TODOS EN EL CAMINO, lema con el que celebramos la IX Jornada Diocesana de la Discapacidad.
En la Parroquia San Antonio de Padua el día 3 de diciembre, Eucaristía a las 19:00 horas, coincidiendo con el “Día Internacional de las Personas con Discapacidad”
Como Cristianos comprometidos en el camino, debemos estar cercanos a los que sufren, y avanzar con ellos hacia el encuentro con el Padre que es quién nos brinda una oportunidad más para enraizarnos a Él, viviendo en comunión con los más débiles y heridos.
En octubre de 2024, en Asís (Italia), tuvo lugar la cumbre del G7 de la inclusión y la discapacidad para cambiar de paso, a la que el Papa francisco dirigió las siguientes palabras:
No me gusta tanto la palabra «discapacidad». Me gusta la otra: «capacidades diferentes»… Cada persona es parte integrante de la familia universal y nadie debe ser víctima de la cultura del descarte, nadie. Esta cultura que genera prejuicios y hace daño a la sociedad.
No hay verdadero desarrollo humano sin la contribución de los más vulnerables. En este sentido, la accesibilidad universal se convierte en un gran objetivo a perseguir, de forma que se eliminen todas las barreras físicas, sociales, culturales y religiosas, permitiendo que todos puedan hacer uso de sus talentos y contribuir al bien común.
Hay que construir un sistema de prevención y respuesta a las emergencias que tenga en cuenta sus necesidades específicas y garantice que nadie quede excluido de la protección y el socorro.
San Francisco de Asís, testigo de un amor sin límites por los más frágiles, nos recuerda que la verdadera riqueza se encuentra en el encuentro con los demás -esa cultura del encuentro que hay que desarrollar-, especialmente con aquellos a los que una falsa cultura del bienestar tiende a descartar.
Cada uno de nosotros somos queridos como hijos únicos por el Padre, a cada uno nos ha dado unos dones para poner al servicio de los hermanos. ¿Discapacitados? No, porque cada uno tenemos capacidades. Todos hermanos con Cristo para compartir vida.
