Los tres rosetones principales de la Catedral de Sigüenza

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Un nuevo argumento para visitar la catedral seguntina, a tenor de sus rosetones, según este trabajo de Julián García Sánchez, canónigo fabriquero catedralicio

 

 

 

La catedral de Sigüenza tiene tres grandes rosetones. Dos (datados en el siglo XIII) en los brazos del crucero o transeptos norte y sur y uno (del siglo XIV) sobre la puerta principal o de los perdones, que se abre en la fachada oeste. Rosetón se denomina a una ventana en forma de rosa y es propio de la arquitectura románica y gótica.  En realidad, hay otros dos en la sacristía mayor o de las Cabezas, y uno más en la sala capitular del claustro. También la capilla catedralicia y parroquial de San Pedro tienen una ventana circular. No los contemplamos en este artículo, que se centra en los tres primeros citados, los tres rosetones principales.

De la mano de María del Carmen Muñoz Párraga, historiadora del arte, autora del libro de 1987 “La Catedral de Sigüenza (Las fábricas románica y gótica)”, que estudia la construcción de la Catedral en los periodos románico y gótico, atisbamos estos tres rosetones.

 

Rosetón sur del crucero

En la descripción de las obras realizadas de 1221 a 1229, Párraga describe la construcción de los dos rosetones del crucero: «Dos tipos de rosetones bien diferenciados entre sí, presentando el rosetón del sur signos evidentes de ser el más antiguo o, al menos, el que ofrece formas más arcaizantes. Partiendo de un círculo central, con labor de puntas de diamante, se hace un segundo círculo concéntrico compuesto por doce columnitas radiales sobre las que apoyan otros tantos arcos de forma trebolada.

El siguiente, ya aumenta el número de columnas a veinticuatro con el mismo tiempo de arcos y, por último, el más exterior está compuesto por veinticuatro círculos alternados de mayo ro menor diámetro. Después una serie de baquetones enmarcados nuevamente por puntas de diamante. Los cortos fustes de las columnas se apoyan sobre basas y se coronan con capiteles de ornamentación vegetal, fundamentalmente de hojas de parra. Como podemos ver, el número que domina en este rosetón es el veinticuatro…».

Este uso en los rosetones del doce, número de la perfección y del universo, y unido a su múltiplo, el veinticuatro, se reserva para los rosetones del lado sur, y se deja para el norte un diseño más sencillo.

 

 

Rosetón norte del crucero

Luego describe: «El del brazo norte de la catedral de Sigüenza tiene doce columnillas, cuyas basas se apoyan sobre el óculo central y sus capiteles directamente, sin intermediación de arcos, en los baquetones. De este intradós nacen arcos apuntados que cobijan otros trilobulados, cuyo vértice apunta al centro del rosetón, resultando una organización poco frecuente dentro de la arquitectura española contemporánea».

«La estructura arquitectónica de este rosetón conserva el simbolismo numérico y geométrico de los modelos franceses organizados sobre el número doce y sus múltiplos y divisores».

 

 

Rosetón de la fachada occidental

María del Carmen Muñoz Párraga, en la descripción de las obras de construcción realizadas de 1300 a 1326, nos habla del rosetón de la fachada occidental, la fachada principal de la catedral: «Bajo el arco se abre un gran rosetón de estructura similar al del brazo norte del transepto: un óculo central en torno al cual se disponen, en sentido radial, doce columnillas con basas áticas, cuyo toro inferior es más grande y más aplastado, y capiteles vegetales de hojas de acanto muy estilizadas que se enroscan en las esquinas produciendo volutas, a excepción de tres que se componen de una hoja frontal y otras en las esquinas, muy planas, sin ningún tipo de talla, con volutas en los ángulos».

Y prosigue: «Todo ellos se rematan con ábacos rectos, salvo uno que lo tiene adornado por dados con incisiones en los extremos. Como se puede observar los capitales vegetales son una reproducción, más o menos exacta, de los que hay en las ventanas de las calles laterales de esta fachada occidental».

Concluye: «Contorneando el rosetón se hacen unos lóbulos seguidos por una serie de baquetoncillos concéntricos con labor de puntas de diamante en la parte más interna y en el trasdós».

 

Reconstrucción tras la Guerra Civil

Párraga nos indica también cómo, en la reconstrucción tras la guerra civil española de 1936 a 1939, intervinieron en «los dos rosetones de los brazos norte y sur del transepto, pues debido a los obuses y a las piedras que desde arriba habían caído sobre ellos, se hallaban en muy mal estado de conservación».

Al presentar las obras nos indica que cuando faltaban los materiales originales, el arquitecto Leopoldo Torres Balbás, optó por poner piedras lisas, forzado por la falta de buenos canteros y recordando que esto lo hacían con frecuencia los canteros medievales, para tallarlos después “in situ”.

Apuntes de Pérez Villamil

Ya Manuel Pérez Villamil, en su magna obra sobre la catedral de 1899, había dejado algunas informaciones sobre los rosetones de la Catedral. A la hora de datarlos dice: «…los rosetones del norte y mediodía (o sur) manifiestan el estado de la arquitectura al terminar el siglo XIII, cuando rompiendo con las severidades del estilo primario, nacido del románico, buscaba las gallardías y elegancias del florido, que había de prevalecer un siglo más tarde». A la hora de definir algunos elementos arquitectónicos dice: «Angrelado -arquitos insertos en el interior de otros arcos mayores-, como puede verse en los vanos del rosetón que corona el muro norte del crucero. Son muy comunes en la arquitectura ojival desde el siglo XIV».

Y así describe así el rosetón sur: «Osténtase lleno de gracia y gentileza el magnífico rosetón del siglo XIII, del cual dijimos anteriormente que es uno de los ejemplares más originales y más bellos que en su clase existen en España, Está formado por un óculo central, labrado interiormente con menudos dentellones y en cuya circunferencia exterior descansan doce columnitas con sus respectivas basas y capiteles. Una serie de otros tantos arcos de medio punto, y no ojivales, como los dibujó Street, apoyan sobre estos capiteles, formando rueda, y de la intersección de unos y otros arranca otra serie de veinticuatro pilastras iguales a las inferiores, en las que apoya otra arquería del mismo número de medios puntos. Una tercera vuelta de doce círculos mayores y otros doce menores alternados envuelven las dos órdenes de arcos referidos, ayudando al efecto decorativo, al mismo tiempo que a la resistencia de la construcción, unos nervios que, arrancando en ángulo de los arcos alternos, van a ceñirse a los círculos menores, en tanto que los mayores apoyan directamente sobre los arcos intermedios. Complétala decoración de la espléndida ventana una serie de molduras en círculos concéntricos, que empiezan y acaban en la repetida labor llamada dientes de perro».

Cuando habla de la simbología de los elementos arquitectónicos, Villamil escribe: «…las tres puertas de la fachada principal que conducen al mismo recinto, las tres naves que dividen, dentro de su unidad, el ámbito del templo, los tres rosetones colocados en los extremos de las naves, como los tres clavos que traspasaron las extremidades de Jesús, los tres vanos que forman las ventanas de la superior, y otras muchas repeticiones de este mismo número simbólico, nos representan el augusto misterio de la Trinidad Beatísima, del Padre que nos creó, del Hijo que nos redimió y del Espíritu Santo que nos santifica…».

Villamil explica también el significado del rosetón que se abre a la nave central a los pies de la catedral: «En el cuerpo central, sobre la Puerta de los Perdones, hay un rosetón que alumbra la nave mayor del templo: lo forman doce radios, símbolo de los doce Apóstoles, que convergen a un óculo central, donde el arte de la Edad media quiso representar al Divino Maestro, cuya luz fue el centro en que se sustentaron las inteligencias de sus discípulos» (p. 189).

 

Más significados simbólicos

Encontramos otras explicaciones sobre el significado simbólico de los rosetones: «La idea de circularidad que expresa el rosetón, está asociada a Dios, porque el círculo es la figura geométrica de la perfección, así pues, el círculo manifiesta la perfección divina. De igual manera, por la luz que deja penetrar a través de sus vidrieras, se asimila a Jesucristo, Luz del mundo, y su radialidad, partiendo de un centro del cual salen los radios que se extienden en todas direcciones, norte, sur, este y oeste, manifiesta la difusión por toda la tierra de su misión redentora. Asimismo, el rosetón alude también a la Virgen María, por ser la rosa (se la denomina en algunos pasajes bíblicos, Rosa de Jericó) uno de sus emblemas y hay que tener presente que muchas catedrales se acogen a una advocación mariana».

No es nuestro caso, pero hay rosetones que se abren en cuatro partes a partir del óculo central, y son interpretados como una Maiestas Domini (Majestad del Señor), en la que alrededor se disponían los símbolos de los evangelistas (tal y como ocurre en Spoletto), o en ocho, como en el rosetón de la capilla mayor de la catedral de Orense (cuatros en los extremos de una cruz griega, otros cuatro en sus ángulos.

Y esta sería la explicación: «El ocho es número sagrado, el número del equilibro cósmico. San Ambrosio de Milán dice que el ocho es el octavo día, el de la Resurrección de Jesús, un día que está fuera de la semana del ser humano, compuesta por siete días. En el ocho radica la plenitud de la Resurrección».

Por su parte, «San Gregorio de Nisa también decía que el siete es el número de la edad del mundo caduco mientras que el ocho representa el día de la eternidad inmutable, el inicio de esta»); o de dieciséis, como en la catedral de Albacete. Encontramos en la catedral de Valencia un rosetón del siglo XIV inscrito en la estrella de David («La estrella es símbolo del nacimiento y de la generación venidera. Representa a Cristo, hijo de la «Estrella de la mañana», «Rosa mística», «Rosa de David», María»).

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 4 de julio de 2025



 

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