El 19 de junio se cumplen 852 años de la consagración de la catedral de Sigüenza, principal monumento de esta tierra y entre las diez mejores catedrales de España

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Este sábado, día 19 de junio, se cumplen 852 años de la dedicación litúrgica y consagración de la catedral de Sigüenza. La efeméride es celebrada con rango de solemnidad en la catedral, con misa a las 11 horas en la capilla mayor de la misma.

Del 19 de junio de 2018 al 19 de junio de 2021, mediante un exitoso año jubilar, se conmemoró el 850 aniversario de la consagración del templo. Hoy, un día antes del 852 aniversario de la catedral de Sigüenza, propongo en este artículo en NUEVA ALCARRIA una visita general, un recorrido sobre ella. Y la próxima semana, haremos, paradas en diez de sus más representativos lugares.

 

Un recorrido por nueve siglos de historia

 

Será un paseo por la historia, por el arte, la religiosidad y la cultura de los últimos nueve siglos. Será una cita y un encuentro con el principal monumento de la provincia de Guadalajara y diócesis de Sigüenza-Guadalajara y con una de las diez mejores catedrales de España. Porque hacer la afirmación no es “chauvinismo” alguno, es pura verdad. Descontadas las cinco grandes catedrales españolas –Sevilla, León, Santiago, Burgos y Toledo-, entre las cinco siguiente aparece, sin duda, la catedral de Sigüenza, junto a las de Salamanca, Barcelona, Palma de Mallorca, Oviedo, Jaén o Murcia.

Hace más de medio siglo el gran crítico e historiador de arte José Camón Aznar  describió hermosa y atinadamente la catedral seguntina con estas palabras: “Una vez más en tierras españolas, un exterior hosco, macizo y de bélica rudeza, encierra los primores más delicados del arte. Así es la catedral de Sigüenza, cuyo proceso constructivo nos permite seguir la misma evolución del arte cristiano desde el siglo XII”. Y José Ortega y Gasset escribió poéticamente sobre ella: “La catedral de Sigüenza, toda oliveña y rosa a la hora del amanecer, parece sobre la tierra quebrada, tormentosa, una bajel secular que lleva bogando hacía mi…”

 

Desde el siglo XII

 

Consta que la actual iglesia de Santa María de los Huertos (S. XVI), en la Alameda y actual templo del monasterio de las Monjas Clarisas, se levantó sobre las ruinas de la primitiva catedral seguntina, reconocida como Santa María de Medina o Santa María Antiquísima.

Reconquistada Sigüenza del poder musulmán en el año 1124, gracias a su preconizado pastor, Bernardo de Agén, obispo y guerrero, este procedió enseguida a la construcción de un templo catedralicio que sirviera, a la vez, de fortaleza militar. La actual catedral no es, como afirma el historiador local Felipe Peces, "ni en su elevación ni en sus proporciones la que erigió el Obispo Bernardo de Agén en los años de su pontificado". Fue evolucionando con primor, sobre todo, en las épocas góticas y renacentistas.

En el año 1138 el Emperador Alfonso VII donó al Cabildo la propiedad del terreno sobre el que se levantó la catedral. Inmediatamente después, en torno a 1140 ó 1144, comenzó la construcción del templo, erigiéndose quizás alguna pequeña iglesia o capilla previa.

Los obispos Pedro de Leucata (1152-1156) y Cerebruno (1156-1166), sucesores inmediatos de Bernardo de Agén, dieron gran impulso a la construcción del edificio. Fue el Obispo Martín de Finojosa (1186-1192) quien promovió la construcción de una gran Catedral gótica, puesta en "hombros" de la románica.

 

Consagración y vertiginosa y prodigiosa evolución

 

El 19 de junio del año 1169, siendo obispo de la diócesis Joscelmo Adelida -también llamado Goscelmo o Joscelino-, tenía lugar la consagración y dedicación de la Catedral de Sigüenza. La fiesta litúrgica de la dedicación de la catedral se celebra el 19 de junio. La catedral seguntina fue declarada basílica por el Papa Pío XII en 1948, siendo litúrgicamente dedicada o consagrada como tal Basílica, quedando como muestra de ella las cruces rojas basilicales sitas en las naves del templo. Era obispo de la diócesis seguntina Luis Alonso Muñoyerro. Por todo ello, el nombre técnico de nuestra catedral es Santa Iglesia Catedral Basílica de Santa María en su Asunción.

La primitiva planta de esta catedral es del siglo XII, en su mitad, perteneciente al estilo cisterciense, de cruz latina con tres naves, torres cuadradas en los ángulos accidentales, cimborrio sobre el crucero y dos torrecillas en los extremos de este. Al norte, a comienzos del siglo XVI se levantó el claustro principal, gótico tardío. La fábrica primera es de dos estilos superpuestos; uno románico avanzado y otro, gótico incipiente. La girola y otras dependencias pertenecen a los siglos XVI-XVII.

 

Fachada principal de la catedral de Sigüenza, fotografía de Patricia B. Millán

 

Descripción de la Catedral

 

En la construcción de la catedral, podemos distinguir tres grandes períodos globales. El primero corresponde a la catedral medieval, entre los siglos XII-XV, a la que pertenecen las torres y las fachadas, las naves interiores, la capilla del ábside, la capilla mayor la capilla de los Arce y el claustro.

La segunda época corresponde a la catedral renacentista y plateresca, con el retablo de la capilla mayor, ornamentación de la capilla de los Arce, retablo de santa Librada y mausoleo del obispo Fadrique de Portugal, coro y trascoro, sacristía de las Cabezas, capilla del Espíritu Santo, girola, capillas laterales, capillas de San Pedro, de la Anunciación, de San Marcos, del Cristo de la Misericordia y otras dependencias menores.

A partir de la primera mitad del siglo XVII, llega la catedral barroca, una de cuyas muestras es el retablo de la Virgen de la Mayor, en el trascoro. El Neoclásico también dejó hermosas muestras en la Catedral como la puerta del mercado, promovida por otro de los grandes obispos de la historia seguntina, Juan Díaz de la Guerra.

 

La Catedral en la Guerra Civil

 

Este hermoso templo catedralicio quedó muy deteriorado durante la última guerra civil española (1936-1939). El crucero, la capilla mayor, las torres del poniente y del mediodía, el coro, el púlpito del evangelio, las capillas de santa Librada, el retablo de don Fadrique, el retablo de la Virgen de la Mayor, los bellos rosetones, el magnífico órgano y otros elementos quedaron profundamente dañados durante los días de la liberación de Sigüenza. Sus valores artísticos más valiosos -las alhajas, el viril de la custodia, una custodia del siglo XVI, algunos tapices flamencos, vasos sagrados, el cuadro de la Anunciación de El Greco...- habían desaparecido; los valores bancarios, usurpados; el archivo-biblioteca, hundido; el mobiliario destrozado y sus fondos, dispersos.

Asesinado el 27 de julio de 1936 el obispo diocesano, Eustaquio Nieto y Martín, correspondió al menguado cabildo catedralicio, tras la entrada en Sigüenza del ejército nacional, la elección de un vicario capitular. Quedaban vivos tan solo cuatro canónigos. Fue elegido el arcediano Hilario Yaben Yaben. A él le correspondieron las primeras, apremiantes e imprescindibles obras y gestiones de reconstrucción de la Catedral.

Tras el final de la Guerra, el Gobierno del general Franco asumió la reconstrucción. El 27 de julio de 1946 la catedral seguntina, cicatrizadas sus heridas, era solemnemente reabierta.

 

"La Fortis Seguntina"

 

El edificio de la catedral ofrece semblante militar, respondiendo a una de sus primitivas funciones de templo-fortaleza, la "fortis seguntina".

El conjunto, y, de forma especial, el interior respira austeridad, energía, armonía y recogimiento. Así, la catedral de Sigüenza -que debe figurar entre las diez/doce mejores catedrales de España, como decíamos al comienzo- ha merecido encendidos elogios de historiadores, críticos, artistas, turistas, visitantes, literatos y ha generado una bella y amplia literatura.

Tal vez su elemento más destacado y el que reporta una mayor celebridad a la catedral seguntina sea la singular y bellísima estatua yacente del Doncel,  Martín Vázquez de Arce. Se trata de una extraordinaria escultura en alabastro de finales del siglo XV, trazada en el estilo gótico isabelino y revestida ya de los primeros atisbos del Renacimiento. La escultura del Doncel es un elogio al mejor humanismo, rezumante de espiritualidad y trascendencia, de gallardía e idealismo. Es emblema de la mejor España, entonces todavía alboreante. La obra destila belleza, lirismo y hasta melancolía. Su autoría permanece anónima.

Otros elementos de primer orden son la sacristía de las Cabezas, diseñada por el gran Alonso de Covarrubias; los púlpitos de la capilla mayor; los retablos platerescos de santa Librada y de don Fadrique de Portugal en el transepto de la nave del evangelio; la fachada mudéjar de la capilla de la Anunciación, un prodigio alabastrino de arte mudéjar; el claustro tardogótico;, un cuadro de El Greco –la Anunciación-y otro de Tiziano –el Santo Entierro-, ahora en exposición en el  vecino Museo Diocesano de Sigüenza; y la sencilla y elegante custodia procesional del día del Corpus, de finales del siglo XVIII.

 

Lo que es una catedral

 

Pero una catedral es mucho más que un museo, que un conjunto extraordinario de arte y de historia. La catedral es un edificio religioso. Es el primer –“caput et mater”- edificio religioso de una Iglesia local o diócesis. Es la cátedra del obispo –de ahí su nombre de catedral-, donde ejerce en plenitud su misión docente al servicio y para la edificación del pueblo santo de Dios que le ha sido confiado. Es su sede –de ahí el nombre que también reciben las catedrales como seos-, desde la que rige y pastoreo a este pueblo. Es su alma y corazón sacramental, donde el obispo de la diócesis ha de celebrar las principales funciones y celebraciones litúrgicas, significando y simbolizando con ello su ministerio de santificación, prolongado diariamente por el rezo coral de la Liturgia de las Horas a  cargo de los canónigos, los sacerdotes de la catedral.

Por todo ello, la catedral es fuente de comunión de toda una diócesis, es su templo primero y más sagrado. Es la casa –el “doumo” en italiano- de toda la Iglesia diocesana.

Las catedrales del Medievo se levantaron todas ellas bajo la tutela, patrocinio y protección de las reliquias de un mártir, en la catedral seguntina la joven mártir aquitana del siglo IV santa Librada, traída en el siglo XII por su paisano el obispo Bernardo de Agén; una imagen mariana, que luego citaré; y un clero, inicialmente monacal, a su servicio.

El misterio de la Asunción de la Virgen María a los cielos es, mucho antes de su definición dogmática en 1950, la advocación patronal de la diócesis, como muestra el escudo catedralicio y del cabildo con el emblemático razón de azucenas.

 

Un edificio religioso, una catequesis en arte

 

La catedral, toda catedral, es un espacio religioso, un inmenso sagrario, que, en la catedral seguntina encuentra los dos ámbitos privilegiados del altar de la Virgen de la Mayor –la Señora del templo, presente en el mismo desde su construcción- y, sobre todo, la capilla del Santísimo Sacramento, ubicada en la capilla de la girola - prolongación en forma de  corona de la cruz- de la nave de la epístola.

Esta capilla está dedicada además al Cristo de las Misericordias, una esplendorosa y a la par sobria y austera talla de finales del siglo XVI (ahora la talla y toda la capilla, en rehabilitación integral), anuncio de la exuberante imaginería religiosa del barroco.

El Cristo de las Misericordias es el Cristo de la agonía, es el Cristo de la lucha, es el Cristo del “Padre, pase de mí este cáliz” y, a la vez, del Cristo de “en tus manos encomiendo mi espíritu”.  Es el Cristo Dios y hombre verdadero. Nunca más Dios ni nunca más hombre que en la cruz, muriendo, amando, redimiendo. Nunca más Dios ni más hombre que luchando y sufriendo como muestra su anatomía en movimiento y en escarnio y su mirada serena, apacible y transfigurada, testigo del “todo está cumplido”.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 18 de junio de 2021

La Conferencia Episcopal Española (CEE), ante el final del periodo de la declaración de la renta, presenta su anual memoria económica y de actividades

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Nos hallamos en la recta final del periodo de presentación de la declaración de la renta. Abierta el pasado 6 de abril, concluye el próximo 30 de junio. Hacer la declaración de la renta es un ejercicio de ciudadanía responsable y de bien; es, por tanto, un deber ético insoslayable. Y bueno será recordarlo aún más en relación a los contribuyentes católicos y a todas las personas que apoyan, más allá de creencias y prácticas religiosas, su labor.

Y ello también, aunque no solo, porque la declaración de la renta está dotada de un sistema mediante el cual se apoya a la financiación de la Iglesia.  Es lo que entendemos por asignación tributaria (marcar la X en el casillero de la Iglesia, lo que supone que el 0,70% del IRPF del contribuyente se destina a  la Iglesia). Su importe aproximado supone un cuarto del total de los haberes de que la Iglesia dispone para desarrollar su específica misión evangelizadora y contribuir a mejorar las condiciones de vida de los españoles y de otros miles y millones de personas necesitadas en todo el mundo.

Como es sabido, a la hora de rellenar en la declaración de la renta la casilla correspondiente a este 0,7% hay tres opciones: en blanco (cuyo destino van directamente al Estado), asignar a la Iglesia y asignar a otros fines de interés social. En cualquier caso, a nadie se le imputan más impuestos elija la fórmula que decida, ni no se le descuentan menos.

 

La Iglesia aumenta su servicio a la sociedad

 

La Conferencia Episcopal Española (CEE) presentó a mitad de mayo, como es habitual, la Memoria anual de actividades de la Iglesia católica en España de 2019. La actividad económica de ese año se declaró en 2019, y el resultado de la Asignación Tributaria se conoció definitivamente y se presentó en marzo.  Lo anterior significa, y esto es preciso subrayarlo que los datos que aparecen en la Memoria y que a continuación se relacionan, son previos a la pandemia.

La Memoria presentada en libro, redes sociales, rueda y prensa y gala televisiva en 13 TV, recoge la actividad de toda la Iglesia en España en sus diversos ámbitos y desde las diversas realidades que forman parte de ella: diócesis, instituciones de la vida consagrada y el resto de entidades religiosas (asociaciones, fundaciones, cofradías, hermandades, etc.).

 

 Portada de la Memoria de Actividades de la Iglesia en España con una imagen de la Catedral de Sigüenza

 

Datos generales de la Iglesia en España

 

La Iglesia católica en España está formada por 70 diócesis con 22.993 parroquias, más de 11.000 rurales. Atienden las parroquias 16.960 sacerdotes y 465 diáconos permanentes. Hay asimismo 411 institutos religiosos a los que pertenecen 37.286 religiosos que se reparten en 4.641 comunidades, además de 8.739 monjes y monjas de clausura viven en los 751 monasterios que hay en España.

Igualmente 13.443 entidades religiosas y asociaciones de fieles promueven múltiples iniciativas, 86 asociaciones y movimientos de laicos de ámbito nacional reúnen a 413.325 miembros.

 

Catequesis, Enseñanza, Misiones

 

El anuncio del Evangelio lo realizan los sacerdotes, religiosos y laicos a través de innumerables iniciativas. Solo en la catequesis de la Iglesia colaboran 96.470 catequistas. Por otra parte, la Iglesia desarrolla desde hace siglos una actividad muy relevante en el ámbito de la educación. Los centros que promueven órdenes y congregaciones religiosas, diócesis y otras instituciones eclesiales proponen un conjunto de valores que implican una formación integral de la persona.

En toda España, hay 2.564 centros católicos dan clase a más de 1,52 millones de alumnos. En estos centros trabajan 130.925 personas, de las que 106.275 son docentes.

Los 2.433 centros católicos que están concertados ahorran al estado 3.722 millones de euros. Hay también 435 centros de educación especial con 11.450 alumnos.

La asignatura de Religión en el sistema educativo español es una disciplina de oferta obligatoria en los centros educativos, pero de libre elección para los alumnos. En 2019, 3.337.917 estudiantes eligieron la asignatura de Religión Católica, impartida por 35.294 profesores.

Por otro lado, 118.596 alumnos cursaron estudios en alguna de las 15 universidades de la Iglesia.

Por otro lado, un papel fundamental en el anuncio del Evangelio lo tienen los misioneros, presentes en los cinco continentes, con estos registros: 10.893 misioneros españoles están presentes en 135 países. Hay también 532 familias en misión. Nuestros misioneros y familias en misión se encuentran en 1.115 territorios de Misión, 179 de ellos nuevos.

Más de 2 millones de euros fueron entregados para proyectos del Fondo “Nueva Evangelización”, que ayuda directamente a la acción pastoral misionera.

 

Administración y pastoral de los sacramentos

 

Una de las actividades de la Iglesia es la celebración de los sacramentos. El anuncio del Evangelio implica cuidar y acompañar a la comunidad cristiana, especialmente en los acontecimientos más importantes de su vida, a través de los sacramentos. Y es que la fe que ha sido anunciada es también celebrada por la comunidad cristiana.

Y estos fueron los números de los sacramentos impartidos en 2019, el año auditado, como ya queda dicho y al se refiere la Memoria: 175.844 bautizos, 204.618 primeras comuniones, 124.258 confirmaciones,  36.650 matrimonios, 25.122 unciones de enfermos y 130 ordenaciones sacerdotales.

En relación con la eucaristía, más de 9,3 millones de personas asisten a misa regularmente, sobre todo, claro, los domingos. En un año se celebran más de 9,56 millones de Eucaristías.

Los sacerdotes dedican 30 millones de horas al año en su labor en las parroquias: administración de los sacramentos, la pastoral, visitas a los enfermos y despacho parroquial. Y más de 44 millones de horas dedican sacerdotes, voluntarios y seglares a la actividad pastoral de la Iglesia.

 

Pastoral de la Salud y Pastoral Penitenciaria

 

El anuncio y la celebración de la fe llevan a una vivencia comprometida con los más débiles y los desfavorecidos. Dos ámbitos de cercanía con los que sufren los representan la pastoral de la salud y la pastoral penitenciaria, que hacen presente especialmente esta labor de la Iglesia.

En Pastoral de la Salud, la Iglesia en España cuenta con 20.707 voluntarios y agentes de pastoral, 19.254 de ellos en parroquias, unos 1.200 capellanes hospitalarios, 2.863 parroquias con grupos de atención y 186.341 personas acompañadas al mes.

En Pastoral Penitenciaria, hay 2.560 voluntarios de pastoral penitenciaria dentro y fuera de prisión, 162 capellanes, 7.163 participantes en celebraciones de capellanía, 985 programas con los reclusos en el área social, religiosa y jurídica.

 

Acción social y de caridad

 

En los últimos 9 años han aumentado en un 71,69% los centros asistenciales de la Iglesia También son el verdadero rostro de la Iglesia los que durante 2019 han atendido, en los 9.163 centros de la Iglesia, a más de 4 millones de personas.

Desde el año 2010, la Iglesia cuenta con 3.826 centros más; lo que supone un aumento del 71,69%.

En esta labor social y asistencial, la Iglesia cuenta con el trabajo de distintas instituciones y ONG`S que desarrollan su labor en distintos campos. Entre ellas, Cáritas y Manos Unidas. La acción de Cáritas ha sido posible con la participación de 80.995 voluntarios y 5.571 trabajadores remunerados, que han desarrollado su labor a través los 5.597 centros y servicios. Se han beneficiado 2,39 millones de personas.

Por su parte, Manos Unidas cuenta con 5.788 voluntarios, afrontaron 540 nuevos proyectos de cooperación al desarrollo de los que se pudieron beneficiar 1,55 millones de personas. Más de 6 millones de personas son beneficiarias indirectas.

Una de las imágenes de la Memoria de Actividades recoge una foto y datos del Año Jubilar de la Catedral de Sigüenza

 

Patrimonio cultural y Piedad popular

 

El patrimonio cultural de la Iglesia tiene una finalidad litúrgica, evangelizadora y pastoral, a la vez que está abierto al estudio y a la contemplación de la sociedad.

Numerosos bienes muebles e inmuebles documentales; obras pictóricas, arquitectónicas, cinematográficas, exposiciones y conciertos expresan la importancia cultural de la Iglesia en España. Una importante presencia en el amplio patrimonio cultural de nuestro país, que supone una fuente inmensa de riqueza y valor para toda la sociedad.

Y en datos concretos, estos son los registros: 3.290 bienes inmuebles de interés cultural están al cuidado de la Iglesia, 639 santuarios en España, 415 celebraciones y fiestas religiosas en España y 45 fiestas religiosas de interés turístico internacional y 95 de interés turístico nacional.

Se han realizado 486 proyectos de conservación, restauración y construcción de templos con una inversión de casi 62 millones de euros.

El Camino de Santiago en 2019 fue recorrido por 347.578 peregrinos. Respecto a la piedad popular,  4.521 cofradías inscritas acogen a más de un millón de cofrades.

 

Memoria auditada, transparencia, agradecimiento 

 

La presentación de esta Memoria de Actividades de la Iglesia s parte del compromiso con la transparencia de la Iglesia en España. La Oficina de Transparencia tiene en vigor su acuerdo de colaboración con la ONG Transparencia Internacional España.

Los datos presentados en esta Memoria tienen, además, la garantía de PwC, auditora internacional que confirma que ha sido preparada de manera adecuada y fiable en todos sus aspectos significativos.

La Iglesia agradece a todas las personas que sostienen con su tiempo, con su oración, con su trabajo o con su aportación voluntaria con el donativo o la X en la Declaración de la Renta a favor de la Iglesia, cada uno de los datos de esta memoria. Gracias a ellos, millones de personas se benefician de la presencia de la Iglesia en nuestro país. El trabajo que se presenta en esta Memoria desea ser también una muestra de agradecimiento a todas esas personas.

Un trabajo en 2019que se tradujo, antes de la pandemia (en el año de la pandemia las cifras de ayuda se multiplicaron), en la ayuda a más de 4 millones de personas asistidas en los centros de la Iglesia.

Por todo ello y como afirmó el cardenal Juan José Omella, presidente de la CEE y arzobispo de Barcelona, se concreta en los miles de personas “que se dedican su vida a hacer posible todo esto”.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 11 de junio de 2021

Rafael C. García Serrano

(Conferencias de San Vicente de Paúl de Guadalajara)

 

 

 

ATENCION: Al finalizar el artículo que sigue en español, está su traducción al idioma inglés. Si alguno deseara que se le enviaran estos artículos a algún otro consocio, en cualquiera de los dos idiomas, indíquelo a la dirección electrónica Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. facilitándome la dirección electrónica del consocio. Al igual que aquellos que no quieran seguir recibiéndolos. Muchas gracias por su atención.

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UN CONSOCIO REFLEXIONA ANTE EL CORONAVIRUS

 

Leía hoy, en mi lectura diaria del Evangelio, “cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: chaparrón tenemos, y así sucede, cuando sopla el sur decís; va a hacer bochorno, y lo hace, ¡Hipócritas!, si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y el cielo ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis vosotros mismos lo que se debe hacer?” (Lucas 12, 54-59)

Esto me daba qué pensar ante las circunstancias que nos rodean en estos días: el coronavirus, la obligación de recluirnos en nuestras casas, de respetar las distancias, de aumentar nuestra higiene...

¿Estamos sabiendo interpretar, como Él nos dice, lo que está sucediendo?

Esta pandemia debería hacernos pensar a todos en el defecto de solidaridad que nos acucia, en el olvido de la caridad y el descuido de nuestro amor al prójimo que tanto nos separa, a pesar de vivir tan juntos y de depender tanto los unos de los otros.       

Ahora que una relativa soledad, en la obligada reclusión, nos dejará tiempo para reflexionar en lo que somos y en lo que nos necesitamos, en lo que pasaría si la enfermedad nos ataca y no encontramos a quien recurrir o con quien compartir las dificultades que se nos planteen, ¡ahora pensamos en el prójimo!

En ese prójimo al que hemos olvidado, ese compañero de humanidad, de vida, de sociedad, de cultura y de fe en Nuestro Señor, se asoma a nuestro egoísmo desde la distancia con la que le hemos excluido largamente; todo ello me exige “juzgarme a mí mismo ante lo que debo hacer”.

No hemos sabido prever lo que puede acontecer en nuestras vidas: demasiado vivir el presente y poco prepararnos para lo que el futuro puede depararnos.

¡Me pongo en marcha! Soy miembro de Las Conferencias; he de acercarme (con las debidas precauciones que la obligación sanitaria exige) a buscar a mis hermanos en la fe para ponernos a trabajar por los que sufren, por los que van a tener que soportar el dolor de haber perdido a un ser querido, por los que no tengan quien les acerque la comida, medicamentos o necesiten una mano en lo doméstico.

Seamos nosotros, los humildes servidores del amor, quienes los acompañemos a aliviar su soledad y les llevemos, cuando se pueda, la presencia de Dios con nuestra visita, porque Él estará en medio y ayudará con la paz que su amor pone en los hombres.

Y yo estoy aquí para eso. No sé si he entendido bien lo que estaba leyendo en el Evangelio, pero siento que esas palabras, que son las SUYAS, me obligan a hacer, a entregarme más, ahora que tanta gente puede necesitar ayuda humana y la paz de Dios.

Y el consocio, no lo pensó más y se puso en marcha con la oración y preparado para cuando llegara la hora de la ayuda en contacto personal con aquellos que sufran.

Con María, siempre a Cristo por María.

 

Por Javier Bravo

(Delegación de Medios de Comunicación Social)

 

 

 

"/Una vez más nos encontramos, queridos amigos, en el artículo dedicado a la evangelización en el mundo de la internet y las redes sociales.

En esta ocasión os traigo una nueva aplicación de uno de los lugares más conocidos de la diócesis y también de España, el Monasterio de Buenafuente del Sistal. Es el primer monasterio diocesano que dispone de una aplicación para móviles.

Si eres uno de los que visita con frecuencia Buenafuente, la aplicación es de gran utilidad para participar en el rezo de la liturgia de las horas sin necesitar conexión a internet para su uso (solo para instalarse).

La aplicación incluye Breviario ePrex (del que hablamos hace tiempo), Himnos y Salmodia Complementaria. Además, información sobre la ermita, Vía crucis y acceso a las publicaciones de don Ángel Moreno en Religión Digital, al canal de Youtube y a la página web de Buenafuente del Sistal, aunque según la propia indicación, es solo durante la estancia allí.

En mi opinión tiene lo que debe tener. Se trata de una aplicación para usar en el rezo de la liturgia de las horas con las monjas, lo que no quita para tener otros contenidos. Es una aplicación que ocupa poco espacio en el móvil y que carga rápidamente. Es muy intuitiva (su manejo es sencillo)

Una apreciación que yo veo es que solo está disponible para dispositivos Android. No está para IOS (iPhone), por lo que recomendaría su apertura a este sistema operativo. Una segunda apreciación sería que las publicaciones de don Ángel Moreno estuviesen disponibles, esté o no en Buenafuente el usuario.

"/Para descargártela en tu teléfono Android (versión 7.0 o superior) entra en Google Play y busca “Buenafuente”. También puedes descargar la aplicación escaneando el Código QR de la derecha.

Esperando os haya sido de utilidad el artículo, hasta una próxima ocasión.

Este domingo 6 de junio, es el Corpus Christi, día de la eucaristía y de la caridad ya que eucaristía y caridad son las dos caras de la misma moneda del amor de Dios

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

El Corpus Christi (“Cuerpo de Cristo”) o solemnidad del Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes llamada “Corpus Domini” (“Cuerpo del Señor”), es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la eucaristía y desde ella y por ella la caridad. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de los creyentes en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, dándole públicamente el culto de adoración (latría) el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés (es decir, el Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección). Específicamente, el Corpus Christi es el jueves que sigue al noveno domingo después de la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. En la mayoría de los países (en España, desde 1990) esta fiesta ha sido trasladada al domingo siguiente para adaptarse al calendario laboral. En algunos lugares, por arraigada tradición secular y popular, se celebra también el jueves previo.

Se trata de recordar la institución de la eucaristía, que tuvo lugar en el Jueves Santo, durante la última cena. En la mayoría de las diócesis y parroquias, las celebraciones del Corpus Christi incluyen procesiones en las calles y lugares públicos en las cuales, el cuerpo de Cristo, es exhibido y acompañado por multitudes de fieles. Este año, en razón de la pandemia, como ya aconteciera en 2020, las procesiones serán no en las calles, sino en el interior de los mismos templos, donde tiene lugar previamente la eucaristía.

En España, el Día del Corpus es el también el Día Nacional de Caridad, con colecta imperada para Cáritas.

 

Representación de la Última Cena, retablo mayor de la catedral de Sigüenza

 

El origen del Corpus Christi

 

El origen concreto de la festividad se remonta hasta el siglo XIII, en Bélgica, para ser precisos en la ciudad de Lieja, donde el obispo aceptó la solicitud de una religiosa, Juliana de Cornillon, que quería celebrar el Sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo en una fecha ajena a la Semana Santa. Esta última, priora en el monasterio de Mont Cornillon, afirmaba que, desde su juventud, Dios le había instruido para que un día ella pudiera establecer la festividad del Cuerpo de Dios.

Así fue como el director espiritual de la santa, el canónigo John de Lausana, apoyado por numerosos teólogos, hicieron la petición al obispo, Roberto de Thorete, para celebrar la fiesta en honor al Corpus Christi. El visto bueno llegó en 1246, estableciéndose como fecha el primer jueves de la Octava de Pentecostés.

Posteriormente,  la extensión de la solemnidad a toda la Iglesia se remonta a los tiempos del Papa Urbano IV, con la bula “Transiturus Corpus Christi”, el 11 de agosto de 1264. El milagro eucarístico de Bolsena, una ciudad cercana a Roma, fue del año anterior. Aquí, un sacerdote, durante una peregrinación hacia Roma, tenía dudas sobre la veracidad de la Consagración mientras celebraba la Santa Misa. Tras partir la Sagrada Forma, salieron unas gotas de sangre que mancharon el corporal y algunas piedras del altar que aún se conservan hoy en la basílica de Santa Cristina.

Luego, según algunos historiadores, el Papa Urbano IV encargó un oficio -la liturgia de las horas- a san Buenaventura y a santo Tomás de Aquino. Cuando el Pontífice comenzó a leer en voz alta el oficio elaborado por santo Tomás, el “Adoro te devote”, san Buenaventura fue rompiendo el suyo en pedazos.

 

La eucaristía en el Catecismo de la Iglesia Católica

 

1.- Palabra Dios: Jesús dijo: "Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre [...] El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna [...] permanece en mí y yo en él" (Jn 6, 51.54.56).

2.-Liturgia: La eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia su Iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las gracias de la salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia.

3.-Partes de la misa: La celebración eucarística comprende siempre: la proclamación de la Palabra de Dios, la acción de gracias a Dios Padre por todos sus beneficios, sobre todo por el don de su Hijo, la consagración del pan y del vino y la participación en el banquete litúrgico por la recepción del Cuerpo y de la Sangre del Señor: estos elementos constituyen un solo y mismo acto de culto.

4.-Memorial de la Pascua de Jesucristo: La eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, es decir, de la obra de la salvación realizada por la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, obra que se hace presente por la acción litúrgica.

5.-Presencia real de Jesucristo: Es Cristo mismo, sumo sacerdote y eterno de la nueva Alianza, quien, por el ministerio de los sacerdotes, ofrece el sacrificio eucarístico. Y es también el mismo Cristo, realmente presente bajo las especies del pan y del vino, la ofrenda del sacrificio eucarístico.

6.-Ministerio exclusivamente sacerdotal: Solo los presbíteros válidamente ordenados pueden presidir la eucaristía y consagrar el pan y el vino para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre del Señor.

7.-Signos de la eucaristía: Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última cena: "Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros [...] Este es el cáliz de mi Sangre...".

8.-Transubstanciación: Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad (Concilio de Trento: DS 1640; 1651).

9.-Ofrenda y beneficios de la eucaristía: En cuanto sacrificio, la eucaristía es ofrecida también en reparación de los pecados de los vivos y los difuntos, y para obtener de Dios beneficios espirituales o temporales.

10.-Comunión eucarística: El que quiere recibir a Cristo en la comunión eucarística debe hallarse en estado de gracia. Si uno tiene conciencia de haber pecado mortalmente no debe acercarse a la eucaristía sin haber recibido previamente la absolución en el sacramento de la Penitencia.

11.-Beneficios de la comunión eucarística: La Sagrada Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo acrecienta la unión del comulgante con el Señor, le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados graves. Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo.

12.-Recepción de la eucaristía: La Iglesia recomienda vivamente a los fieles que reciban la sagrada comunión cuando participan en la celebración de la eucaristía; y les impone la obligación de hacerlo al menos una vez al año.

13.-Adoración eucarística: Puesto que Cristo mismo está presente en el Sacramento del Altar es preciso honrarlo con culto de adoración. "La visita al Santísimo Sacramento es una prueba de gratitud, un signo de amor y un deber de adoración hacia Cristo, nuestro Señor".

14.-Prenda de salvación: Cristo, que pasó de este mundo al Padre, nos da en la eucaristía la prenda de la gloria que tendremos junto a Él: la participación en el Santo Sacrificio nos identifica con su Corazón, sostiene nuestras fuerzas a lo largo del peregrinar de esta vida, nos hace desear la Vida eterna y nos une ya desde ahora a la Iglesia del cielo, a la Santa Virgen María y a todos los santos.

 

La caridad en el Catecismo de la Iglesia Católica

 

(1) Noción: La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.

(2) Mandamiento nuevo: Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (Juan 13, 34). Amando a los suyos “hasta el fin” (Juan 13, 1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: “Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor” (Juan 15, 9). Y también: “Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado” (Juan 15, 12).

(3) Plenitud de la ley cristiana: Fruto del Espíritu y plenitud de la ley, la caridad guarda los mandamientos de Dios y de Cristo: “Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor” (Juan 15, 9-10; Mateo 22, 40; Romanos 13, 8-10).

(4) Vinculo de perdón: Cristo murió por amor a nosotros cuando éramos todavía “enemigos” (Romanos 5, 10). El Señor nos pide que amemos como Él hasta a nuestros enemigos (Mateo 5, 44), que nos hagamos prójimos del más lejano  (Lucas 10, 27-37), que amemos a los niños (Marcos 9, 37) y a los pobres como a Él mismo  Mateo 25, 40.45).

(5) Himno a la caridad de san Pablo: El apóstol san Pablo ofrece una descripción incomparable de la caridad: ”La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta” (1 Corintios 13, 4-7).

(6) La caridad, la principal de las virtudes: Y añade san Pablo que “si no tengo caridad, nada soy...”. Y todo lo que es privilegio, servicio, virtud misma... si no tengo caridad, “nada me aprovecha” (1 Corintios 13, 1-4). La caridad es superior a todas las virtudes. Es la primera de las virtudes teologales: “Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad” (1 Co 13,13).

(7) La caridad, alma de las virtudes: El ejercicio de todas las virtudes está animado e inspirado por la caridad. Esta es “el vínculo de la perfección” (Colosenses 3, 14); es la forma de las virtudes; las articula y las ordena entre sí; es fuente y término de su práctica cristiana. La caridad asegura y purifica nuestra facultad humana de amar. La eleva a la perfección sobrenatural del amor divino.

(8) Caridad y libertad: La práctica de la vida moral animada por la caridad da al cristiano la libertad espiritual de los hijos de Dios. Este no se halla ante Dios como un esclavo, en el temor servil, ni como el mercenario en busca de un jornal, sino como un hijo que responde al amor del “que nos amó primero” (1 Juan 4,19):

(9) Frutos de la caridad: La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión: “La culminación de todas nuestras obras es el amor. Ese es el fin; para conseguirlo, corremos; hacia él corremos; una vez llegados, en él reposamos” (San Agustín).

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 4 de junio de 2021

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