No matemos la Navidad

 

Por Gregorio Rivera

Franciscano

 

 

Matar la Navidad. El domingo 23 de noviembre, en ese largo paseo por el eje cultural de Madrid, desde el Pabellón de Deportes en Felipe II hasta la Puerta de San Vicente, atravesando calles emblemáticas de Madrid, Alcalá, Gran Vía, pude descubrir que ya habían empezado el ajustamiento de la Navidad. No había llegado el Día de Acción de Gracias y ya podías ver centros comerciales iluminados con belenes completos reclamando consumó. Antes de encender la primera vela del Adviento...o la oficialidad de encender el iluminado de Madrid se ha convertido en un reclamo turístico para embobar a chicos y grandes. Y cuando parecía que la Navidad venía más tierna que nunca, haciéndonos llorar con el anuncio de la Lotería, veo en una pastelería el fusilamiento de la Navidad, ya hay roscones de Reyes. Qué fácil es matar la Navidad, sólo hay que echarle un poco de consumo y ya verás cómo te la cargas.

Cada vez me resulta más difícil vivir este tiempo. Me gusta el Adviento. Bueno, me gustaba. Ahora, con tantas cosas por hacer, tantos reclamos en un sitio y en otro, evaluaciones, celebraciones a mogollón, y siempre hay cosas que surgen. No tengo tiempo ni para quemar los mocos contemplado como se extinguen las cuatro velas adventistas en este mes de diciembre. Siento que maten la Navidad. Pero me duele más que yo atenué el Adviento angustiado y afanado en mis cosas.

Tengo que llamarme a la calma. Tengo que recuperar la quietud. Tengo que darle reposo a mi alma y sosiego a mi cuerpo. Entrar en el corazón, encender una lámpara y desde el silencio del ser ofrecer la erudición de mi soledad. Y recuperar, sólo Dios basta, mi Dios y mi todo. No quiero sólo gozar del soplo breve de la vida perdiendo el descanso eterno, como dirían los grandes místicos. Necesito hacer oración, perdiendo mis pasos por las calles, sentando los pensamientos en un templo, mirando con ternura al cielo, necesito implorar este adviento que más que venir parece que se me va.

No matemos la Navidad. Guardemos las tradiciones y eduquemos en este tiempo ha sentir que Dios llega. Pero más aún, que Dios es necesario en nuestras vidas.

"Para vos nací..., ¿qué mandáis hacer de mí?"

 

Por Agustín Bugeda Sanz

Vicario general

 

 

Permitidme que la colaboración de este mes, ya como felicitación navideña,  la abra con las mismas palabras de Santa Teresa de Jesús que nos están ayudando a vivir este quinto centenario de su nacimiento.

Muy pronto se nos va a abrir en el ritmo de la vida un nuevo año, el 2015, lleno de esperanzas, proyectos, ilusiones… ante ese tiempo que el Señor de nuevo nos va a regalar no hay mejor oración y disposición que la que tuvo Teresa de Jesús al decir de verdad, ¿qué mandáis hacer de mí? Para el Señor hemos nacido, en Él vivimos, nos movemos y existimos, por eso qué mejor que gastar toda nuestra existencia para su gloria y alabanza. La mejor felicitación para el 2015 es que cumplamos cada día de este nuevo año su voluntad.

Damos gracias a Dios en este año 2015 por la Vida Consagrada, hermanas y hermanos a nuestro lado, que nos ayudan a vivir en esa actitud total de disponibilidad, de entrega, de servicio. Ellos nos muestran que Dios es capaz de llenar de paz y alegría nuestros corazones, nuestras vidas.

La Navidad que nos disponemos a celebrar nos va a ayudar a vivir el presente con más pasión y abrirnos con más esperanza al futuro, ya que en estos días palpamos de una forma nueva la cercanía de Dios y la cercanía de los demás, que son el rostro de Dios para todos nosotros.

A todos os deseo, pues, que viváis en estos días de Navidad  intensamente diciéndole en verdad a ese Jesús que nace para nuestro bien: Soy yo el que he nacido para ti, Jesús, ¿qué mandáis hacer de mi?

 

 

Santo y feliz 2015, con todo mi afecto.

Estadísticas de la clase de religión (1)

 

Por Santiago Moranchel

Delegación de Enseñanza

 

Teniendo en cuentas las estadísticas que llegan a esta Delegación, enviadas por la mayoría de los profesores, podemos afirmar que, en nuestra Diócesis estamos en el 60% de alumnos que eligen la clase de Religión. Hablando en términos generales, podemos decir que nos encontramos a un nivel aceptable según las estadísticas a nivel nacional.

Para no marear con datos y proporciones, valga una fácil comparación con el curso 2009-2010, donde el porcentaje era de 11 puntos más, del 71%. En solo cuatro años hemos bajado de manera considerable el porcentaje.

Esto nos lleva a varias consideraciones que afectan a todos los implicados en el sistema educativo:


- Primero: la redistribución de la Administración en cuanto a agrupar alumnos reduciendo horas a los profesores, y por tanto, a la presencia de la Religión en la Escuela. Es una asignatura que sigue siendo maltratada con opciones, alternativas sin contenido, etc.

- Segundo: la indiferencia o la falta de compromiso de algunos padres. Una de las cosas que llama la atención es que ha comenzado a descender el número de niños que eligen ERE en Infantil. Podemos hablar de secularización, ateísmo o paganismo. Pero es importante insistir, ya que estamos dentro del año del Bautismo, en el compromiso educativo de los padres en la fe, lo cual implica elegir la asignatura de Religión.

- Tercero: En los mismos niños se producen, conducidos por los padres, ciertas contradicciones. Por ejemplo: un niño que se está preparando para la Comunión, va a catequesis, ¿puede "pasar" de la clase de Religión?

- Cuarto: el mayor número de bajada en el porcentaje se produce en Secundaria y Bachillerato. Aquí entran todos los factores: los chavales se desquitan de la asignatura, ellos ya pueden elegir; ¿cómo un chaval/a que se está preparando en la parroquia para la Confirmación no elige la clase de Religión? ¿cómo puede ir la catequesis por un lado, la clase por otro y la familia por otro? Desde las Instituciones no se mantiene el respeto suficiente a la hora de proponer en la Matriculación la "alternativa de la Religión"; se elige o no según el profesor/a, (si lo hacemos con el resto de asignaturas ¿qué pasaría?); la continua oposición de la mentalidad laicista a la presencia de la Religión en el Instituto; el ninguneo que muchos profesores de ERE sufren por la inestabilidad en los contratos, la falta de igualdad de condiciones, al resto del profesorado.

Está claro que es un tema preocupante para todos los que nos dedicamos al tema de la Enseñanza. Y no solo es cuestión de la asignatura de la Religión, siempre tan sometida a los vaivenes políticos e ideológicos. Hacer depender la existencia de una asignatura por el número de alumnos que la eligen, ¿no es bastante arbitrario? ¿Qué pasaría si se aplicaran los mismos criterios al resto de asignaturas?

Más que nunca es necesaria la colaboración y relación entre familia, parroquia y escuela. Las tres patas sobre las que sustentan la posibilidad de que la Religión, algo esencial para su existencia, siga presente en la Escuela.

Para terminar esta breve crónica, termino con algunas preguntas muy concretas:


- Se acaba de estrenar la película "Exodus" que trata sobre la lucha por la libertad del pueblo Israelita, centrada en la figura de Moisés contra el Faraón. A pesar de sus deficiencias cinematográficas de presentar a Dios libertador a través de un niño continuamente enfadado, que apenas salga el tema de la Alianza, que solo se fije en lo espectacular siguiendo los criterios económicos de Hollywood... Después de verla, me preguntaba: ¿qué entenderá la gente al ver la película? ¿estamos creando niños y adolescentes ignorantes de la continua lucha de la humanidad por salir de la esclavitud, buscando la libertad? Esto pertenece no solo a los cristianos sino a todas las personas de todos los tiempos.

- Llega la Navidad. ¿Y? Más allá de nuestras creencias o no, ¿sabremos que se celebra? ¿qué es lo que simboliza? Posiblemente nuestros hijos sepan de muchas cosas, manejen muchos aparatos, pero ¿les estamos transmitiendo el valor o el sentido de lo que pasa, de la vida, de los acontecimientos?, ¿cómo enseñarles a descifrar las claves de las que está "embarazada" la realidad?

En definitiva, elegir la Religión es algo más que elegir una asignatura. Es elegir un estilo de vida, confiar en un modelo de persona, educar en valores y conocer a Cristo, patrimonio de la humanidad, es para todos.

 

Recta final

 

Por Alfonso Olmos

Director de la Oficina de Información

 

 

Culmina el tiempo de Adviento. Llegamos a la recta final. Comienza la "novena de Navidad". No sé si habremos tenido tiempo de disfrutar de este tiempo de espera y esperanza. En los centros comerciales hace días que es Navidad. La carta a los reyes está escrita hace semanas y la lista de cosas que se piden es interminable. ¿Alguien se ha parado a pensar en el Adviento, como tiempo de preparación espiritual para la Navidad, en estos días? ¿Ha sido determinante este tiempo para la vida de los cristianos?

Pasan los días y la vorágine del consumismo nos atrapa. Vamos y venimos, vagamos por las calles absortos y abducidos por un mundo, excesivamente mundano, que nos domina y embriaga. El adviento se ha quedado reducido a "las cuatro velas". No es poco.

Pero siempre surge la sorpresa."¿Cómo tenemos que estar los cristianos en la iglesia?" (pregunto a un grupo de niños de catequesis de primero de primaria),  "despiertos", me contesta Javier, que el primer domingo de Adviento estuvo atento, sin duda, a la homilía desde el primer banco del templo. "Es que si vienen a traernos un mensaje muy importante y estamos dormidos no nos enteramos, y si pasa eso en la Navidad vaya plan...". Aplauso para Javier, aplauso para todos los sencillos de corazón, aplauso para los que más allá de loterías, pavos, turrones y sidras, luces y espumillón, han comprendido que lo importante es el mensaje que Jesús nos viene a traer, una año más, en la celebración de su nacimiento.

"La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor", dice el papa Francisco. "Y recuerden -concluye-, que Santa Claus no ocupe el lugar del Niño Dios en la Navidad".

Feliz Navidad, aunque sea anticipadamente.

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