'Florecillas' de D. Jesús Plá

Agustín Bugeda Sanz

(Vicario general)

 

 

Cuando me dispongo a escribir esta colaboración mensual para nuestra página web termino de llegar de Valencia. Allí junto al Vicario General valentino he firmado el acta notarial por la que se da comienzo al proceso de beatificación y canonización de D. Jesús Plá, comprometiéndonos a poner todo lo que esté de nuestra parte para que tal proceso se lleve a cabo.

Ha sido un momento emocionante el comenzar “oficialmente” el proceso de alguién que tantas personas te dicen que fue un santo y que yo mismo en la convivencia con él pude comprobar. Además el obispo que me ordenó diacono y sacerdote.

Desde ese día, el 13 de enero, han sido ya varias personas las que me han llamado para mostrar su agradecimiento por esta iniciativa y relatarme su testimonio con relación a D. Jesús.

Permitidme que en estas líneas sea yo el que cuente pequeñas florecillas de mi recuerdo de su persona y ministerio que han quedado grabadas en mi mente y corazón. Y solo cuento las primeras y las últimas experiencias con él.

La primera fue el día que inauguró el curso del Seminario en el primer año que yo ingresaba, septiembre de 1982. Recuerdo la pasión como nos habló de cómo teníamos que seguir a Jesucristo, pero ante todo recuerdo sus últimas palabras que quedaron grabadas para todos los años de Seminario: “Que todo el curso en el Seminario viváis como si estuvierais en Ejercicios Espirituales constantes” por el ritmo de oración, de estudio, de trabajo, de silencio… Lo decía con convencimiento y varias veces en los años de formación nos preguntaba si estábamos en clima de Ejercicios…

Los últimos encuentros con él, uno fue en la fiesta de septiembre de la Virgen de la  Salud de Barbatona. Yo marchaba a Roma a seguir estudios, a él ya le habìan aceptado la renuncia como obispo de Sigüenza-Guadalajara y el 15 de septiembre de 1991 quise ir a concelebrar con él por última vez. Recuerdo el abrazo que me dio y como me pidió con lágrimas en los ojos que amara siempre a la Iglesia, y me lo dijo a los pies la imagen de Nta. Madre, “ama siempre a las dos de todo corazón”. Fueron  sus últimas palabras que escuché de sus labios en la diócesis.

Por última vez lo visité en Valencia con otros dos compañeros sacerdotes. En aquel momento pasaba el tiempo escuchando “casettes” con toda la Biblia grabada. Se pasó todo el tiempo que estuvimos con él hablando de esta “maravilla” y alentándonos a que en todas las casas de nuestras parroquias estuviese la Biblia presente de una forma u otra, hasta nos quería dar una copia de esos “casettes” para que los grabáramos para todas las casas. Así era de tenaz en la misión, siempre yendo a lo esencial y con gran sencillez.

Tiempo tendremos en estos años se seguir contando y recordando las maravillas que el Señor hizo en D. Jesús.

No quiero terminar estas líneas sino pidiéndole ya por toda nuestra diócesis, su obispo, seminario, sacerdotes, religiosos, familias, proyectos… tantas realidades que se me agolpaban en la mente y en la oración el pasado día 13 mientras nos leían los documentos y firmábamos en Valencia, en su tierra, su obispado.

Mil gracias a la Archidiocesis de Valencia, y a su arzobispo el cardenal D. Antonio Cañizares por impulsar con tanto afecto y tan ágilmente este proceso de beatificación y canonización de nuestro D. Jesús. Gracias!!!!