Bautizados en Cristo: el nuevo nacimiento

Por Raúl Pérez Sanz

(Delegación de Liturgia)

 

 

Recuerdo estudiando en el seminario de Sigüenza, solo hace 20 años, que cuando te preguntaban ¿Por dónde se entra a la Iglesia? Nosotros, como buenos estudiantes, contestábamos: Por el Bautísmo, y el profesor de un modo jocoso, nos decía: por la puerta hombre por la puerta.

El bautismo es el primero de los sacramentos y acramento fundamental para la fe cristiana y su significado podemos redescubrirlo a través de varios aspectos bíblicos y teológicos: 

Como primer aspecto clave remarcamos la identificación con Cristo: La inmersión en el agua simboliza la muerte y sepultura de la vida pecaminosa de la persona, todos nacemos con el pecado original y el ser sacado del agua, representa la resurrección a una vida nueva en Cristo (Romanos 6:3-4; Colosenses 2:11-12). Además podemos apunar el aspecto de que el bautismo nos da un nuevo Nacimiento Espiritual: El bautismo, a menudo referido como "nacer de nuevo" del agua y del Espíritu, no es solo un acto simbólico, sino que se considera un nacimiento real a la vida eterna y divina. Dios Padre hace a los bautizados sus hijos adoptivos y partícipes de su vida divina. Así las personas que son bautizadas, somos lavados y regenerados: A través del bautismo, los creyentes son purificados y liberados del pecado original, iniciando una vida justificada por la gracia de Dios. Este sacramento produce en nosotros la Incorporación a la Iglesia: El sacramento es la puerta de entrada a la vida cristiana y a la comunidad de la Iglesia, la familia de Dios. Podemos concluir en estos aspectos que el bautismo es un pacto Sagrado y  de Obediencia: Para los creyentes adultos, el bautismo es un paso de obediencia que demuestra su fe y confianza en Jesús, e implica un compromiso sagrado o pacto con Dios de vivir según su voluntad. Por ello, redescubrir el sentido del bautismo es reconocerlo como el fundamento de la vida cristiana, un don de Dios que transforma al individuo en una "nueva criatura" revestida de Cristo y fortalecida con la fuerza del Espíritu Santo. 

Les invito al hacer este pequeño artículo, a repensar y redescubrir cada uno de nosotros el precioso sacramento bautismal y les comparto algunas afirmaciones sobre el mismo que no debemos olvidar:

 

  • No es un mero símbolo:Es una realidad que transforma, no un simple símbolo.
  • Compromiso de fe:Requiere una fe y una opción radical por Jesucristo, y el compromiso de ser luz del mundo a través de las buenas acciones.
  • Renovación interna:La vestidura blanca que se entrega simboliza la pureza y la renovación del alma tras el sacramento.
  • El agua como símbolo de vida:El agua, fundamental para la vida, también simboliza el renacimiento, el perdón de los pecados (como en el diluvio) y la liberación de la esclavitud del pecado.
  • Una marca para siempre:El alma queda marcada para siempre con una alianza que Dios sella con su marca indeleble. Con el Santo Crisma, somos ungidos en la cabeza, como Sacerdotes, Profetas y Reyes.