La Delegación Diocesana de Pastoral Juvenil ha publicado una nota resumiendo los datos principales de las dos actividades destacadas de este verano, en las que ha habido notable participación de jóvenes y satisfacción final por lo realizado y  vivido. Estas acciones han sido el campamento itinerante “Camino Abierto” y el Encuentro Europeo de Jóvenes tenido en Ávila.

Camino Abierto fue del 3 al 15 de julio, participaron cerca de 80 chavales de entre 13 y 17 años y el recorrido llevó desde Villel de Mesa hasta Espinosa de Henares, siendo hitos del recorrido Anchuela, Mazarete, Ablanque, Riba de Saelices, Abánades, El Sotillo, Mirabueno, Valfermoso de las Monjas, Membrillera y Carrascosa de Henares. La ambientación giraba alrededor del circo, y los chavales junto con sus monitores se adentraban en la carpa del amor de Cristo al aire de una canción emblemática que dice “sin temer jamás al frío o al calor, el circo daba siempre su función”.

 En agosto, otro grupo de 20 jóvenes, realizó otro camino siguiendo huellas y el espíritu de santa Teresa. En la primera semana del mes convivieron en la naturaleza de la Sierra de Béjar preparando la experiencia siguiente. Y a partir del miércoles el grupo, que había aumentado hasta 30, se incorporó Encuentro Europeo de Jóvenes en Ávila, en el que se juntaron unos 6.000 jóvenes de toda España y de algunos países europeos. Fueron jornadas cargadas de actividades (catequesis, oraciones, Eucaristías, conciertos, bailes, talleres…), todas ellas para entrar de lleno en el lema del Encuentro, convocado para celebrar el V Centenario del nacimiento de Sta. Teresa de Jesús: En tiempos recios, amigos fuertes de Dios. “Han aprovechado cada momento –dice la nota– para buscar respuestas al deseo de encontrar la verdadera felicidad, a experimentar el gozo de ser Iglesia y sentirse corresponsables en la tarea de evangelizar y a conocer la actualidad del mensaje cristiano que enseña santa Teresa de Jesús, y que después de 500 años sigue invitando a introducirse en la oración como encuentro de amistad con el Señor”.

El 22 de agosto de 1965 fue ordenado obispo, con 39 años, el sacerdote toledano Gabino Díaz Merchán. Es, en la actualidad, el único obispo vivo que participó en el Concilio Vaticano II. Monseñor Díaz Merchán fue obispo de Guadix de 1965 a 1969 y arzobispo de Oviedo de 1969 a 2002.  Fue presidente de la Conferencia Episcopal Española de 1981 a 1987.

Nació en Mora (Toledo) el 26 de febrero de 1926 y fue ordenado sacerdote el 13 de julio de 1952. La celebración de sus bodas de oro episcopales será en Covadonga el sábado 12 de septiembre. Desde su jubilación por razones de edad, reside en la Casa Sacerdotal de Oviedo.

La noticia es especialmente significativa para nuestra diócesis ya que nuestros nos últimos obispos fueron primero obispos auxiliares de don Gabino y ordenados obispos por él. Así, don José Sánchez fue obispo auxiliar de Oviedo de 1980 a 1991 y don Atilano Rodríguez, de 1996 a 2003.

El voluntariado de Radio María ha preparados dos retransmisiones del Rosario en la diócesis el mes de agosto. Una tuvo lugar el pasado domingo, 23 de agosto, en la parroquia de Ablanque y la próxima se llevará a cabo el próximo domingo, 30 de agosto, en la iglesia parroquial de Mazarete. Los dos actos se podrán escuchar en el 88.7 de FM.

Ambas parroquias están dedicadas a la Asunción de la Virgen, patrona de la diócesis, cuya solemnidad se celebró recientemente. Cabe destacar el interés puesto por el voluntariado de la Ntra. Sra. del Olvido Triunfo y Misericordias que, con tanto ahínco y dedicación, trabajan para extender el culto a María desde las ondas radiofónicas.

Hace más de cuatro décadas que en el barrio del Balconcillo de Guadalajara, entonces naciente, fue erigida la parroquia de San Juan de Ávila. En la actualidad, es una de las más pobladas de la diócesis con más de ocho mil habitantes. El templo es muy espacioso, con dos capillas, y dispone, además, de salones parroquiales y de viviendas. Pero no había campanario.

Gracias a la iniciativa de los párrocos y del donativo de un feligrés, la parroquia cuenta también con un hermoso y simbólico campanario exento, en la entrada al conjunto del complejo parroquial. De arriba abajo, el campanario consta de una cruz, de dos campanas (puestas bajo los nombres de Santa María Madre de la Iglesia y de Jesús Salvador y que simbolizan, además, la doble naturaleza Cristo Dios y hombre), un bloque con los anagramas de los cuatro evangelistas, separados por la cruz, y  un bloque inferior en rojo con un crismón y un pez, símbolos de los orígenes del cristianismo y recordatorio de que la sangre de los mártires cristianos es semilla de vida cristiana. Además, dos grandes y pesadas muelas de un antiguo molino, se sitúan a los pies del campanario para expresar el esfuerzo y el trabajo de la vida humana, que se eleva y transfigura con el cristianismo, expresado en el contiguo campanario. Remata el conjunto una gran cruz pintada en rojo sobre el suelo del patio de la entrada a la parroquia, rodeada de pavimento amarillo, que evoca el desierto de la vida, y de árboles y rosales, como brotes de vida, y signos de la vocación cristiana.

El diseño del campanario ha sido realizado por el arquitecto Luis Montalvo de la Blanca y la obra ha sido ejecutada por la Empresa Guillermo Alguacil SL.