Por Alfonso Olmos Embid
(Director de la Oficina de Información)
El Sínodo encara su recta final, en lo que a trabajos y reuniones se refiere. La clausura, el próximo domingo 23 de junio en la catedral de Sigüenza a las 7 de la tarde, será una de las celebraciones diocesanas más importantes que se pueden celebrar. La anterior se produjo el 8 de julio de 1948 con una celebración, también en la sede seguntina, a las 10 de la mañana. Ese día se cantará el himno que la Iglesia guarda para las grandes ocasiones, para las celebraciones más solemnes, el Te Deum laudamus.
Entonces comenzará una nueva etapa. La de recapitular lo trabajado por los grupos, asumido por la asamblea y votado como propuestas, para que el obispo recoja el sentir y el latir de esta diócesis, que necesita un impulso misionero, como en cada etapa de la historia, para seguir anunciando con alegría el evangelio.
Después llegará el aterrizaje en forma de planes pastorales que tendrán en cuenta, siguiendo el ritmo que la Iglesia vaya marcando, esas propuestas para hacerlas realidad, haciendo hincapié, posiblemente, en los años posteriores en distintos aspectos a mejorar.
En esta recta final hay que ser agradecidos a Dios. Hay que dar gracias por la intuición de nuestro obispo emérito, Atilano Rodríguez, al proponer la iniciativa, por la respuesta y la acogida de tantas personas que comenzaron sus trabajos en distintos grupos, por el tesón del secretario general, Ángel Luis Toledano, y de tantos que en las distintas comisiones, en el consejo de dirección y en las distintas sesiones, han mantenido la tensión y la ilusión, incluso en los momentos más complejos del proceso. Gracias también a nuestro obispo, Julián Ruiz, que desde el primer momento hizo suyo el proyecto iniciado por su antecesor y ha liderado la etapa final con sabiduría y rectitud.
Ahora solo queda pedir al Espíritu, que ha movido nuestros corazones para caminar juntos durante este tiempo, que nos impulse y nos renueve para avanzar sin desánimo y con pasión en la evangelización de nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Para ello contaremos con la intercesión de María, que es madre y maestra.