Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

 

 

Inmaculada María,

que llevó a Dios en su vientre,

propicia que yo me adentre

en divina compañía.

 

Sé mi luz y sé mi guía

hasta que con Él me encuentre.

¡Dichoso quien reencuentre

a Jesús, que da alegría!

 

Te ofrendo esta poesía

porque Dios, en ti, me encuentre

cuando el orbe en Él se centre.

 

Como el sol de mediodía

eres hacia Dios la vía.

Quien te siente su voz siente

y siente a Dios en su mente,

 

que eres la unitiva vía

hacia Cristo, realmente,

luminiscente María.

 

 

 

Juan Pablo Mañueco

Premio CERVANTES-CELA-BUERO VALLEJO, 2016.

Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha

 

Poema del libro 'Los versos del cardenal'.

https://aache.com/tienda/es/655-cantil-de-cantos-ix.html

 

Vídeo autor:

https://www.youtube.com/watch?v=HdKSZzegNN0

Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencias de San Vicente de Paúl en Guadalajara)

Email del autor: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

 

ATENCION: Al finalizar el artículo que sigue en español, está su traducción al inglés. Si algún lector deseara que se le enviaran estos artículos directamente a otro consocio o amigo, indíquelo como viene sucediendo a la dirección electrónica Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. facilitando la dirección electrónica del consocio o amigo. Al igual que aquellos que no quieran seguir recibiéndolos, indíquelo en la misma dirección de correo. Muchas gracias por su atención

 

YOUR ATTENTION: At the end of the following article in Spanish, there is a translation into English. If any reader wish that other fellow member or friend would receive these articles directly, please send a message as usual to Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., indicating their e-mail address. For, those who do not want to receive them anymore, please send a message to the same e-mail address. Thank you very much.

 

Pensaba: ¿Nos habremos dejado llevar por un engaño? Tenía mis dudas, pero como el resto, me he dejado llevar por un impulso de mi corazón y empiezo a preguntarme si estaba en lo correcto. ¿Dudarán los demás? Pero no lo parece. Claro que ellos podrán pensar de mí lo mismo. Tampoco yo me atrevo a dudar abiertamente y que se me note la desconfianza.

De momento, a pesar del tono de autoridad del mandato, no se ha movido, como debe ser y parece que no va a hacerlo. Creo que habrá que esperar para ver cómo termina todo esto pues él parece un hombre de creencias firmes. No, no creo que nos halla engañado.

Ahora parece que algo va a contestar a la mujer. ¿cómo va a dejarse dirigir por una simple mujer? Tendré el oído atento:

“¿Qué quieres de mí, mujer? (Jn 2. 1-11) Aún no ha llegado mi hora”. ¡Eso es! como buen varón le ha respondido adecuadamente, con firmeza, aunque no entiendo muy bien el sentido de lo que le dice en cuanto a su hora. Pero ella con mucha dulzura, no parece hacerle caso y ha dado instrucciones a los criados: “hagan lo que él les diga” Estoy asombrado, no sé cómo va a terminar esto. Pues los criados, le han escuchado, han llenado de agua las tinajas de la purificación como él ha ordenado y ahora pide que le lleven algo de beber al encargado y lo han hecho y parece que está alabando el vino que han sacado de la tinaja. ¡Pero si no había más que agua! He de probarlo. ¡A mí también me parece muy bueno! Comenta para sí mismo asombrado.

Va a tener razón Andrés cuando asegura que “hemos encontrado al Mesías (Jn 1.41) o Natanael cuando le llamaba “Hijo de Dios” (Jn 1.49)

Años más tarde, el discípulo, recordaría horrorizado este momento cuando viviera en su memoria, el abandono en el que dejó, que dejamos, al Hijo de Dios camino del más terrible, inhumano e injusto de los castigos.

¿Con cuánta frecuencia también nosotros hoy - dos mil años después de las imaginadas dudas del discípulo - abandonamos a los que sufren? A aquellos que han aparecido en nuestro camino para que les ayudemos: para que hagamos nuestra aquella parte del sufrimiento que pudiéramos evitar. A esos “cristos rotos” de los que a veces nos cansamos tan pronto y huimos.

A tantos que pretendemos ayudar y a los que con tanta frecuencia no hacemos otra cosa que intentar lavar nuestra conciencia. Cuando continuamos el camino después de depositar en un semejante que sufre, una modestísima limosna, ciertamente alejada de nuestro poder económico y moral, real creyendo haber hecho algo grande.

El discípulo, posiblemente escondiéndose, se alejó dolorido de aquella cobardía. Sintió que al Maestro lo había crucificado también el, por su cobardía. Sí, Andrés y Natanael tenían razón, verdaderamente era el Hijo de Dios.

Sí, se alejaría, pero volvería a ocupar su sitio e incluso a dar la vida por Cristo como tantos de los Discípulos del Maestro en aquellos primeros tiempos y en los actuales.

¿Hacemos nosotros lo mismo perseverando en nuestra Conferencia, sin cansarnos al cabo de pocos días atendiendo al que sufre?

Yo sé que yo no llego hasta donde debiera ¿Y tú?

 

A Cristo siempre por María, por nuestra Madre.  

 


 

 

THE DOUBT

 

I was thinking: Are we being deceived? I had my doubts, but like the rest, I let myself be carried away by an impulse of my heart and I begin to wonder if I was right. Will the others doubt? But it doesn't seem so. Of course, they may think the same of me. I don't dare to doubt openly and let my mistrust be noticed.

So far, despite the authoritative tone of the mandate, he has not moved, as he should, and it seems he is not going to. I think we will have to wait and see how this ends, as he seems to be a man of firm beliefs. No, I don't think he has fooled us.

Now it seems that he is going to answer to the woman. How can he let himself be led by a mere woman? I will be all ears:

"What do you want from me, woman? (Jn 2. 1-11) My hour has not come yet". That's right! As a proper man, he has replied correctly, with firmness, although I don't quite understand the meaning of what he is saying to her about his time. But she, with great gentleness, doesn't seem to pay any attention to him and has given instructions to the servants: "do what he tells you". I am amazed, I don't know how this is going to end. Well, the servants have listened to him, they have filled the purification jars with water as he has ordered and now, he asks the attendant to bring something to drink and they have done so and he seems to be praising the wine that they have taken out of the jar. But there was only water! I must try it. I think it's very good too! he says to himself in awe.

Andrew will be right when he assures us that "we have found the Messiah" (Jn 1.41) or Nathanael when he called him "Son of God" (Jn 1.49)

Years later, the disciple would recall with horror this moment when he lived in his memory the abandonment in which he left, which we left, the Son of God on the way to the most terrible, inhuman and unjust of punishments.

How often do we also today - two thousand years after the disciple's imagined doubts - abandon those who suffer? Those who have appeared on our path for us to help them: to make our own that part of the suffering we could avoid. Those "broken Christs" of whom we sometimes get tired so quickly and run away. 

So many people we pretend to help and so often do nothing more than try to wash our conscience. When we continue on our way after having given to a fellow sufferer some modest alms, certainly far away from our economic and moral power, believing that we have done something great.

The disciple, possibly hiding, turned away in pain from his cowardice. He felt that he too had crucified the Master by his cowardice. Yes, Andrew and Nathanael were right, he really was the Son of God.

Yes, he would move away, but he would return to take his place and even give his life for Christ like so many of the Master's Disciples in those early days and today.

Do we do the same by persevering in our Conference, without tiring after a few days of caring for the suffering?

I know that I don't go as far as I should, do you?

 

To Christ always through Mary, through our Mother.

 

 

.

Por la Delegación de Catequesis

 

Queridos catequistas y acompañantes de grupos. El curso acaba, llegamos al final del curso pastoral, y os invitamos a dar gracias por todo lo vivido en este año. El Señor sigue siendo fiel a cada uno de nosotros y nuestra misión es bendecida por Él. ¡Qué regalo tan maravilloso! El descubrir que el Señor está presente en nuestro descanso. Vivamos este tiempo de vacaciones saboreando nuestra vocación como catequistas laicos, al lado de nuestras comunidades, caminando juntos en la Diócesis, acompañando y siendo acompañados ¡sigamos evangelizando, no tengamos miedo de anunciar a Jesucristo con obras y palabras!

En el horizonte tenemos muchos retos y oportunidades para seguir creciendo: Formación de catequistas, profundización en el Nuevo directorio para la Catequesis (sin olvidar nuestro Directorio Diocesano para la Iniciación Cristiana), el ministerio del Catequista, el Primer Anuncio…. Y todo ello en el contexto de Sínodo que estamos viviendo. Como veis nos queda mucho por hacer, pero ¡es ilusionante!

Dos eventos para este verano que nos pueden interesar para ayudarnos a profundizar en nuestra vocación como LAICOS, corresponsables

 

  1. ENCUENTRO DE LAICOS DE PARROQUIA. “ANUNCIAR A JESUCRISTO CON OBRAS Y PALABRAS”. Barcelona 21 al 24 julio 2022

https://accioncatolicageneral.es/quienes-somos/asambleas-generales/barcelona-2022

 

  1. III Congreso Internacional de Catequesis: el catequista, testigo de la vida nueva en cristo”. Roma, 8 al 10 de septiembre de 2022

 

Para información de los programas, quienes estéis interesados, contactar con nosotros:  

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Y como invitábamos al inicio, damos gracias por tanto bien que el Señor hace con nosotros, los catequistas con esta ORACIÓN:

 

Señor: te doy gracias porque me has llamado a la noble tarea de ser catequista en mi comunidad.

Ayúdame a entender que ser catequista no es un título honorífico, sino un deber y una gran responsabilidad.

Ayúdame a comprender que ser catequista es hacer resonar tu palabra en el corazón de mis hermanos y en primer lugar, en mi propio corazón.

Hazme sentir el gozo de ser mensajero y testigo de tu evangelio.

Que valore mi trabajo de catequista como el apostolado más importante que pueda realizar.

AMÉN

Guía para el trabajo sinodal en grupos del tema cuarto, sesión segunda, del cuaderno primero, "Llamados", de nuestro Sínodo de Sigüenza-Guadalajara

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

En el tema cuarto del cuaderno primero, “Llamados (Mirada hacia dentro)”, del Sínodo diocesano de Sigüenza-Guadalajara, dedicado al tema de la coherencia entre la fe y la vida, vamos a reflexionar sobre la eucaristía relacionándola con la coherencia entre la fe y la vida, porque, como afirma el Concilio Vaticano II, en su constitución dogmática sobre la Iglesia “Lumen gentium” (LG), en castellano, “Luz de las gentes”, la Eucaristía es "fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG, 11).

Y en el decreto “Presbyterorum ordinis” (PO), en español, “El orden de los presbíteros”, sobre la vida y ministerio de los sacerdotes, leemos: "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (PO, 5). 

El Catecismo de la Iglesia Católica, en su número 1327, afirma: “En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe. «Nuestra manera de pensar armoniza con la eucaristía, y a su vez la eucaristía confirma nuestra manera de pensar»".

Y hemos querido ofrecer esta entrega de nuestro recorrido por el Sínodo diocesano precisamente en estas vísperas del gran día de la eucaristía y de la caridad, que es la fiesta del Corpus Christi de pasado mañana domingo, 19 de junio.

Por otro lado, esta entrega del material de trabajo de nuestro Sínodo será ya la penúltima por este curso. El próximo viernes ofreceremos la última entrega, dedicada al tema de la comunión eclesial.

 

Escucha de la Palabra de Dios

           

El Nuevo Testamento nos explica cómo ya los primeros cristianos vivían la eucaristía y la misa, aunque entonces el término misa no era el usado. Era llamada “fracción del pan” o “la cena del Señor”. Leemos primero un texto de san Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 19, versículos 16 a 21):

“La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan (…) No podéis beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios”. (1 Cor 10, 16-21).

En segundo lugar, esta breve cita del libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, versículo 41: “Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones”.

Y, por último, he aquí el relato de la institución de la eucaristía, que la Última Cena realizó Jesús. Así lo narra san Lucas, en su evangelio, capítulo 22, versículos 14-20:

“Y cuando llegó la hora, se sentó a la mesa y los apóstoles con Él y les dijo: «Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer hasta que se cumpla en el reino de Dios». Y, tomando un cáliz, después de pronunciar la acción de gracias, dijo: «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios». Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía». Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros»”.

 

 La asistencia dominical demuestra la coherencia entre la fe y la vida

 

Breve decálogo sobre la misa o eucaristía

 

1.-La Eucaristía es Asamblea, Comunidad, Congregación, Pueblo, Iglesia.

2.- La Eucaristía es perdón impetrado, ofrecido y recibido. Es reconciliación y es paz. 

3.-La Eucaristía es Palabra de Dios.     

4.-La Eucaristía es profesión de fe, expresada en la recitación de Credo.   

5.-La Eucaristía es ofrenda.

6.-La Eucaristía es la cruz y la pascua

7.-La Eucaristía es oración y compromiso de fraternidad.  

8.-La Eucaristía es comunión. Es comunión con Dios y con los hermanos.

9.-La Eucaristía es acción de gracias

10.-La Eucaristía es misión permanente.   

 

Diez actitudes de vida cristiana y de eucaristía desde la misa

 

(1) Una actitud orante. A la Eucaristía vamos a rezar, a tratar de amistad con quien sabemos nos ama.

Esta actitud orante se traduce en la misa a la alabanza (el Gloria), es impetración e intercesión (preces u oraciones de los fieles). Es acción de gracias (doxología final). Es Padre Nuestro. Es diálogo de intimidad (oración de postcomunión).

(2) Una actitud, un estilo comunitario, eclesial. En la Eucaristía nunca estamos ni vamos solos. Ni siquiera en las llamadas misas privadas. La Eucaristía es la fiesta de la Iglesia.

(3) Una actitud, un estilo humilde y penitente. Toda celebración de la Eucaristía –a través de sus distintas formas y ritos- comienza por el rito penitencial. Nos hace sentirnos humildes, pequeños, pecadores, necesitados del perdón y de la gracia de Dios.

(4) Una actitud escuchante. Es la Palabra de Dios la que se proclama en la Eucaristía. Dios nos habla a través de los textos bíblicos elegidos por la liturgia para las distintas ocasiones.

(5) Una actitud confesante. La Palabra proclamada, sentida, escuchada, dispuesta a traducir en vida nos lleva a confesar y a proclamar nuestra fe. Es el Credo.

(6) Una actitud oferente. El ofertorio de cada Eucaristía nos enseña a ser también nosotros ofrenda viva y permanente. 

(7) Una actitud sacrificada, abnegada, entregada, generosa, hecha oblación. Es la consagración.

(8) Una actitud pacífica y pacificadora. Tiene su emblema en el momento del rito de la paz.

(9) Una actitud comulgante, un estilo de cristianos de comunión. No de cristianos por libre, sino de cristianos de comunión con el Señor a quien recibimos sacramental en la Eucaristía de su Iglesia.

(10) Una actitud y un estilo misioneros.  La Eucaristía es para la vida. La Eucaristía es vida y nos pone al servicio incondicional de la vida, de toda vida y de toda la vida.

          

Domingo y Misa por san Juan Pablo II

 

En 1998 el Papa Juan Pablo II escribió la carta apostólica sobre el domingo "Dies Domini" (Día del Señor). La glosamos en el siguiente decálogo:

 

1.- El domingo celebra la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Es el día de su resurrección, anuncio y anticipo de nuestra futura pascua.

2.- El domingo es por excelencia el día de la fe, subrayado con la recitación del Credo.

3.- El domingo es el día de la esperanza cristiana.   

4.- El domingo es la gran escuela de la caridad, de la fraternidad, de la justicia, de la solidaridad y de la paz.

5.- El domingo es el día de la alegría. La alegría de la resurrección del Señor, la alegría de la fraternidad cristiana.

6.- El domingo es día de descanso sagrado. Día de paz del hombre con Dios, consigo mismo y con sus semejantes.

7.- El domingo es el día de la creación y de la naturaleza.

8.- El domingo nos revela el sentido del tiempo. Es el día de los días.

9.- Los cristianos no debemos convertir el domingo en un día más del fin de semana, como tiempo de mero descanso y diversión. Es mucho más. Es el día imprescindible e irrenunciable.

10.- Por todo ello, el domingo es el día de la Iglesia, el día de la misión, el día de los días.

 

Texto de la Conferencia Episcopal Española (CEE)

 

“El Pueblo de Dios ha vivido un sorprendente ayuno eucarístico que ha avivado el deseo del encuentro con el Señor en la escucha de la Palabra, en la oración doméstica y en el servicio a los pobres. Incluso las celebraciones a través de los medios nos han ayudado a reconocernos como pueblo de la eucaristía que experimenta que sin el Domingo no puede vivir.

Por ello, finalizado el estado de alarma y modificadas las circunstancias, conviene animar al Pueblo de Dios a la celebración presencial de la eucaristía, especialmente el Domingo, con las prudentes medidas de prevención de contagios.

Este nuevo impulso, prudente por la pandemia que permanece entre nosotros, ha de recordar la llamada a todo fiel católico a participar, de manera presencial, en la celebración común de la eucaristía dominical como testimonio de pertenencia y fidelidad a Cristo y a su Iglesia”. (Comisión Permanente de la CEE, 8 de julio de 2020).

 

Texto don Atilano, el obispo diocesano

 

“La celebración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo nos ofrece la posibilidad de entender nuestra peregrinación por este mundo de forma totalmente distinta a lo que, en ocasiones, pensamos.

El Resucitado, cumpliendo sus promesas permanece vivo en medio de nosotros, comparte nuestras pobrezas y sostiene todo lo bueno y bello que nace cada día en nuestros corazones y en nuestras relaciones con los demás. El Señor, para concretar su amor y salvación a todos los hombres ha querido quedarse en medio de nosotros a través de su Palabra para que le escuchemos; en los sacramentos para que entremos en comunión con Él; y en tantas personas buenas que nos hacen tangible el amor de Dios a través de sus obras.

Es más, Jesucristo ha querido no solo quedarse, sino identificarse con los más pobres, con los últimos: “En verdad os digo que cada vez que los hicisteis con uno de estos, mis hermanos más humildes, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40)”.  (Carta pastoral “Con gratitud y esperanza”, 1 de mayo de 2020, páginas 10 y 11)

 

Canción “La Misa es una fiesta” de Cesáreo Gabaráin

 

“La misa es una fiesta muy alegre. La misa es una fiesta con Jesús. La misa es una fiesta que nos une. La misa es una Fiesta con Jesús.

Cada Domingo Celebramos que nuestro amigo nos salvó, que, por amarnos, dio su vida y resucito... (2 veces el estribillo)

Con su palabra nos enseña, nos alimenta con su pan, nos compromete a ser amigos y a caminar... (2 veces el estribillo)

 

Preguntas y propuestas para el trabajo en grupos

 

Tras estos y otros materiales, y desde un clima explícito de escucha, diálogo y oración, nuestro cuaderno sinodal 1, tema 4, sesión 2 formula, para el trabajo de los grupos, tres preguntas, cuyas respuestas, en su momento, se estudiarán y formarán parte de los siguientes pasos del camino sinodal.  Las preguntas han de ser respondidas, preferentemente, en grupo y recogidas las distintas respuestas.  

 

Estas son las preguntas:

1.- Ventajas e inconvenientes de las misas por los medios de comunicación, incluidas redes sociales como Facebook y YouTube.

2.- ¿Piensas de verdad que la eucaristía, fuente y cumbre de toda la vida cristiana y de la misión evangelizadora, es de verdad un barómetro de la coherencia entre fe y vida?

3.- ¿A qué razones achacas el descenso generalizado y creciente, no hablamos ahora del tiempo de pandemia, en la asistencia a la misa dominical?

 

Asimismo, se formulan estas dos propuestas:

(1) Señalar entre todos tres o cuatro propuestas para robustecer y testimoniar que la coherencia fe-vida nace y lleva a la eucaristía y muy singularmente a la participación activa y fructuosa, como pidió el Concilio Vaticano II, en la misa.

(2) ¿Cómo mejorar nuestras misas dominicales? Lluvia de ideas práctica, realista y sincera en relación primero a los sacerdotes y después al pueblo fiel.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 17 de junio de 2022

Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencia de Santa María la Real en Guadalajara)

Email del autor: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

 

Jacinto, as my readers and long-time friends know, is a very good fellow member and the very soul of his Conference. A true and hard-working member of the Conferences of St. Vincent de Paul. He always surprises me with his advice on the True Life and the nature of his relationship with the Divinity. Often, as I think I have told you before, I am amazed by his anecdotes. 

He never asks the Lord for anything. What for? he asks when he is questioned about it and adds: He knows well what I need and what I do not need. (At that time, Jesus said to his disciples: "When you pray, do not use many words, like the Gentiles, who think that if you talk a lot, they will be listened to. Do not be like them, for your Father knows what you need before you ask Him" (Mt 6:7) 

He went on and said to me: "I only like to talk to Him about "our business" but not to ask Him for myself. He knows what I need and I only "remind" Him, on some occasions, of the urgent needs of some of my friends in need, of those who are suffering and I ask Him to give me the strength to be useful to them".  I also ask Him to help me for the spreading of the Conferences in their service to those who suffer. 

Someone, insisting, asked him once: "What are you asking for yourself? Are you sure it is nothing? 

The person who told me this recalled that Jacinto, as if embarrassed, would lower his head and answer "nothing" when his questioner pressed him to explain, always saying that in his modest life, he had had everything he needed, and that, above all, the Lord already knew what he might need. And he ended by asking himself: why bother insisting and wasting time, his time, not the Lord's, who does not have time, repeating what He already knows? I only ask Him for others and I know that He likes us to ask Him as one would always ask a father. And He is the Father, he concluded. 

“To be with Him directly whenever I can in the Eucharist or with someone who suffers, who are always His Divine Majesty's favourites, and His best representation”, he said very seriously with a very respectful language, but out of fashion in our times. There was no joking when he referred to God. There was a deep respect not exempt from a blissful confidence. 

Roberto, his good friend, the boy with special needs who lives under the protection of his Conference and some good Sisters, always went with him on his daily walks to see who he noticed, broken or about to break, to discover the suffering. Long walks so that, when the target arose, he could immediately notify his Conference to solve it with the "due" promptness. Roberto, blessed Roberto, seemed to have a sixth sense for detecting destitution, and sometimes he would report a case to Jacinto. Although Roberto said that he prayed a Hail Mary for all those he came across who seemed to him to be "crying inside" and who sometimes "joined him": he had not finished praying for one when another appeared "crying inside", according to his perception. 

When they returned to the Conference, usually after opening up to the Spirit, they would report on their discoveries of the day or the week, as appropriate, and not a few of them were added to the Conference's "payroll" or were regularly visited at home to spend some time playing cards against the loneliness that besieged them over some pastries, which were always provided by a fellow member, and to participate in a pleasant meeting. 

During these visits, very interesting topics sometimes came up among such simple people, confirming the Gospel assertion that the Merciful One always nourishes the humble of heart.

(Matthew 11, 25-27)

 

Let us always trust in Mary. Always with Mary, the best way to meet her Son, at the foot of the cross.

 

José Ramón Díaz-Torremocha

Conference of Santa María la Real

Guadalajara, Spain

(Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

 

 

Información

Obispado en Guadalajara
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Teléf. 949231370
Móvil. 620081816
Fax. 949235268

Obispado en Sigüenza
C/Villaviciosa, 7
19250 Sigüenza
Teléf. y Fax: 949391911

Oficina de Información
Alfonso Olmos Embid
Director
Obispado
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Tfno. 949 23 13 70
Fax: 949 23 52 68
info@siguenza-guadalajara.org

 

BIZUM: 07010

CANAL DE COMUNICACIÓN

Mapa de situación


Mapa de sede en Guadalajara


Mapa de sede en Sigüenza

Si pincha en los mapas, podrá encontrarnos con Google Maps