Rafael Amo Usanos

(Delegado diocesano de Ecumenismo)

 

El movimiento ecuménico nació a finales del siglo XIX y principios del XX en un momento de evangelización de África por parte de diversas confesiones cristianas.  El escándalo de la división de la Iglesia se hizo patente en el momento de su expansión misionera.

La división es un escandalo para los seguidores de Cristo, el mismo que pidió a Dios Padre que todos sean uno. Y a raíz de ese escandalo surgió un movimiento espiritual que pronto que institucionalizó para intentar llegar a la comunión de todas las Iglesias y comunidades eclesiales. 

Este proceso es muy complejo, tiene muchos niveles, requiere mucho estudio y diálogo, pero sobre todo requiere una actitud. Una actitud de acogida que surge por el respeto a la dignidad de la persona humana y el intento de cumplir la voluntad de Dios. 

Hoy más que nunca esa actitud es necesaria para humanizar este tiempo que complejo que toca vivir. Europa se prepara la acoger a cientos de miles de refugiados. España está intentado negociar un número tal que no sea tan grande que desestabilice algunos aspectos económicos y sociales, es decir, un número que pueda “integrar”. Que pueda ser acogido. Porque acoger es algo más que darles un techo y comida. Hay que atenderlos sanitariamente, tener plazas educativas para los niños, enseñanza de idioma para los adultos, puestos de trabajo y sobre todo un clima social que los trate con la dignidad que tienen por ser personas, iguales a todos sin ningún tipo de discriminación. 

El papa Francisco reclama que cada parroquia, santuario o comunidad religiosa, acoja una familia. Se ha formado una comisión interministerial para gestionarlo. Ayuntamientos se ofrecen para la acogida. Pero todos piden cautela porque hay que saber organizarlo. 

En Sigüenza sabemos hacerlo. Una pequeña ciudad que no llega a los 5000 habitantes, lleva desde el año 1992 acogiendo refugiados en número proporcionalmente importante con respecto a su población en el Centro de Acogida a Refugiados de ACCEM. Merece especial atención la acogida a los refugiados albano-kosovares del año 1999. También acogió a un centro de Proyecto Hombre para personas que abandonan el mundo de la droga, cuando otras localidades se manifestaron en contra de que se instalará en ellas. Sin que desde entonces hasta hoy haya ocurrido ningún incidente reseñable. 

No es solo trabajo de ACCEM –la ONG que gestiona el Centro con su buen hacer. Es fruto del talante tolerante, culto,  y abierto de sus ciudadanos. De sus médicos y personal sanitario que hacen el esfuerzo por atender a personas que desconocen el idioma. De los profesores de los colegios que dedican un especial esfuerzo a esos niños que necesitan educación. De los empresarios que dan trabajo y dignidad a muchos de esos refugiados. De las parroquias y de sus caritas parroquiales que ayudan a las familias que una vez ha terminado su estancia legal en el centro permanecen en Sigüenza. De los voluntarios que dedican su ilusión y esfuerzo a este grupo de personas. De los ciudadanos de Sigüenza que muestran su cariño, cercanía y solidaridad.   

En Sigüenza sabemos hacerlo. Sabemos acoger emigrantes y refugiados, sabemos tratar con dignidad a todas las personas. Porque todos somos iguales en derechos sin distinción de raza, sexo o religión. Llevamos muchos años mostrando que los ciudadanos de esta ciudad abierta, culta, solidaria y tolerante somos capaces de devolver la dignidad a las personas que necesitan que sus derechos sean respetados.

Por Sor Mª de Cortes Astasio Lara

(Delegación de Pastoral Penitenciaria)

 

 

Después de unos días de descanso, los voluntarios de Capellanía Católica nos encontrábamos de nuevo el día 4 de septiembre, para preparar el día de Nuestra Señora de la Merced que la celebraremos el día 24 a las 10:30 en el Centro Penitenciario de Estremera, junto con los interno/@s. También nos ocuparon otros temas como es, la renovación del Programa de Intervención, que tenemos que presentar para los próximos dos años.

Es muy gratificante el empeño que todos manifestamos por dar una mayor cobertura en nuestra tarea, y era preciso reorganizar, formación, talleres, horarios, temas para exponer, debatir, dialogar. Es necesario avanzar y dar respuesta a esta dura realidad, desde  una mirada cristiana, la cárcel se convierte en uno de los lugares privilegiados para el encuentro con Cristo, porque allí donde hay sufrimiento y dolor, Él se hace presente, Dios tiene sus preferencias y toma postura por el sufrimiento del hombre, Dios no es parcial. Esta imparcialidad de Dios, nos conduce a tomar parte, y a mirar con la mirada de Dios.

Aprovecho este medio para agradecer al Director del Centro Penitenciario de Alcalá Meco  D. Carmelo Vilches Perelló, su invitación  a los actos que tendrán lugar este mismo día de la Merced, y el facilitar la entrada a los distintos módulos para visitar y acompañar a los internos/@s.

Tengamos presente en nuestras oraciones, a todos los hermanos que sufren la marginación, y la privacidad del Don divino de la Libertad.

 

Por Santiago Moranchel

(Delegación de Enseñanza)

 

Ya ha comenzado el nuevo curso escolar, 2015-2016.

Después del agobiante verano, volemos a la tarea de la Educación con mayúsculas.

Aunque ya han empezado las clases, los primeros contactos, aún quedan pueblos y ciudades que ven el horario alterado porque quedan Vírgenes o Cristos por celebrar.

Mientras tanto, desde la Delegación Diocesana de Enseñanza se van ajustando horarios con los profesores, se completan sustituciones... La maquinaria se pone en marcha.

Y lo primero dos convocatorias que recordar al comienzo del curso:

  • El martes 15, para los profesores de Infantil y Primaria, y miércoles 16, para los de Secundaria, de 5 a 7 de la tarde en la Casa Diocesana, tendremos una puesta al día, con la profesora Mª Eugenia Gómez Sierra, en el Nuevo proyecto Curricular según al LOMCE.
  • El martes 22, a las 5 de la tarde, quedamos en el Colegio Diocesano, "Cardenal Cisneros", para inaugurar el nuevo curso y celebrar la llamada "Missio Canónica" presidida por D. Atilano, en la Eucaristía que comenzará a las 6 de la tarde. Acto sencillo pero de gran importancia pues se trata de una acontecimiento plenamente eclesial, en el cual, el responsable de la Diócesis, el Obispo, nos envía (=missio), como Jesús lo hizo un día con sus discípulos, a anunciar la Buena Nueva del Evangelio, a todas partes, y a todos, vayan o no clase de Religión.

 

En medio de estas fechas e inicios cargados de ilusiones, de nuevas esperanzas, nuevos proyectos y programaciones, nuevos alumnos y compañeros docentes, no faltarán las viejas reivindicaciones en contra de la presencia delo religioso en la escuela, o los viejas trabas que obstaculizan su normal desarrollo, o los viejos argumentos anticlericales, laicistas, de oposición continua contra todo lo que "huela" a religión.

Si aumentamos el foco de nuestra cámara, podremos observar como los inicios del nuevo curso también viene marcados por la noticia de las continuas marchas de los refugiados a causa del llamado "Estado Islámico", la persecución continua de cristianos, él éxodo masivo de hombres y mujeres desplazados de sus tierra, de su familia, de sus raíces por cuestiones de poder, política, o por razones económicas. Algo que está haciendo temblar a la "Vieja "Europa que se reparte la distribución y la acogida de refugiados... Y en todos ello, siempre un hilo sutil y fino, que hará que no acabemos de entender de todo lo que está pasando hasta que no pongamos en nuestros esquemas mentales el elemento religioso.  Aunque solo se trate de mera estrategia o simple búsqueda de razones a la pregunta: pero ¿qué está ocurriendo? Hasta para solucionar los problemas necesitamos de la visión religiosa de la humanidad, o del aspecto religioso de la persona para entender que es o que no es lo que la religión aporta a la humanidad.

 

Volvemos a concentrar el foco de nuestra cámara a nuestra realidad cotidiana y puede ser un buen momento, este de comienzo de curso, para poder volver la mirada al Maestro de Nazaret y pedirle que nos enseñe a caminar con él, darle gracias por su Presencia escondida pero eficaz, suplicarle que envie la fuerza de su Espíritu para tan ardua tarea, y sobre todo, reconocer que su Bondad siempre es más fuerte que nuestro sufrimiento, su Bondad trabaja en nosotros, no estamos solos en esta tarea evangelizadora. Él va por delante...

Por Agustín Bugeda

(vicario general)

 

 

La llegada de un nuevo curso pastoral es siempre un reto, que todos de los diversos sectores diocesanos tenemos que asumir con gozo y esperanza.

Este curso 2015-2016 viene marcado por el seguimiento y realización de lo propuesto por nuestro Plan Pastoral Diocesano, “El amor de Cristo nos urge”, y por la asunción gozosa de la llamada del Papa Francisco para toda la Iglesia al convocar el Jubileo de la Misericordia.

El fin de nuestra labor y acción no es otro que la evangelización movidos por el amor de Cristo. Recuerdo el Objetivo general de nuestro PPD: “Anunciar, desde el testimonio alegre y esperanzado, a Jesucristo como Buena Nueva para el hombre de hoy”.

No podemos lanzarnos a programar sin tener en cuenta muy someramente la situación en la que nos movemos. La recojo en palabras de D. Atilano de la carta de presentación del PPD: “No podemos pasar por alto la gran movilidad de la población, el envejecimiento de la misma en las zonas rurales y la emigración constante de la buena gente de nuestros pueblos a las zonas urbanas… También hemos de tener muy presente el reducido número de vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, así como el descenso paulatino del número de sacerdotes, que se incrementará en los próximo años, debido a la avanzada edad de algunos miembros del presbiterio diocesano” (nn. 6-7).

Por otro lado, tenemos muy claro que debemos caminar unidos, animados por el mismo Espíritu, con criterios comunes, superando falsos individualismos. Ahora bien, la comunión y la corresponsabilidad nos exigen también el que cada uno aportemos los carismas que el Señor nos ha regalado, acompañemos con sencillez los diversos procesos que salen a nuestro encuentro en nuestras parcelas territoriales o sectoriales y fomentemos la riqueza eclesial en sus diversos dones. Por ello no hemos de estar siempre juntos físicamente, sí es necesario alguna vez, para que nos vean y nos apoyemos, pero con la libertad y el gozo de lo personal, no de lo individual cerrado y egoísta.

No olvidar tampoco en nuestro calendario que es muy importante todo evento, ahora veremos los principales del año, pero también lo son los procesos y nunca pueden estar separados. Es decir, programamos encuentros, jornadas, días de… pero es muy importante el callado proceso de fe, de formación, de respuesta que necesita del evento, pero ni es el fin en si mismo, ni lo único o más importante.

¿Cuáles son las líneas fundamentales de actuación en este año pastoral para nuestra Diócesis?

La línea maestra de actuación para este curso 2015-2016: Corresponsabilidad de los laicos y religiosos de cara a una nueva forma de evangelización en las UdAPs

“La aplicación del Plan Pastoral –son palabras también de D. Atilano- nos permitirá acoger y valorar los distintos carismas suscitados por el Espíritu Santo en el Pueblo de Dios y nos impulsará a promoverlos en cada bautizado para el crecimiento y edificación de todo el Cuerpo de Cristo. Esto nos ayudará también a dar pasos seguros para pasar de una pastoral de mera conservación de lo que hay a una pastoral más misionera, afrontando así con esperanza los retos de la nueva evangelización” (Presentación PPD, n. 32).

Necesitamos una pastoral más misionera, más en salida, más en la calle y tenemos claro que esta misión no la podemos hacer, ni la debemos hacer solamente los sacerdotes. Son los laicos fundamentalmente desde su vocación bautismal los que han de tomar una conciencia mayor de su tarea misionera. Y la tenemos que hacer juntos.

Para ello necesitamos formarlos y animarlos en un doble sentido: Primero para fomentar su presencia en la Vida Pública desde su ser cristiano y segundo para entrar cada día más en un ámbito de corresponsabilidad dentro del entramado eclesial.

Lógicamente como bien nos recuerda nuestro Plan en el Capítulo I, “La Misión nace de la intimidad con Dios”, por lo que no deberemos de dejar en nuestras programaciones de organizar encuentros de oración, retiros, ejercicios espirituales, los grupos de lectura creyente y orante de la Biblia,  y así están programados en el calendario, cada uno insistiremos desde nuestro ámbito. El año de la Misericordia nos ayudará a entrar en el Misterio del Amor de Dios de una forma transversal, como ha pasado con la celebración del V Centenario del Nacimiento de Sta. Teresa de Jesús.

En este ámbito espiritual también tendremos en cuenta que dentro del plan de elaboración del Directorio de Iniciación Cristiana, este año trabajaremos sobre el sacramento de la Eucaristía, su pastoral principalmente relacionada con la Primera Comunión. Esto nos ayudará también a que tengamos una vez más la Eucaristía al centro de nuestro vida, cima y culmen de la vida cristiana (Cfr. LG 11).

Para la formación de los laicos, además de los medios con los que cada uno contamos, de la escuela de Teología, es necesario impulsar unas catequesis que ha preparado la Delegación de Nueva Evangelización y que en cada arciprestazgo hemos de ir programando y organizando, en su realización tenemos todos que poner nuestros esfuerzo durante este año, principalmente los arciprestes en su organización e impulso. Asimismo la formación de los catequistas, de los agentes de pastoral caritativa, de pastoral familiar, etc… ha de ayudarnos a crecer en esa tarea conjunta.

Como ayuda a todo ello,  el Jubileo de la Misericordia será un tiempo de gracia para toda la Iglesia y también para nuestra Iglesia particular.

En el Consejo Presbiteral del mes de noviembre perfilaremos con el trabajo que está realizando la Mesa de ponencia las líneas maestras de este año en nuestra diócesis, siempre con vocación de permanencia y de reforzar la línea principal de actuación en este año según nuestro Plan Pastoral Diocesano.

El rostro de la Misericordia es Jesucristo, “vultus misericordiae”, y nosotros tenemos en imagen en nuestra Catedral, casa madre, el Cristo de la Misericordia, por eso nada mejor que ese rostro que ambientará y estará presente en las diversas publicaciones diocesanas para que no desviemos la atención de la auténtica manifestación de la Misericordia, Jesucristo, vivida en comunión, en eclesialidad, así pues desde nuestra Catedral. Otros rostros de Cristo misericordia como el de Quer, San Pascual Bailón, Mondejar en sus 250 años, etc… aparecerán en nuestro calendario diocesano y otras publicaciones.

Acontecimientos puntuales en el año como el centenario de D. Jesús Plá y quizá apertura del proceso de canonización, que celebraremos el 26 de diciembre con la presencia del Cardenal Cañizares. Y también el encuentro de jóvenes de la Provincia Eclesiásticas de Toledo el 9 y 10 de abril, serán momentos de gracia que nos ayudarán a vivir y profundizar en estas líneas de acción pastoral. No olvidamos tampoco lo que nos queda del Año de la Vida Consagrada y su clausura el próximo 2 de febrero.

Trabajamos recordando siempre esas palabras de D. Atilano en su carta pastoral “Id y haced discípulos”:

“En la Iglesia, por otra parte, nadie es imprescindible ni protagonista, pero todos somos necesarios pues estamos llamados a vivir y actuar como piedras vivas de la misma. Solo el Señor debe ser protagonista porque es el único Salvador y el único con poder para enviar en misión, como Él fue enviado por el Padre. Por gracia y misión del único Señor, todos tenemos el encargo de evangelizar y nadie puede delegar esta responsabilidad en los demás” (p. 53).

Por Sandra Pajares

(Maestra)

 

 

 

La vida de nuestros mayores debería ocupar buena parte de nuestras horas y de nuestros quehaceres. A ellos les debemos todo lo que sabemos y casi todo lo que somos. Ellos caminaron antes por este mundo y nos han ido allanando el camino, nos han ayudado a vencer, a superar y a hacer más fácil alguna dificultad. Por otro lado, de ellos ha dependido nuestra educación, nuestra salud nuestra primera socialización, todo esto lo hemos recibido gratis de ellos.

Nuestros mayores, nuestros abuelos, actualmente llenan las plazas, los parques y las calles. Ellos han sido hijos, hermanos, padres y ahora abuelos. La mayoría realiza una nueva tarea muy hermosa: cuidar y acompañar a sus nietos y lo hacen con tanto amor como el que pusieron por y con sus hijos.

Seguro que todos recordamos anécdotas de nuestra infancia con nuestros abuelos. De vez en cuando vuelven a mi mente los paseos al centro, las chuches que nos compraban malcriándonos, las comidas de mi abuela, su tortilla de patatas, el olor de su perfume, las manos de mi abuelo, su facilidad de dar solución a las preguntas más difíciles, sus besos tan sonoros… Mil recuerdos que me hacen sentir, que de algún modo sigo siendo una niña.

Y ahora que media diócesis está de fiesta, recuerdo cómo mis abuelos me enseñaron a vivir muchas historias en torno a la tradición. Es gracias a ellos que hoy vivo lo que acontece en mi ciudad de una manera intensa.

“¡Tírale un besito a la virgen!,” me decía mi abuela “y pídele algo que ya verás como María ayuda a todos los niños que son buenos”. Ella fue la primera que me dio a conocer a la Madre, y ahora, después de muchos años, cuando pasa la Virgen en su procesión y la miro a la cara ocurre algo especial: me acuerdo de mi abuela y entiendo enormemente la palabra Madre. Mi abuela me mostró a María Y María me ha hecho admirar a mi abuela.

Admiro a la gente que trabaja incansablemente con nuestros mayores: enfermeros, cuidadores, asistentes sociales, animadores, terapeutas, fisioterapeutas, rehabilitadores y muchos más. En sus manos están sus cansancios, sus inquietudes, sus alegrías y decepciones y la esperanza.

No sólo el que tiene un amigo tiene un tesoro, el que tiene un abuelo también lo tiene, además de un amor incondicional. Deberíamos cuidar más y mejor de nuestros mayores, ellos merecen más que nadie nuestro tiempo y cariño.

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