Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

Desde que nos ha asaltado la pandemia, quizá estás saturado de recomendaciones, algunas de ellas incluso pueden ser contraproducentes, y cabe que hasta falsas. Desde esta proliferación de consejos, no quisiera producir un efecto contrario a mi deseo de sumar alguna herramienta, para que te defiendas de todos los virus. 

Me atrevo a compartir contigo lo que a mí me ha hecho y me hace bien en tiempos de aislamiento, de soledad y de desierto, sobre todo cuando es una situación obligada.

 

Experiencia 

  • En las tareas diarias, desde el momento de tenerse que levantar, por la mañana, hasta terminar la jornada, para obrar con prontitud y generosidad, ayuda el tener un motivo de relación personal, por el que hacerlo. A mí me ayuda personalizar el salmo: “Oh Dios, Tú eres mi Dios, por ti madrugo” (Sal 62). 
  • En momentos de tener que convivir mucho tiempo con las mismas personas, favorece las relaciones el estar atentos, ser conscientes y sensibles en todo lo que se hace y se habla. Un pequeño gesto o una palabra se convierte en acontecimiento que construye comunidad o que desestabiliza. “Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos” (Sal 132). 
  • Doy fe de la ayuda que supone vertebrar el día con el rezo de la Liturgia de las Horas. Para mí supone medir los tiempos, programar las tareas, y lubrica el esfuerzo, además de trascender la jornada. “Siete veces al día te alabo por tus justos mandamientos” (Sal 118). 
  • Es distinto dejar trascurrir el tiempo, que jalonarlo con momentos de oración, más aún si es comunitaria. Las horas de la alabanza, de la súplica, de acción de gracias, y en la que se pide la reconciliación, convierten la jornada en una liturgia. Más aún si se puede celebrar la Eucaristía. “Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer” (Mc 13, 35) 
  • Es una ayuda, para pasar la jornada sin excesivo agobio, el marcarse un horario, cambiar de actividad, y realizar las tareas domésticas con generosidad. Fijar el tiempo de oración, de trabajo, de lectura, de convivencia, de silencio, libera de la inercia y de la apatía. Jesús nos enseña a participar en el culto comunitario, a convivir con los amigos, a realizar la tarea, y a vivir en intimidad con Dios (cf. Mc 1, 21-38). 
  • En tiempos de intemperie, fortalece el tener presente a quienes viven a esta misma hora en los hospitales, sin tierra, sin techo, sin familia. No tanto para consolarnos, sino para solidarizarnos. “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme” (Mt 25, 34-36). 
  • El desierto despierta la sensibilidad, agudiza la conciencia, abre a la comunión universal, se tiene experiencia de fragilidad, crece la comprensión de los otros, se experimenta la misericordia, y nos convierte en misericordiosos. Y hasta cabe que en él sintamos la experiencia de la mayor intimidad con Dios. (La llevaré al desierto, y le hablaré al corazón” (Os 2, 16).

Por Gregoria Aguirre

(Delegada de Infancia y Catequesis)

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Estimados catequistas, acompañantes y familias, ante esta nueva situación de pandemia que estamos viviendo y atendiendo todas las recomendaciones  que nos hacen las autoridades civiles y eclesiásticas, desde el pasado jueves, 12 de marzo de 2020 se ordena en nuestra Diócesis la suspensión de las actividades catequéticas  en las parroquias y en los espacios religiosos,  hasta nuevo aviso.  Así mismo quedan suspendidos todos los encuentros formativos, entre ellos la Escuela de Acompañantes, programada para los días 27 y 28 de marzo 2020

Este nuevo escenario, que nos obliga a permanecer en casa, puede ayudarnos a "repensar" la catequesis familiar como el espacio privilegiado para transmitir la fe  puesto que “La catequesis familiar precede, acompaña y enriquece toda otra forma de catequesis” (Papa Francisco).

Alentamos a todos los padres que, en casa, con su ejemplo y testimonio,  animen a que sus hijos sigan conociendo, amando y siguiendo a Jesús, que el hogar sea una verdadera “Iglesia doméstica”. Y sabed que siempre podremos contar con la ayuda de los catequistas, sacerdotes y comunidad parroquial que estarán dispuestos a acompañarnos por los medios disponibles desde la distancia .

Por ello, desde esta Delegación de Infancia y Catequesis proponemos algunas orientaciones  a seguir en estos días  para  no interrumpir los procesos catequéticos en las diferentes etapas de la vida:

  • Intentar seguir la programación que llevaban en la Parroquia con su catequista. Para seguir los catecismos Jesús es el Señor y Testigos del Señor, proponemos algunos recursos

https://www.arguments.es/recursos-catequesis/  (Interactivo)

https://www.youtube.com/watch?v=f00pGH1tcpM&t=138s  (Explicación de los temas de los catecismos

https://www.google.com/search?sxsrf=ALeKk00zrXMyewYzuycsvRffC-qeexiedQ:1584365904728&q=imagenes+fano+para+colorear&tbm=isch&source=univ&sa=X&ved=2ahUKEwjw8Mf3jp_oAhUS4OAKHT-zDHcQ7Al6BAgKEDM   (Dibujos para colorear)

https://www.youtube.com/watch?v=qY-ygC4p90g&t=4s  (Parábolas)

  • Vivir este momento como “oportunidad” de pararnos y mirar hacia nuestro interior, ayudando a los hijos a reflexionar los acontecimientos a la luz de la fe, buscando momentos de oración personal y en familia, Es muy recomendable buscar en la casa un espacio donde preparar un pequeño “oratorio” que invite al encuentro diario con Jesús y cuidando los elemntos esenciales (La Palabra, la Cruz, imagen de la Virgen María, la luz)

https://catholic-link.com/como-hacer-altar-casa-oficina-guia-visual/  (ideas para hacer un oratorio)

https://rezandovoy.org/

https://rezandovoy.org/infantil/

 

  • Participando en la celebración de la Eucaristía, intentando reunir a la familia, siguiendo la retransmisión a través de los medios de comunicación. Así como el Santo Rosario y otras devociones familiares,

https://www.youtube.com/channel/UCgavYLKJHRFaIRBweBoRq_A(Desde Concatedral Santa María)

http://www.pastoralsantiago.org/tips-para-vivir-la-misa-preceptual-en-casa

http://www.accioncatolicageneral.es/index.php/documentos/documento/view/753 (material para el tiempo de cuaresma)

https://www.omp.es/wp-content/uploads/2020/03/Supergesto-N%C2%BA-144.-Marzo-Abril-2020.pdf (Revista gesto)

Y a los catequistas, acompañantes de grupos deciros que esta situación de pandemia nos ha llevado a “hacer la catequesis” de una manera nueva, poniendo en juego nuestra creatividad. Os animamos a que sigáis acompañando a vuestros catequizandos y familias con los medios de comunicación disponibles . 

Desde la Delgación nos ponemos a vuestra disposición y nos unimos en oración  con nuestro Obispo y toda la Iglesia por la situación actual que nos toca vivir.

Recibid un saludo cordial

Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

No cabe cantar victoria ante el sufrimiento del prójimo, ni gozarse de manera insolidaria de lo diferente que es la suerte de vivir en medio del campo y en un ambiente de soledad y silencio, de oración y de naturaleza, cuando la población se ve sometida al aislamiento más dramático. Pero, al ver cómo de pronto la ciudad se clausura y los habitantes se quedan encerrados en sus cuatro paredes de viviendas reducidas, sin espacios verdes, al escuchar las noticias de tanto confinamiento obligado por causa de la pandemia, salta la evidencia de lo distintas que son las circunstancias en las que viven los que de siempre pueblan las clausuras. 

En los monasterios no se ha modificado ningún horario ni actividad. La campana madrugadora llama a maitines a orar, cuando aún es de noche, por tantos que sufren las tinieblas de la enfermedad, del dolor o del exilio. Siempre recuerdo la intuición de Olivier Clément, cuando interpreta que los monjes se levantan a medianoche para que el hombre no llore, como lo hacen los padres cando lloran sus hijos pequeños. 

El canto de laudes, el tiempo de oración en silencio, la celebración de la Eucaristía, la restauración en el refectorio comunitario, el trabajo doméstico, el “ora et labora” en el marco de arcos ojivales, de espacios abiertos, de claustros y deambulatorios que propician el movimiento, favorece vivir el curso de la mañana en sosiego y serena presencia interior de Quien lo habita todo. 

La pausa al mediodía da oportunidad para agradecer los dones y para compartir la mesa de alimentos frugales, suficientes, hechos con amor y con sabor a hogar. 

Sucede el tiempo de descanso, y de nuevo el toque de oración para reiniciar la tarea de la tarde, que culmina en tiempo de adoración, con el canto de vísperas. Sigue la cena y la oración de completas para terminar con la invocación a Nuestra Señora, que se eleva con el último tañido de las campanas.

Encuentro, en las actuales circunstancias, que el modo de vida monástico se ha convertido en profecía que cabe asumir como terapia para tiempos recios. 

Hoy los monjes y contemplativos del mundo se convierten en el Moisés que eleva sus manos por la humanidad y pide a Dios misericordia, que tenga piedad de su pueblo y lo libre de todo mal. Y también en ejemplo de vida que transcurre dando valor a lo esencial. 

Es tiempo de trascendencia, de romper el techo tan bajo que nos agobia y oprime el alma, y abrirnos a la relación interior, insospechada. Ahora es tiempo de orar, de leer, de cultivar la riqueza del corazón. 

Tened la seguridad de nuestra oración, hoy desde el monte nevado, que nos permite contemplar la belleza en momentos tan recios.

Por la Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente)

 

 

 

Queridos amigos:

Nos encontramos en el inicio de la Cuaresma del año 2020 del Señor. Cuarenta días que nos ofrece la Iglesia para convertir nuestro corazón al Padre. Una nueva oportunidad, por su infinita misericordia, para volver a la filiación divina y a la fraternidad, para vivir como Hijos de Dios que somos (Cf. 1ª Jn 3, 1). 

A nosotras, el Señor nos ha preparado para esta Cuaresma con dos acontecimientos:

 

  1. El pasado 20 de febrero, por iniciativa de D. Anibal, uno de los presbíteros que ahora viven aquí, en Buenafuente del Sistal, nos unimos a Mater Fátima en el rosario, adoración y consagración mundial por la paz, la vida, la familia y los sacerdotes, en el día del centenario de la partida al cielo de santa Jacinta Marto. En la consagración al Inmaculado Corazón de María, entre otras cosas le dijimos a nuestra Madre, la Virgen María: “quiero hacer lo que Tú quieres que haga”. Y nuestra Madre nos repite: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5). Como los sirvientes de la boda de Caná, hemos de estar atentos a Jesús para oír y escuchar su Palabra, y dejarnos interpelar por ella en nuestra vida cotidiana. Esta es la misma llamada que nos hizo la Iglesia, el pasado Miércoles de Ceniza, cuando en el rito de la imposición de la ceniza, el celebrante nos decía: “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15b).
  2. Y el segundo hecho que queremos mencionar es la restauración de la talla de san Benito de la sala capitular. Nuestra vida personal y comunitaria está ordenada por su regla. Ver ahora su escultura reluciente y entera, pues antes le faltaban dedos o estaban rotos, también le faltaba un pie y otros muchos detalles, es una invitación a profundizar en los votos de nuestra profesión para que nuestra vida reluzca igual. Es un estímulo para querer lo que Dios quiere, es decir, para poner nuestro granito de arena en estos días santos de Cuaresma, para que el Señor ponga el ciento (Cf Mc 10, 30) y se cumpla la Palabra: “Que todos sean uno; como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste” (Jn 17, 21).

Para no quedarnos solo en buenas intenciones, pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a obedecer a la Iglesia y, como nos recordó el presbítero, el pasado domingo, en la homilía: “Ayunar como terapia para nosotros mismos, dar limosna para mejorar la relación con nuestros hermanos y orar para estar más cerca, en intimidad con Dios Padre”. 

Santa Cuaresma, vuestras hermanas de Buenafuente del  Sistal

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