Santos Lugares

El Viernes Santo se celebra la Colecta Pontificia por los Santos Lugares con el lema Subamos al Monte de la Misericordia

“Ánimo, no temáis”: Las palabras de Jesús resuenan en la carta que el cardenal Sandri, prefecto de la Congregación de las Iglesias Orientales, ha enviado a los obispos de todo el mundo con motivo de la colecta Pro Terra Sancta de este año. “Cada día los cristianos en diferentes regiones de Oriente Medio se preguntan si quedarse o emigrar: viven en la inseguridad o padecen violencia, tal vez, por el único hecho de profesar su fe y la nuestra”. Así se expresa Sandri en la carta. El “no temáis”, por tanto, se dirige a ellos, a nuestros padres en la fe. Es por ello que la Iglesia Universal no deja de hacer llegar cada año la tradicional ayuda a través de la recogida de fondos llegados de todas las diócesis del mundo, que destinan a la Iglesia Madre de Jerusalén.

La Custodia de Tierra Santa fue fundada por San Francisco de Asís en 1217 tras su viaje a Oriente y encomendada por el papa Clemente VI a los franciscanos en 1342.

Está presente hoy en Israel, Palestina, Jordania, Egipto, Siria, Líbano, Chipre y Rodas. En ella está comprometidos 280 franciscanos, que custodian los lugares evangélicos con 5 basílicas y 70 santuarios. Ejercen la pastoral en 23 parroquias y 79 iglesias.

La vocación franciscana en Tierra Santa se articula hoy sobre tres ejes principales:

La oración en los Lugares Santos de Tierra Santa

La oración cotidiana de los frailes en los Santos Lugares recuerda a todos que estos lugares no son museos. Cada uno de ellos conmemora un momento particular de la vida de Cristo o de sus discípulos. Rezar en ellos, hacer memoria de la Historia de la salvación, significa hacer presente a Cristo mismo.

La acogida de los peregrinos en Tierra Santa

La tarea de los franciscanos es ayudar los peregrinos de todo el mundo no sólo durante su visita en los Santos Lugares sino también a realizar un camino de fe.

El servicio a los más pobres y la tutela de la cristiandad en Tierra Santa

La Custodia se ha comprometido siempre a proteger no sólo los Santuarios en el sentido físico de la palabra, sino también a preservar las “piedras vivas” de la Tierra Santa, es decir las comunidades cristianas locales, que viven en condiciones difíciles en Tierra Santa.

En todos los Países del Cercano Oriente en los cuales está presente la Custodia, las comunidades cristianas se encuentran en un estado de fuerte minoría numérica (actualmente constituyen menos del 2% de la población) respecto a los musulmanes o a los judíos. Además, la específica situación política creada por el conflicto árabe-israelita ha provocado y provoca un éxodo consistente de la población local árabe-cristiana.

Todo esto genera problemas complejos, a los cuales los frailes intentan dar una respuesta concreta de la mejor forma posible, procurando mantener siempre comunidades cristianas cualificadas y motivadas.

La llamada “opción por los pobres” no se limita sin embargo a los cristianos: los Franciscanos se dedican desde siempre a servir a los estratos más pobres de la población, sin distinción de credo, fieles a la condición de misioneros y de profetas de reconciliación y de paz y con el estilo sencillo y orientado al diálogo que San Francisco indicó.