La Iglesia celebra hoy a un santo del que no conocemos mucho. Nos suena a todos “el veranillo de San Martín” (esos días que en pleno otoño parece que el tiempo es más suave, el sol brilla diferente...) pero hay que reconocer que la figura de San Martín, que vivió a lo largo de casi todo el Siglo IV, es para todos nosotros una viva imagen de Cristo, Buen Samaritano.
La imagen que más conocemos es la de un soldado -él lo fue en su primera juventud- que parte su capa con la espada para entregar la mitad a un pobre que se moría de frío-.
Hoy, muchos siglos después, San Martín y el mismo Jesús nos invitan y nos enseñan a no pasar de largo ante los hermanos que, tirados en la cuneta del camino sufren el hambre, el menosprecio, la pobreza, la enfermedad, la soledad... y nos invitan a partir nuestras capas -la del dinero, la de la comida, la del tiempo libre que nos guardamos para hacer lo que más nos gusta...- con los necesitados: pobres, enfermos, personas que viven solas...
Desde la Delegación de Pastoral de la Salud os invitamos a todos a que, como San Martín de Tours, también nosotros nos paremos ante tantas personas que a nuestro lado sufren. Posiblemente “nuestra capa” no sea muy grande, no importa; dice el refrán que “el que da lo que tiene, no está obligado a más”.
Todos conocemos el milagro de la multiplicación de los panes. El niño ofrece lo que tiene, Jesús lo multiplica.
Si hacemos como San Martín, también Jesús nos dirá como podemos leer en Mateo 25: “porque tuve hambre y me diste de comer... estuve desnudo y me vestiste, fui forastero y me hospedaste.... ¿Cuando, Señor?. Cuando se lo hiciste a uno de mis hermanos.... a Mí me lo hiciste.
Jesús Francisco Andrés Andrés
Delegado Diocesano de la Salud