Cristo siempre por y con María

 

 

 

José Ramón Díaz-Torremocha

Conferencia Santa María la Mayor

Guadalajara, España

 

 

 

 

Silence

How can we open ourselves to the mystery of God,

to spiritual values and to our human greatness,

when we are surrounded by constant turmoil?[2]

 

I like Cardinal Sarah, maybe because I understand him very well. He is simple and clear in his writing. That is why it is easy to read him and to understand his thoughts. Even for me; I say it in truth and not at all with fake humility. One goes as far as one can go and blessed be the understanding that makes me recognise and not accept my limitations. I do not accept them and therefore: I do accept that I am in a permanent exercise/process of learning and training and certainly of spiritual improvement. 

 

It is a real pleasure to reach old age, or to be approaching the arrival, and to have the possibility of trying to help others with the experience of a whole life. I wish I could succeed! Even if the opinions of the elderly seem to have less and less audience every day.

 

It is clear to me that if I have to dedicate hours to prayer, whether regulated or not, I must also dedicate moments to meditate. Meditation, whether regulated or improvised, asking the Friend who does not fail, not to abandon me and, as so often, that I may feel close to him, that I may feel his fatherly and motherly presence. That I may come to understand what He wants from me and He may give me the strength to follow the path in the service He demands of me.

 

May He help me to find the way today, to continue my ecclesial service. To be able to serve Him and His Church, I would almost say with a professionalism that I seek it to be - each day – gentler and friendlier towards those with whom I make the same journey.

 

I have said it many times and it is quite possible that it may even seem boring to a reader friend to whom I apologise, but I firmly believe that a man ceases to be a thinking subject and becomes something else, almost inanimate, when he believes that he no longer has the capacity to learn or to teach others.

 

To follow this path of spiritual learning, we have to strive to reach the silence of God and with God. However, I often meet groups engaged in communal prayer that have not reached the necessary degree of silence.

 

Of course, according to my judgement and experience, community prayer is good! It is magnificent. But sometimes too much is said and too little space is left for silence, at least in my experience. Silence that helps personal, spiritual and silent meditation on what we have listened to.

 

May I be able to address Him filially and feel Him as the Father who is in Jesus. That whoever in the Church has the service of the word, may we feel that what we listen to, what is read, is part of a serious work and that it is not improvised.

 

More than a piece of work, it should be perceived that, with the necessary humility, knowing oneself to be a poor labourer in the Vineyard, one is seeking to render a service to the People of God and to God Himself.

To Christ, always through and with Mary

 

 

José Ramón Díaz-Torremocha

Conference of Santa María la Mayor

Guadalajara, Spain


[1] “La fuerza del silencio” Cardenal Robert Sarah, Editorial Palabra, pag 63

[2] “The power of silence” Cardinal Robert Sarah, Publisher Palabra, page 63

 

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