Las palabras no bastan para expresar lo que está pasando. La fosa común en la que se está convirtiendo el mediterráneo se agranda ante nuestra impasividad.
Desde Casa Nazaret: ACCEM, Cáritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara Guada Acoge, Manos Unidas, Delegación de Migraciones y Delegación de Misiones no vamos a decir nada nuevo, porque estas muertes son iguales que las que llevamos viendo desde hace demasiado tiempo, pero por eso mismo sentimos que debemos volver a decirlo.
Consideramos que existe una absoluta falta de solidaridad de la Unión Europea en el drama del mediterráneo y que ya es hora de que occidente se deje de lavar las manos ante la muerte de tantos inocentes, que huyen de sus países por diversas causas, como son la pobreza, la guerra o el radicalismo terrorista.
La lucha tiene que ir dirigida contra los que se aprovechan del trafico de seres humanos, pero esto no es suficiente, sino que es necesario asumir la necesidad de implantar políticas que ayuden al desarrollo de los países de origen de las victimas, y promover acuerdos que permitan terminar con los conflictos bélicos y actos terroristas.
Es una responsabilidad internacional identificar las causas para encontrar soluciones a este drama humano.
Invitamos a toda la sociedad a unirse ante estos hechos, y expresamos nuestro dolor, nuestra solidaridad y condolencia a sus familias. Y hacemos una llamada a mantener viva la sensibilidad, a no dejar de padecer-con todos esos hombres, mujeres y niños que asumen riesgos porque quieren simplemente vivir con dignidad y en libertad.
El Papa Francisco, hace un llamamiento apremiante para que la comunidad internacional actúe con decisión y rapidez para evitar que similares tragedias se repitan y nos dice:
“Son hombres y mujeres como nosotros, hermanos nuestros que buscan una vida mejor, hambrientos, perseguidos, heridos, explotados, victimas de guerra, buscan una vida mejor… buscaban la felicidad.”
Desde Casa Nazaret, continuaremos trabajando, para que la dignidad y la vida de las personas tengan el mismo valor con independencia del lugar de donde procedan.



Nada más fuerte es un cuento escrito por Ángela Ionescu. Como todas las narraciones de este tipo, este relato breve es simplemente fantástico en la diversidad de las acepciones de la palabra. Es decir que, como todos los cuentos, está basado en un hecho que puede ser real o imaginario, cuya trama es protagonizada por un pequeño grupo de personajes, en este caso una madre y sus dos hijos, y con un argumento sencillo, emotivo y, por lo tanto, fácil de entender. Pero a la vez es fantástico porque ese argumento es una experiencia maravillosa en torno a la familia. Ese “es el mensaje central de este cuento, transmitido con su ágil y hermosa narrativa, que le sirve al mismo tiempo para ensalzar a la familia y entonarle un canto de alabanza. Porque nada hay más fuerte que el amor familiar”. Esta es la precisa, y preciosa, descripción del cuento de Ángela Ionescu que hace la Abadesa del Monasterio Cisterciense de Buenafuente del Sistal, en su breve presentación del mismo.












