Siete paradas centrales en la catedral de Sigüenza

El crismón de consagración de 1169, el Doncel y capilla, la Sacristía de las Cabezas, el sepulcro del obispo Bernardo de Agén, santa Librada y la Virgen de la Mayor

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

La pasada semana, al hilo del 852 aniversario de la consagración de la catedral de Sigüenza, ofrecí una visita general, un recorrido sobre ella. Y anuncié para este viernes, en la página de Religión de NUEVA ALCARRIA, siete paradas sobre siete de sus lugares más o espacios más representativos y emblemáticas.

Este nuevo recorrió parte del lugar donde nació la catedral, en el crucero sur, se adentra por la girola, al este del templo, y tras detenerse en el norte del edificio, concluye su itinerario en el oeste.

Es muy probable que próximamente ofrezca otras paradas de otros tantos lugares capitales de nuestra catedral como el cuadro de El Greco, las salas de los tapices, las capillas de la Anunciación o de la Inmaculada y de san Marcos y santa Catalina, etcétera.

 

El crismón de consagración, 1169

 

En el transepto o brazo sur del templo, junto a la actual puerta del Mercado antes puerta de la Cadena (desde la que impartía justicia, por ejemplo, el cardenal Cisneros, cuando canónigo capellán mayor de la catedral y provisor del obispado), en un dintel de la puerta de la torre del Santísimo, junto a la capilla del Doncel, está esculpido el dibujo más antiguo de la catedral. Dentro de un círculo (figura de lo divino), están grabadas y superpuestas las letras iniciales de la palabra Cristo en griego. Cristo significa Ungido. Puesto que la acción de ungir se realiza con el «crisma», por eso a este grabado se le llama «crismón».

Y en él viene la prueba científica epigráfica de la fecha de consagración de la catedral: 19 de junio de 1169, que es la fecha que conmemora este año jubilar: 850 años. En concreto, debajo del crismón aparece esta leyenda, en piedra arenisca, notablemente desgastada: ERA. M. CC.VI, fecha de la era de Augusto que corresponde al año de la era cristiana 1169. La fecha viene completada, ya en documento, con el 19 de junio del citado año. Era obispo de Sigüenza Joscelmo Adelida, quien consagró el templo.

El crismón mide 0,50 por 0,50 metros. Técnica, artísticamente es un lábaro de Constantino el Grande.

Con ocasión del 850 aniversario de la consagración del templo, el 19 de junio de 2019, al lado de este crismón, se labró un nuevo en memoria del año jubilar con que la catedral había celebrado la efeméride.

 

El Doncel, siempre el Doncel

 

Al lado del crismón, a la izquierda según se camina, aparece la capilla de San Juan Bautista y de Santa Catalina de Alejandría, más conocido por ser la capilla funeraria de la capilla Arce, donde se halla y sobresale la obra artística más hermosa y popular de la catedral seguntina: el Doncel, el sepulcro yacente de Martín Vázquez de Arce (1461-1486), hijo de los fundadores de la capilla. Se trata de una prodigiosa escultura, en estilo gótico flamígero o isabelino, del año 1493, de autor anónimo. Sobrecoge de que autor de la obra halla representado vivo y semiyacente al Doncel, la belleza, compostura (ojos vivos, libro en las manos, vestido de comendador de la Orden Militar de Santiago, a la que perteneció), simbolismo (un anticipo del ideal renacentista) y mensaje del personaje, muerto en la guerra de Granada, en junio de 1486. Es de autor anónimo.

La portada de la capilla es de comienzos del siglo XVI, de composición renacentista y con labores de estilo plateresco que responden a las trazas de Francisco de Baeza, Sebastián de Almonacid, Juan de Talavera y Peti Juan. Se dispone con un arco de medio punto que lleva a sus lados columnas jónicas de dos tramos. Sobre el arco se observan los emblemas heráldicos de los patronos, la familia de los Arce. En la parte superior de la clave y enjutas del arco se encuentra un entablamento con la inscripción, flanqueada por el escudo del obispo de Canarias, Fernando de Arce, hermano del Doncel y mecenas de la capilla, también enterrado en ella, en una espléndida tumba plateresca. La entrada se corona un magnífico frontón semicircular con la representación artística de la Epifanía.

La reja, de estilo gótico renacentista, es de la autoría de Juan Francés. Fue pintada y dorada por el maestro Juan de Arteaga.

        

La Sacristía de las Cabezas

 

Estamos ya en la girola, hacia el norte de la misma. Entramos en la Sacristía Mayor, también conocida como la Sacristía de las cabezas, destaca por ser una de las obras más importantes del renacimiento español.

En primer lugar, obsérvese la magnífica portada renacentista. Es de estilo plateresco, pero, a pesar de su ornamentación, se advierte ya una tendencia al clasicismo puro, propia del renacimiento español avanzado. Fue erigida en 1573 bajo la dirección de Juan Sánchez del Pozo. Tiene aspecto de retablo a causa de las hornacinas que contienen las esculturas de los apóstoles. Está encuadrada por columnas corintias.

Mención aparte merece los batientes de la puerta de nogal que da acceso al interior. Son de estilo plateresco y fueron labrados por maese Pierres bajo la dirección del seguntino Martín de Vandoma. Ambos batientes se dividen en compartimentos que incluyen relieves del jarrón de azucenas, emblema del cabildo, y una serie de santas mártires representadas con sus atributos.

El diseño de la Sacristía de las Cabezas es obra del famoso arquitecto toledano Alonso de Covarrubias. A partir de 1533 y hasta 1567 participaron sucesivamente en su ejecución los maestros Francisco de Baeza, Nicolás de Durango, Juan de Durango y Martín de Vandoma.

Es de planta rectangular, dividida en cuatro tramos sobre los que descansa una bóveda encañonada con una decoración única: centenares de casetones circulares que alternan cabezas humanas y florones. Un total de 304 cabezas grandes que destacan por su expresividad, variedad y perfecta ejecución. En ellas se representan los distintos tipos sociales de la época: obispos, abades, doctores, alarifes, guerreros, monjes. etc. Si se tienen en cuenta las cabezas de inferior tamaño de querubines de la bóveda y las que se hallan en el friso, enjutas y capiteles el total asciende a 3.000 ejemplares.

Otro elemento a destacar son las cajonerías de nogal. Las dos más próximas a la capilla de las reliquias, las más antiguas, se diferencian de las demás por su talla, más artística y valiosa; fueron diseñadas por Martín de Vandoma y talladas por maese Pierres con motivos ornamentales platerescos.

 

Sepulcro del obispo don Bernardo

 

De origen francés, concretamente aquitano, y monje cisterciense, don Bernardo de Agén fue el obispo de la restauración diocesana en el siglo XII, a partir de 1124, en que, tras la reconquista de la ciudad, comenzó su ministerio episcopal en ella y en la diócesis. Falleció en 1152. Fue enterrado en esta catedral, junto a la sacristía de las Cabezas, recién descrita, en la girola. Fue don Bernardo quien puso las bases para la construcción de la catedral.

Bajo su estatua yacente, en la girola, entre la sacristía menor y la sacristía de las cabezas, vemos una larga inscripción que comienza con estas palabras: «Aquí yace don Bernardo, natural de la ciudad de Aquino, del Reino de Francia, capiscol de Toledo, y después que España se restauró de los moros, cuando el Rey don Rodrigo la perdió, fue el primer obispo de Sigüenza».

El sepulcro, «uno de los monumentos más venerables de la catedral», en palabras del historiador Manuel Pérez Villamil, fue ejecutado, en estilo gótico tardío por Martín de Lande, en 1499, y se halla entre la sacristía menor o de los Mercedarios y la sacristía mayor o de las Cabezas, en el comienzo de la girola, según la nave del Evangelio.

 

"/Altar mayor

 

Ya en el centro del crucero, al fondo de la capilla mayor, en un plano elevado sobre el nivel de la capilla por medio de tres escaleras y rodeado por el gran retablo tardorenacentista que hizo Giraldo de Merlo, por disposición del prelado fray Mateo de Burgos, a comienzos del siglo XVII, vemos el altar mayor, el lugar donde se hace presente el sacrificio de Cristo. El altar mayor es el centro espiritual de la catedral, la fuente de donde brota la gracia. En el altar mayor se encuentra también la sede y la cátedra del obispo, donde éste ejerce su triple ministerio: enseñar, santificar y regir.

El retablo fue recientemente restaurado (2009) por el Ministerio de Cultura, al igual que su reja y púlpitos (el púlpito gótico del cardenal Mendoza, de la nave de la Epístola; y el púlpito plateresco de la nave del Evangelio).

La capilla mayor de la catedral es coronada en su bóveda por una extraordinaria clave con un Pantocrátor medieval como figura decorativa.

La capilla mayor de la mayor está en la cabecera del templo, al este, y es prolongada por el crucero -también de belleza extraordinaria-, en la nave central, y el coro, espléndida obra del siglo XVI con dos magníficos órganos musicales.

 

Relicario de Santa Librada

 

En el transepto o brazo norte de la catedral, en la parte central del retablo plateresco, mandado levantar por el obispo don Fadrique de Portugal, en el primer tercio siglo XVI, está la urna que contiene las reliquias de santa Librada, virgen y mártir aquitana de los primeros siglos del cristianismo, cuyas reliquias fueron traídas hasta aquí por don Bernardo de Agén, el obispo de la restauración.

Las catedrales se consagran con las reliquias de los mártires. Este fue el caso de la catedral de Sigüenza, consagrada, con toda probabilidad, con reliquias de santa Librada, quien llegó a ser patrona de la catedral, de la ciudad y de la diócesis.

El conjunto del transepto norte de la catedral (lo integran el mausoleo de don Fadrique de Portugal, el relicario de santa Librada, la puerta de jaspe o del pórfido –puerta de acceso al claustro- y la fachada de la sacristía de santa Librada) es de extraordinaria belleza, realzada aún más gracias al magnífico trabajo de restauración, auspiciado por el Ministerio de Cultura, concluido en abril de 2018.

La traza arquitectónica de este conjunto fue realizada por el gran Alonso de Covarrubias, en 1515, y ejecutada, entre otros, por Francisco de Baeza. Las pinturas del relicario de santa Librada son de Juan de Soreda. Estos tres artistas son del siglo XVI.

 

Virgen de la Mayor

 

Es una talla inicialmente románica del siglo XII, traída también por don Bernardo de Agén. La talla, esculpida en madera de ciprés, fue modificada en varias ocasiones, adquiriendo, a partir del siglo XIV, una configuración más gótica, esbelta, elegante y risueña.

La imagen es de las llamas «vírgenes sagrario», pues tiene una portezuela en la espalda donde se reservaba el Santísimo. Es la patrona de la ciudad, con fiesta el domingo siguiente a la Asunción y a san Roque, fiesta precedida por un solemne novenario.

Desde la segunda mitad del siglo XVII, un espléndido retablo barroco, mandado hacer por el obispo Andrés Bravo de Salamanca y ejecutada por Juan de Lobera, alberga la venerada imagen de la Virgen de la Mayor, cuya advocación responde, con toda seguridad, al hecho de que desde el siglo XII al siglo XVII, (quinientos años) estuvo en la capilla mayor del templo, de donde hubo de desplazar a partir de 1610 al erigirse allí el ya citado retablo mayor de Giraldo de Merlo.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 25 de junio de 2021