Por Alfonso Olmos

(director de la Oficina de Información)

 

 

1.- Comenzaré el tiempo estival haciendo el propósito de leer algo que me aproveche, sin gastar tanto tiempo delante de la televisión.

2.- Conviviré con los que tengo alrededor, familia y amigos, puesto que en otros momentos del año no me es posible.

3.- Haré algo de deporte para mantenerme en forma físicamente. El verano es tiempo propicio para comer y beber en exceso, y hay que cuidarse.

4.- Moderaré mis juicios y comentarios. Muchas personas acuden a sus pueblos en estos días, o pasan más tiempo con personas cercanas, y es muy fácil que surjan conversaciones que invitan a la crítica y que no son nada constructivas.

5.- Tendré cuidado en la conducción. En estos días se celebra la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, en torno a la fiesta de San Cristóbal, coincidiendo con el inicio de las vacaciones de muchas personas. Es una invitación a la reflexión es este aspecto.

6.- Cuidaré la naturaleza, reconociéndola como la “casa común”. Así es como la llama el papa Francisco en su nueva encíclica Laudato Si’. Puede ser un texto de referencia para leer y vivir en estos días.

7.- Rezaré con más calma. Si tenemos más tiempo libre para hacer cosas, también podemos tener más tiempo para el Señor.

8.- Pediré la intercesión de María para mis empresas y proyectos. Como cada mes del año, también en el mes de julio, la liturgia nos propone a la Virgen como ayuda y ejemplo. Celebramos a María con el popular título del Carmen, que invoquemos su ayuda y protección.

9.- Fomentaré la paz en la familia. Estar más horas junto al resto de la familia puede hacerse duro, pueden surgir fricciones y malestar. No subir el tono de voz es fundamental. La paciencia es una virtud en la que ejercitarnos.

10.- Aprovecharé el verano como momento de encuentro: con Dios, con los demás, con la naturaleza y conmigo mismo.  

Por Juan José Plaza

(delegado diocesano de Misiones)

 

 

El 3 de Julio celebra la Iglesia la fiesta de Santo Tomás, apóstol, que fue uno de los doce llamados por Jesús a seguirle. Era de la ciudad de Galilea, de oficio pescador y llamado “el mellizo” (Jn. 11,16).

Según la tradición, fue a evangelizar la India, donde los cristianos del rito Malabar se dicen descendientes de los primeros cristianos convertidos por el santo apóstol. Fue martirizado en “Calamina”.

En los santos Evangelios hay  referencias a este apóstol de Cristo, que nos dan a conocer algunos rasgos de su carácter y de su personalidad:

  • Era un hombre de sangre ardiente y apasionado, como lo muestra el estar dispuesto a morir con Cristo, cuando éste les revela a los apóstoles que se dirige a Jerusalén, donde va a ser condenado a muerte (Jn. 11,16).
  • En otro pasaje se muestra incrédulo. Cuando los demás apóstoles le dan testimonio de que han visto a Cristo resucitado su respuesta fue:” Si no veo las señales dejadas en su manos por los clavos  y meto mi mano en las herida de su costado no creeré” (Jn 20, 25)
  • Y, por último el santo hace una profesión de fe en Cristo, cuando éste se aparece, estando el presente y exclama, tras palpar sus heridas: “Señor mío y Dios mío” (Jn. 20,26).

El hombre del mundo presente, al que hemos de evangelizar, se Parece mucho a  Santo Tomas,  es muy racionalista, escéptico y positivista: “si no ve no cree”.

Es claro que nuestro Señor Jesucristo se “adaptó a las exigencias” de Santo Tomás y permitió que le palpara para suscitar su fe.

La Iglesia y los evangelizadores de estos tiempos tenemos que hacer muy presente y palpable  a Jesús en el mundo y  en nuestras vidas para vencer la incredulidad de los hombres. Las palabras no bastan. Ya lo decía Pablo VI: “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros (...), o si escucha a los maestros es porque son testigos”  (EN n. 41).

Pero creo que ni tan siquiera esto basta; me atrevería a decir más,  para evangelizar del mundo actual, se hace necesaria una acción extraordinaria  del Espíritu; es decir,  que se muestre Dios de forma contundente con signos extraordinarios.

Lo ha hecho siempre y sigue haciéndolo en la actualidad. Sí, pidamos a Dios  milagros, muchos milagros, que le muestre de forma arrolladora, para que todos los que no creen puedan palparle y proclamar su fe exclamando: “Señor mío y Dios mío”.

Todo esto se lo pedimos por intercesión de Santo Tomás.

Por Jesús de las Heras

(periodista y sacerdote)

 

 

 

Se han cumplido en mayo cuarenta años de mi presencia y colaboración ininterrumpida en EL ECO, nuestra veterana y entrañable hoja diocesana. “Algo sobre la fe” se titulaba aquel artículo mío, cuyo subtítulo contextualizaba aun más el contenido del escrito: “Reflexiones de un joven de 16 años”.

Aquel artículo fue el inicio de mi presencia en los medios de comunicación diocesanos y provinciales. Desde entonces, EL ECO ha sido y sigue siendo mi casa y rara ha sido y es la semana desde entonces que con firma y, sobre todo sin ella, no haya alguna línea en EL ECO escrita por mí.

Pronto, en 1982, comencé también a colaborar muy asiduamente –ahora semanal y fielmente- en Nueva Alcarria. De 1987 a 2009 fui el delegado diocesano de Medios de Comunicación Social.  En 1989 puse en marcha un programa de radio semanal en RNE-Guadalajara. También, y siempre junto a Álvaro Ruiz, emprendimos pronto andaduras radiofónicas en Radio Sigüenza y en Arco Iris Radio Guadalajara. Desde 2000, estoy y estamos en los programas diocesanos de Cope Sigüenza y de Cope Guadalajara. Desde 1997 dirijo el Boletín Oficial de nuestra diócesis, a la que he servido y sirvo con colaboraciones y corresponsalías de su vida y quehacer en medios de ámbito nacional, amén de prestar presencia habitual en la página web diocesana desde hace, aproximadamente, una decena de años. Y todo por referirme solo a los medios de comunicación y a nuestra diócesis.

¿Y esto a cuento de qué viene, qué tiene que ver esto con la muerte de un misionero, a la que alude al título de este artículo? Muy sencillo: si alguien me preguntara cuáles han sido y son las noticias y los protagonistas de las noticias que más veces he abordado y que, en el fondo y en la forma, han sido y son mis preferidos, respondería sin duda que las misiones y los misioneros. ¡Tantas informaciones, tantas entrevistas, tanto seguimiento…! Y siempre, además, recibiendo mucho más de lo que yo pudiera pensar que podía estar dando. Recuerdo aquella vez que no lográbamos conectar por teléfono –en pleno directo en la radio- con un misionero nuestro en Indonesia y él, impaciente al ver que la llamada no entraba, nos llamó directamente al estudio y pudimos mantener la entrevista con toda su riqueza y valor. Recuerdo cuando, hace catorce, Argentina quebró y entró en el llamado “corralito” económico, cómo desde la radio pudimos colaborar modesta, pero eficazmente, con los comedores para pobres –que eran casi todos sus feligreses- de dos nuestros misioneros en Argentina. Y de la mano y de la voz de nuestros misioneros, hemos estado en los cuatro continentes y nuestra pequeña Iglesia local se hizo entonces más grande, más hermosa y más fecunda.

Por ello, ahora, ante la virtual capilla ardiente de Luciano Ruiz Ruiz, misionero durante más de tres décadas consecutivas en Perú, solo puedo que expresar mi agradecimiento y reconocimiento hacia él y hacia todos nuestros misioneros.

Luciano se ido ya a cruzar el charco definitivo y eterno, con 86 años y medio, cargado de méritos y de pruebas. Luciano cruzó, por primera vez, el charco en 1968 y la sierra andina del Perú se convirtió en su nueva tierra de provisión, en su nuevo Traid natal, en su nuevo Baides ministerial. Escribió, durante algunos años, para EL ECO artículos y poemas y vivió y se desvivió por aquellos a quienes el Señor y la Iglesia le habían enviado.

A su regreso a nuestra diócesis, siguió en la brecha y en la brega, paseando y sirviendo su humanidad, su bondad y su celo pastoral. Y poco a poco los años y sus achaques fueron acercándole al atardecer de la vida, donde todos seremos juzgados por el amor.  ¿Y cómo dudar que un misionero, que lo dio todo por amor, no vaya a resultar repleto de amor y de obras de amor en este juicio de amor, que ahora le ha llegado a Luciano?

A primera hora de la tarde de este lunes 29 de junio de 2015, he dejado escrita, por hoy, por ahora, mi última noticia diocesana. Ha sido la de la muerte de Luciano Ruiz. Ha sido, de nuevo, un misionero su protagonista. El charco de la eternidad es tan inmenso y abismal que ya no podré redactar la siguiente noticia sobre él, sobre este querido hermano sacerdote, sobre este humilde, sencillo y benemérito misionero. Sería esta: que Luciano es ya Pascua. No podré escribir esta noticia, no. Pero estoy  seguro de que es ya una realidad. Y, por eso, siquiera a título privado, me encomendaré a él para pedirle que no dejemos jamás en nuestra Iglesia diocesana de escribir y de hablar de los misioneros y con los misioneros.

Sor María de Cortes

(Delegación de Pastoral Penitenciaria)

 

 

Hola a todos/@s, os hago partícipes de nuestra encuentro formativo, que tuvo lugar el pasado sábado día 20 en Alcalá de Henares, allí nos encontramos los tres Centros: Madrid-I-II-VII. Comenzamos con una oración dirigida por D. Juan Antonio Reig Plá (Obispo de la Diócesis de Alcalá de Henares) sobre la parábola del “joven rico”  el contenido de la reflexión fue muy valioso y enriquecedor, aprovecho para darle una vez más las gracias, por su perenne disponibilidad.

A continuación nuestro compañero Julio  Yagüe (Salesiano), voluntario del CIS Melchor Rodríguez, realizó una excelente exposición sobre la PRISIONALIZACIÓN, y los efectos que produce en la persona tanto a nivel personal, como social. Nos presentó las diversas herramientas que los voluntarios debemos de saber utilizar, para que los internos recuperen su personalidad propia; no sean esclavos del interior; tengan control interno; recuperen su propia imagen; adquieran nuevas habilidades… etc. Diversos  fueron los términos para combatir esta realidad. Como bien dijo Viktor Frankl “Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos.

Informo y al mismo tiempo expreso  mi agradecimiento a cuantos os ponéis en comunicación conmigo para poder visitar, acompañar y estar con nuestros hermanos internos. Que entre todos consigamos hacer una Pastoral nuestra, de la Diócesis, de la parroquia, de entre todos. La certeza de que Dios camina con nosotros nos puede ayudar a vencer miedos y incertidumbres. En nombre de esos hermanos privados de libertad ¡¡¡ GRACIAS!!!!

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