Por Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente del Sistal)

 

 

Nos encontramos, queridos hermanos, en esta fiesta de san Blas, santo famoso por curar los males de garganta y festejado en muchas poblaciones, también en la nuestra. Santo muy querido por la Comunidad, siempre nos recordaba Madre Teresita que a ella le sacó una espina de la garganta cuando pensaba que se ahogaba. Nosotras conservamos la costumbre de hacerle una novena para que nos cuide la garganta y creemos que así lo hace. Hasta el momento de escribir esta carta, no habíamos pensado agradecer a san Blas la providencia del profesor de música, que está ayudando a la Comunidad desde el comienzo de este año y tal vez sí tenga algo que ver. 

Durante estos meses de invierno, cuando más trabajo hay en la ciudad y todos andáis muy atareados, en el Monasterio se hacen obras de reforma para instalar una nueva caldera para la calefacción. La Comunidad descansa, no acogemos huéspedes hasta marzo. En la soledad, en el silencio, en la Paz de este lugar que nos ha regalado nuestro Señor, ansiamos vivir escondidas en Él, mirando a la Virgen María, para que ella cada día nos enseñe a amar a Su Hijo. San Juan Damasceno lo expresa muy claro: ”María nuestra Madre modelo de vida contemplativa. ¡Oh divina y viva imagen, cuyo espíritu está sometido sólo a Dios y dirigido por Él y en cuya belleza se goza el creador!”. Orando y trabajando con este anhelo en el corazón, nos hacemos eco de las palabras del Arzobispo de Valencia, publicadas la pasada semana: “Necesitamos el auxilio y el favor de Dios ante los problemas tan arduos e intrincados de la paz en el mundo”. Nosotras, que Dios nos ha concedido el don de habitar en su casa, nos urge este dolor de la humanidad, a vivir con los brazos y el corazón levantados constantemente al Señor, en favor de la Paz. Paz en los corazones, paz en las familias, en las comunidades, entre hermanos, en los trabajos…………Para que todos abramos la puerta de nuestro corazón a la misericordia divina. Os compartimos una frase de Madre Soledad, escrita en una pequeña estampa del Niño Jesús: “Pilares de la Paz: pobreza, paciencia, presencia, perdón y oración.” 

Ayer, en la celebración de la Presentación de Jesús en el templo, clausuramos el año de la Vida Consagrada, año, que el Espíritu Santo nos ha sellado, por la predicación del Papa: la virtud teologal de la Esperanza. Sí, Dios sabe más que nosotras. En este tiempo ordinario nos alienta y anima con esta antífona: “Los que buscan al Señor no carecen de nada”.  

Antes de despedirnos, nos unimos en oración por el alma de Julia Martínez, una amiga que ha fallecido el pasado 14 de enero y por su familia.

 

Unidos en oración, con san Francisco de Asís: “Haznos tu Señor instrumentos de tu Paz

 vuestras hermanas de Buenafuente del Sistal

GRANITOS DE MOSTAZA

 

Álvaro Ruiz Langa

(Delegado diocesano de MCS)

 

 

En su mensaje para estimular la vivencia cuaresmal, el papa Francisco escribe que estos cuarenta días hacia la Pascua son “un tiempo favorable”. Tan leve indicación, pasajera en el hilo del mensaje, viene a definir un modo de considerar la vida y lo que pasa en ella, tanto en referencia a lo humano como a lo divino. Se puede aplicar mil veces. En la presentación y lanzamiento de la Campaña contra el Hambre, el conferenciante, Ignacio Trueba, transmitía ese mirar optimista en cuanto atañe a seguir venciendo en la lucha y empeño que capitanea Manos Unidas. Y lo decía quien tiene más de 30 años de experiencia en proyectos de desarrollo rural por medio mundo. Con parejo sentir cabe medir otras realidades del momento.

Las andanzas del papa Francisco. Que hay que verlas como buenas andanzas. ¿A qué, si no, embarcarse en ellas? Cinco días en México con prólogo en La Habana. Sin merma de las bondades que en la comunidad católica y en la sociedad mexicanas produzca la visita de Francisco, el hito de envergadura será el encuentro con el patriarca de Moscú, Cirilo I, cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa, en el aeropuerto José Martí. Después de mil años ambas iglesias se sientan a hablar de asuntos de interés común; el más urgente, la persecución de los cristianos en Oriente Medio. Que habrá más ganancias. Considérese el dato de que el Patriarcado de Moscú congrega dos tercios de los ortodoxos  y la ortodoxa es la segunda Iglesia cristiana después de los católicos. Ocasión favorable.

Los misericordiosos. El Jubileo de la Misericordia avanza a buen paso en las primeras semanas de 2016. Se multiplican carteles y folletos, planes y programas, catequesis y motivaciones mil, en diócesis, arciprestazgos, parroquias y comunidades, siguiendo la estela del gran promotor, papa y misionero Francisco. Ya están enviados “los misioneros de Misericordia”, pero no son los únicos a considerar. Hay que hablar de los hombres y mujeres misericordiosos que en tantos y tantos lugares se sumergen en la espiritualidad de este jubileo extraordinario: los niños de la diócesis que participan en el Jubileo de la Infancia; aquellos fieles que van en peregrinación a los lugares santos, bien dentro de la diócesis, bien en Tierra Santa, Roma o Fátima; los visitadores y cuidadores de enfermos, en estas fechas con el aliento de la Jornada del Enfermo; cuantos donantes contribuyen en la Campaña contra el Hambre, un año más activa en febrero; a tantas mujeres y hombres que en poblaciones menores o menores eligen cuidar discretamente a personas necesitadas… Convengamos en reconocerles como “los misericordiosos”.

 Obispos españoles. También con mirada luminosa pueden mentarse varios obispos en estas fechas. El primero, Benedicto XVI de cuya renuncia al ministerio petrino se cumplen tres años, 11 de febrero, siete días antes de que don Atilano alcance la veintena como obispo. Por su fallecimiento el 3 de enero, hemos recuperado la admirada buena estrella de monseñor Alberto Iniesta. Y el cardenal Sebastián es actualidad por la presentación de su libro “Memorias con esperanza”, otra favorable contribución al servicio de la Iglesia. Así mismo hay que tener en cuenta positiva a los obispos que tiran de esta Iglesia española desde la cabeza del carro, como Blázquez, Osoro, Omella…

Y los monjes y monjas. Cerrado el Año de la Vida Consagrada, los monasterios y las comunidades religiosas siguen, cada cual en su lugar y según su carisma, tejiendo evangelio, profecía y esperanza. ¿Seguro que cabe encuadrarlos en el marco de un tiempo favorable cuando las vocaciones se tambalean por aquí? Sin duda. La mengua, y el envejecimiento en casos, habrá que leerlos como signos de los tiempos en este mundo y en esta hora. Sabido es que Dios habla palabras poderosas. Luego han de ser favorables.

 

Por Jesús Montejano

(Delegación de Piedad Popular)

 

 

El pasado día 21 de enero tuvo lugar en Roma el Jubileo del Trabajadores de las peregrinaciones a los santuarios. Con este motivo el papa Francisco tuvo un discurso en el Aula Pablo VI, en el que reflexionó sobre la importancia del santuario y de la peregrinación en el contexto del Año de la Misericordia.

El papa afirma que la religiosidad popular (piedad popular o espiritualidad popular) “es una forma genuina de evangelización, que necesita ser siempre promovida y valorada, sin minimizar su importancia”.

La peregrinación a un santuario expresa el deseo profundo de cada persona de ser acogida, comprendida y sostenida. Así el santuario es realmente un espacio privilegiado para encontrar al Señor y tocar con la mono su misericordia”.

De ahí la importancia de cuidar la a cogida de los peregrinos en los santuarios. Acogida que ha de ser afectuosa, festiva, cordial y paciente porque, en definitiva, se está acogiendo al mismo Cristo. Acogida tanto en lo material como en lo espiritual y es un lugar de gracia donde toda persona puede sentirse comprendida y amada.

El sacramento de la Penitencia ha de ser el medio sacramental de la acogida y el abrazo que Dios da al pecador arrepentido que se acerca al confesonario. De ahí que los sacerdotes que realizan este ministerio en los santuarios “deben tener el corazón impregnado de misericordia, su actitud ha de ser la de padre”.



 

Alfonso Olmos

(Director de la Oficina de Información)

 

 

En unos días vamos a celebrar la campaña anual que Manos Unidas lleva a cabo para intentar erradicar el hambre en el mundo. Un trabajo iniciado hace casi seis décadas en el que muchas personas, principalmente mujeres cristianas, dedican su tiempo, su ilusión y podríamos decir que también su vida, en esta encomiable labor.

Es escalofriante escuchar que más de 800 millones de personas pasan hambre en el mundo, es decir que una de cada nueve personas que habitan este planeta tiene precariedad alimentaria. También llama la atención que, además, muchas de estas personas habiten en lo que hemos denominado comúnmente primer mundo. En los países desarrollados en torno al 10% de la población padecen desnutrición.

No quiero abundar en datos que muchos ya conocen sobre las causas de la pobreza. Creo que lo importante en estos días, es concienciarse de que entre todos es posible acabar con esta lacra, que es un estigma de nuestra sociedad contemporánea tan aparentemente desarrollada y tecnificada.

Plántale cara al hambre es el lema genérico de la campaña trienal que este año inicia la organización católica Manos Unidas. Durante los próximos ejercicios se reflexionará sobre tres aspectos: sembrar, recoger y compartir. Invertir en el inicio de la cadena alimentaria es fundamental: proporcionar semillas y herramientas para trabajarlas, procurar tierra para que fecunde la simiente, ayudar a gestionar la utilización del agua, facilitar la investigación agrícola y proveer de las infraestructuras necesarias, serán los primeros pasos a dar.

Por todo esto Manos Unidas quiere este año llamar la atención de todos nosotros en la importancia de sembrar. Sembrar es dedicar esfuerzo y tiempo, sembrar es concienciarse, sembrar también es ayunar y ser solidarios con nuestra pequeña aportación económica. Porque todo esto ayuda, en el lugar del mundo que sea, a que muchos puedan tener acceso a los alimentos básicos necesarios, que aportan el equilibrio y la nutrición oportuna para la vida de las personas. Pero eso será la segunda parte del proceso.

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