Santa Teresa de Jesús en doble año jubilar

Este sábado 15 de octubre es santa Teresa de Jesús, de cuya canonización se cumplen cuatro siglos y cuya figura y lugares celebran doble año santo jubilar

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Mañana, sábado 15 de octubre, es la festividad litúrgica de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, popular, universal y devotamente conocido como santa Teresa de Jesús (1515-1582) o santa Teresa de Ávila. Ha sido y es uno de los personajes más extraordinarios de toda la historia no solo de la Iglesia, sino también de la entera humanidad.

Además, la fiesta de esta ocasión de santa Teresa se sitúa dentro de un doble año jubilar teresiano, que se extiende desde el 12 de marzo de 2022 al 15 de octubre de 2023. La razón es también doble. De un lado, con motivo del cuarto centenario de la canonización de la Santa (12 de marzo de 1622) el Papa Francisco concedió un año jubilar extraordinario. Y, por otro lado, también Francisco, a raíz del quinientos aniversario del nacido de santa Teresa dispuso año jubilar teresiano cada vez que su fiesta litúrgica coincidiera con domingo, lo cual sucedió ya en 2017 y volverá a acontecer en 2013, fecha de clausura de este doble año jubilar.

 

Homenaje floral en Ávila

 

Y entre las acciones ya llevadas a cabo dentro de estas celebraciones, la casa natal de la Santa en Ávila, iglesia y convento de carmelitas descalzos, ha sido elevada al rango de basílica menor pontificia. Así lo es ya desde el pasado 27 de agosto.

Desde este marco jubilar y en la víspera de la fiesta de la fiesta de este extraordinario personaje, la página de hoy de NUEVA ALCARRIA está dedicada a santa Teresa de Jesús.

 

67 intensos y tan fecundos años de vida    

   

Adelantada a su tiempo, mujer de una pieza, cristiana cabal y admirable, mística y andariega, fémina e inquieta, Teresa de Jesús, cinco siglos después, no ha pasado de moda y su ejemplo sigue siendo válido y necesario para los creyentes de hoy y de todos los tiempos como orgullo de lo mejor de nuestra tierra y de nuestra Iglesia, como fuente inagotable de virtud y crisol luminoso de verdadera sabiduría.

Fue el jueves 4 de octubre de 1582."Quedó su rostro hermosísimo cuando murió y sin ninguna arruga, aunque solía tener tantas... De todo el cuerpo salía un olor muy suave". Eran las nueve de la noche del 4 de octubre de 1582.

Aquella noche día la reforma gregoriana del calendario y, por ello, su memoria litúrgica se estableció el 15 de octubre. Era al atardecer, en Alba, de Alba de Tormes, donde se puso el sol -que escribiera Lope de Vega- y amaneció para siempre su resplandor, siempre resplandor de Cristo, su esposo, su amado: el Jesús de Teresa de Teresa de Jesús.

 

Santa Teresa en Alba de Tormes

 

“En tiempos recios, amigos fuertes de Dios”

 

En tiempos recios y turbulentos transcurrió su vida entre 1515 y 1582. Dos años después de nacer Teresa, la cristiandad se desangraría, de nuevo, ahora en el corazón de Europa, con la irrupción de la llamada reforma luterana. Mientras tanto tampoco la sede romana hilaba fino y era incapaz de contener la sangría. La Iglesia necesitaba autenticidad, reciedumbre, vigor y savia nueva.

Con Teresa amanecía una generación, una pléyade de cristianos que hicieron la verdadera reforma de la Iglesia y de cuyo herencia y legado seguimos y seguiremos viviendo: Juan de Dios, Pedro de Alcántara, Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Francisco de Borja, Juan de Ávila, la misma Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Pedro Canisio, Carlos Borromeo, Tomás de Villanueva, Juan de Ribera, José de Calasanz,

La historia, maestra de la vida, nos enseña con fehaciente y esperanzadora certeza que solo los santos son capaces de superar las crisis, que cuando los vientos azotan la barquilla de su Iglesia surgen hombres y mujeres extraordinarios, que enderezan su rumbo, cosen sus velas rotas y toman el timón con energías y bríos renovados. Así aconteció en la cristiandad primera con los mártires que fueron semilla de vida cristiana; así ocurrió en el Renacimiento que nos ocupa; así sucedió en el siglo XIX.

Así pasó también en el desolador siglo XX, cuando al odio a la fe de los totalitarismos, los cristianos respondieron con el martirio; ¿y así también -siquiera me pregunto y espero- nos estará ocurriendo ahora cuando, junto a la apostasía silenciosa de unos y el neototalitarismo laicista de otros, vemos florecer cristianos de nuestros tiempo contemporáneo, santos tan excepcionales, como Juan XXIII, Pío de Pietrelcina, Josemaría Escrivá, Teresa de Calcuta, Pablo VI, Óscar Romero, fray Leopoldo, Juan Pablo II,…?

Y es que, unos y otros, en unas épocas u otros, a los tiempos recios supieron responder, con palabras de Teresa, siendo “amigos fuertes de Dios”.

 

La humanísima humanidad de Jesucristo

 

Monja desde los 18 años, habría de pasar otros 21 años hasta que, ante una minúscula imagen de un Cristo muy llagado, Teresa de Jesús comenzará el tiempo de su definitiva conversión. Sacando fuerzas de flaquezas, Teresa se unirá esponsalmente a Jesucristo, reformará la orden carmelitana, fundará nuevos conventos, describirá como nadie las etapas y los estadios del alma y de su camino de perfección, alcanzará la séptima morada del castillo interior y será para siempre maestra de vida y de oración.

La clave de Teresa no fue ni el feminismo, ni la rebeldía, ni la enajenación. Fue su amor apasionado por Jesucristo, cuya humanísima y sacratísima humanidad adoraba en la Encarnación, en el huerto de los olivos y en la cruz. Y hasta tal punto llegó su amor por Jesús -magníficamente representado por el gran Bernini en la escultura sin par de la Transverberación- que Él, que Jesucristo le otorgó gracias y visiones tan extraordinarias que ella misma, en sus soliloquios de amor con su Amado y su Esposo, ya no sabía si ella misma era Teresa de Jesús o Jesús de Teresa.

Y es que estar con Jesús, hablar con Jesús, tratar de amistad con El, que sabemos nos ama, aun estando muchas veces a solas, eso es oración. De este modo, Teresa de Jesús nos muestra además del camino de la oración y de la perseverancia en él –“suceda lo que sucediere, murmure quien murmurare”-, el camino de la humildad –“la humildad es andar en la verdad”-, el camino de la cruz –“en la cruz está la vida y el consuelo y ella sola es el camino hacia el cielo”- y el camino de la alegría.

 

Transverberación de santa Teresa de Jesús, de Bernini

 

“¿Qué mandáis hacer de mí?”

 

Fiel hija de la Iglesia, en cuyo anhelaba vivir y morir, inflamada desde la infancia por ardores misioneros, Teresa de Jesús es un testimonio admirable de la sublime grandeza e inefable consuelo de Dios -"Solo Dios basta"- y de la verdad de la fe desde el enamoramiento y la contemplación: "Veisme aquí, mi dulce Amor; amor dulce, veisme aquí, ¿qué mandáis hacer de mi? Yo lo pongo en vuestra palma mi cuerpo, mi vida, mi alma, mis entrañas y aflicción, pues por vuestra me ofrecí, ¿qué mandáis hacer de mí? Dame muerte, dame vida, dad salud o enfermedad, honra o deshonra me da, dadme guerra o paz cumplida, flaqueza o fuerza a mi vida, que todo diré que sí. ¿Qué mandáis hacer de mí? Si queréis que esté holgando, quiero por amor holgar, si me mandáis trabajar, morir quiero trabajando. ¿Qué mandáis hacer de mí?"

Cantábamos en 1982, año del IV centenario de su muerte: “El hogar se nos apaga. Vacía está nuestra mesa”. Nuestra Iglesia te necesita, vuelve Teresa. Ahóndanos la fe, contágianos tu amor, consérvanos la paz, devuélvenos la alegría. Vuelve, Teresa, y con tu brío, con tu humanidad y con tu transverberado amor a Jesucristo y a su Iglesia muéstranos que Solo Dios basta y enséñanos a cantar eternamente las misericordias del Señor. Y todos lo podemos lograr con ese "poquito que hay en mí y yo puedo".

 

CRONOLOGÍA BÁSICA DE SU VIDA Y OBRA

 

1515: El 28 de marzo, miércoles de pasión, nace en Ávila.

1522: Con su hermano Rodrigo huye de casa para ir a misiones. En las puertas de la ciudad amurallada de Ávila se ve obligada a regresar a su hogar.

1531: Ingresa en el monasterio de Santa María de Gracia de Ávila, de monjas agustinas.

1534: Huye al convento abulense de la Encarnación, donde hace la profesión carmelitana.

1554: El miércoles de ceniza, orando ante una imagen de Cristo muy llagado, recibe el don de la conversión.

1556: Comienzan los fenómenos místicos.

1562: Termina el "Libro de la vida" e inaugura el convento de San José, del que es elegida priora en 1563.

1567: Recibe la autorización para fundar conventos de la reforma carmelitana, tanto masculinos como femeninos. Lo hará, entre 1562 y 1582, en Ávila, Medina del Campo (Valladolid), Malagón (Ciudad Real), Toledo, Valladolid, Pastrana (Guadalajara), Salamanca, Alba de Tormes (Salamanca), Segovia, Beas de Segura (Jaén), Sevilla, Caravaca de la Cruz (Murcia), Villanueva de la Jara (Cuenca), Palencia, Soria, Granada y Burgos. Estas diecisiete fundaciones se hallan actualmente en cuatro comunidades autónomas españolas distintas: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía.

1573: Escribe y concluye "Camino de Perfección" y comienza "Las Fundaciones".

1577: Firma "Las Moradas".

1582: Muere en Alba de Tormes.

1614: El 14 de abril es beatificada por el Papa Paulo V.

1622: El 12 de marzo de 1622 es canonizada por el Papa Gregorio XV.

1970: El 27 de septiembre es proclamada por el Papa Pablo VI doctora de la Iglesia.

1982: El Papa Juan Pablo II visita Ávila y Alba de Tormes para clausurar el cuarto centenario de su muerte.

2017: El Papa Francisco establece que cada vez que el 15 de octubre sea domingo habrá un año jubilar dedicado a la santa y eleva su natal al rango de basílica menor pontificia.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 14 de octubre de 2022