Cristo de Medinaceli, Jesús Nazareno

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Hoy, primer viernes de marzo, es la fiesta de esta popular advocación de Jesucristo, con presencia en la diócesis y cuya historia, azarosa, recorremos en este artículo

 

 

 

 

El Cristo de Medinaceli, también conocido como Nuestro Padre Jesús de Medinaceli o Jesús Nazareno Rescatado (cautivo, rescatado y hasta exiliado…), es una imagen de Jesús de Nazaret que evoca el momento de su Pasión cuando Pilato lo presenta al pueblo: Ecce, homo” (“Ahí, tenéis al hombre”). Es también popularmente conocido como el Señor de Madrid y hasta como el Señor de España. Se desconoce el autor de la talla, espléndida, aunque pertenece a la escuela sevillana del cordobés Juan de Mesa o de sus discípulos Luis de la Peña o Francisco de Ocampo. La imagen data de los primeros años del siglo XVII y mide 1,73 de altura.

Su iconografía es llamada “de la Sentencia”: el momento en que Cristo es sentenciado a la pena capital, en concreto a la crucifixión. Es de talla completa para vestir, constando simplemente de un paño de pureza. Tiene una extraordinaria mirada, de gran belleza y muy sugerente, que refleja un gran sufrimiento y una gran paciencia. La talla está encorvada por el dolor de espalda producido por la flagelación que el Señor acaba de recibir antes de la sentencia.

Para las grandes ocasiones, como el primer viernes de marzo y la procesión del Viernes Santo, Jesús de Medinaceli luce una corona de oro macizo de medio kilo de peso piedras preciosas incrustadas, regalo en la década de los 50 del siglo XX de los joyeros madrileños.

 

 

Siglo XVII: de Marruecos a Madrid

A comienzos del siglo XVII, esta tan venerada imagen fue llevada por los frailes menores capuchinos desde Sevilla a la Mámora (Marruecos), enclave tomado por España en 1614, a fin de que recibiera culto por parte de los soldados y pudiera ser empleada de cara a la evangelización de los nativos musulmanes.

Sin embargo, en abril de 1681, cayó la ciudad, y con ella la imagen, en manos del sultán Muley Ismail, que decide enviarla a la ciudad de Mequinez, que se estableció entonces como capital de Marruecos, como muestra de la victoria musulmana. En Mequinez, es arrastrada y tirada por las calles para que la gente pudiera mofarse de ella. Un padre trinitario, fray Pedro de los Ángeles, al ver lo que estaba sucediendo, decide hablar con el sultán para recuperar la imagen. Al efecto, el padre trinitario ofrece tanto oro como el que pesara la imagen. Cuando iba a ser pesada, de forma milagrosa redujo muchísimo su peso, ante el enfado del rey musulmán. Y la compra de la imagen hubo de ser tasada en 30 monedas de plata, siendo adquirida por los padres Trinitarios. Prueba de ello es el escapulario con la cruz trinitaria (roja y azul) que lleva la imagen.

Este escapulario, a su vez, se va a convertir en el salvoconducto que permita pasar la imagen a tierras cristianas y que significaba que los Trinitarios habían pagado por ella. En el verano de 1682, la imagen llega a Madrid, tras haber pasado por Tetuán, Ceuta, Gibraltar y Sevilla.

En Madrid, fue recibida con gran devoción, y para su llegada se organizó una multitudinaria procesión. La imagen empieza a ser conocida y venerada como Jesús del Rescate.

La imagen del Nazareno Rescatado fue entronizada en el altar mayor de la iglesia del convento, hoy desaparecido, de los Trinitarios. Sin embargo, el Ducado de Medinaceli cedió en 1686 un terreno colindante al convento para la construcción de una capilla adyacente, siendo trasladada la talla hasta esta nueva ubicación en 1689. Y es precisamente de sus benefactores de donde toma su nombre actual el Cristo de Medinaceli.

Mientras tanto, en Madrid se afianzaba el fervor y los Trinitarios consiguieron incorporar al Nazareno en las procesiones del Viernes Santo en 1697.

 

En el siglo XVIII, ya el Señor de Madrid

El 16 de marzo de 1710 fue fundada la Ilustre y Nobilísima Congregación de Esclavos de Jesús Nazareno, con el IX Duque de Medinaceli, Luis Francisco de la Cerda y Aragón, como hermano mayor. El principal motivo de la constitución de la cofradía fue rendir culto a la talla del Cristo y alumbrarla en la procesión del Viernes Santo. Hoy en día, su actividad continúa en la figura de la Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Cristo de Medinaceli.

Durante el siglo XVIII, se llevó a cabo una ampliación de la capilla de Jesús de Medinaceli y hasta el propio convento de los Trinitarios cambió su advocación de Nuestra Señora de la Encarnación por el de Jesús Nazareno.

 

Convulso siglo XIX y peregrinaje por iglesias de Madrid

Con la ocupación de los franceses y la Guerra de la Independencia, la talla abandonó su ubicación original en 1809 y fue trasladada al Convento de los Padres Basilios, actual iglesia de San Martín, en la Plaza de la Luna (llamada ahora Plaza Santa Soledad Torres Acosta). En 1814, volvería a su capilla, que, al igual que el resto del conjunto, había sufrido importantes desperfectos, por los que el convento y templo trinitario tuvo que ser reedificado.

En aquellos años, el rey Fernando VII inauguró la tradición de que la Familia Real acudiera a venerar también al Nazareno en la celebración del primer viernes de marzo, un gesto que se mantiene en la actualidad. Este detalle también explica que la Archicofradía tenga el título de Real.

Pero también llegaron nuevos problemas como consecuencia de desamortización del ministro liberal Juan Álvarez de Mendizábal (1836). Así, el histórico convento e iglesia de los Trinitarios Descalzos de Madrid, sede original de Jesús de Medinaceli, fue desamortizado y exclaustrado.  Y la talla del Nazareno fue trasladada a la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, en la Calle San Bernardo, y posteriormente a la iglesia de San Sebastián, en la calle Atocha. En 1847, la imagen pudo regresar a su tiemplo original. Sin embargo, el deterioro del edificio era muy preocupante y hasta imparable.

Por ello, finalmente en 1890 se decidió su derribo, cediendo los terrenos el Ducado de Medinaceli a la comunidad de Padres Capuchinos, que habían visto perder su cercano convento de San Antonio del Prado. Y en este lugar, muy cerca del Congreso de los Diputados, en la calle Jesús, desde el 8 julio de 1895, se halla la tan venerada imagen.  

De este modo, además, los Capuchinos se reencontraron con la talla del Nazareno que perdieron en Marruecos en 1681. El convento y la nueva iglesia fueron consagrados en 1930. Y pronto se convirtió también en parroquia. Más adelante, el 1 de septiembre de 1973, el Papa San Pablo VI elevó el templo al rango de basílica menor. Los Capuchinos regalaron al Papa una copia de la imagen y Pablo VI mandó una bendición especial, recomendando el beso de su pie.

 

Guerra Civil, nuevo y oculto peregrinaje, exilio, regreso

Ante la inminente Guerra Civil (1936-1939), los Padres Capuchinos se vieron en la obligación de abandonar nuevamente el convento en febrero de 1936, escondiendo la talla en un cajón de madera, envuelta en sábanas, en la cripta de la iglesia. Allí fue donde el bando republicano la encontró en febrero de 1937, y tras estar a punto de convertirla en astillas para poder calentarse-... ¡!, finalmente decidieron entregarla a la Junta Nacional del Tesoro Artístico. Tras pasar por el Ministerio de Hacienda o por la basílica de San Francisco El Grande, metido en un ataúd y rodeado de cadáveres, el Cristo de Medinaceli emprendió viaje a Valencia.

La talla del Nazareno madrileño permaneció en la Iglesia del Colegio del Patriarca, en Valencia, hasta agosto de 1937, y de allí continuó su camino hasta Cataluña, junto a otras muchas obras de arte. Los fosos del Castillo de Figueres o el Castillo de Perelada fueron algunos de los lugares en los que permaneció custodiada, hasta que finalmente el 3 de febrero de 1939 se decide su traslado, junto al resto del Tesoro Artístico, a la sede de la Sociedad de Naciones, en Ginebra (Suiza). El Cristo de Medinaceli iba en el primer camión, encabezando la comitiva que salió de España el 12 de febrero.

Pero pronto finalizó la Guerra Civil. Y el 14 de mayo de 1939 la villa de Madrid volvía a reencontrarse con su Señor. En una multitudinaria procesión, que hay quienes califican como del «segundo rescate», recorrió las calles desde el monasterio de la Encarnación hasta su templo de la calle Jesús. Se ponía fin al exilio del Nazareno, cerrando un nuevo capítulo de su trepidante historia.

 

Décadas de paz, piedad y prosperidad

En 1945, Francisco Palma Burgos realizó un soberbio trono procesional para el Nazareno. A partir de los años 40 y 50, comienza la expansión del culto de Jesús Medinaceli a otros lugares. Y la archicofradía primaria logró potestad de agrupación a cuantas asociaciones del mismo nombre y título, erigidas en el territorio nacional, así lo solicitasen, llegando a la actualidad a contar con más de medio centenar de cofradías agregadas en España (entre otras, en Guadalajara), que suman a más de ocho mil cofrades afiliados a ellas. Todo ello sin contar los cientos de miles de devotos de Jesús de Medinaceli.

En 1996, la talla fue objeto de un minucioso trabajo de restauración a cargo de Bellas Artes. En agosto de 2011, participó en el magno Vía Crucis de la Jornada Mundial de la Juventud, presidida por el Papa Benedicto XVI.

En octubre de 2019, recorrió las castizas calles de la capital para conmemorar el 80 aniversario de su segundo rescate, con una procesión extraordinaria que tuvo lugar desde la catedral de la Almudena y hasta su basílica.

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 1 de marzo de 2024

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