La valentía de cumplir la voluntad de Dios

Agustín Bugeda

(vicario general)

 

 

Cuando se empezó a realizar esta sección de colaboraciones en nuestra página web, el director de la misma me pidió un día concreto del mes para que pudiera escribir, e inmediatamente elegí el día 19 por la relación con San José, debido a la protección y cercanía que siempre experimento de él. Por diversos motivos y sobre todo por la acumulación de ocupaciones, deje de realizar esta colaboración, pero en este año especial de San José siento el impulso y la necesidad de retomar esta sencilla tarea, encomendándome de nuevo a su intersección y a la paciencia de los lectores.

Siguiendo al Papa Francisco en su cata sobre San José, “Patris Corde”, quisiera fijarme en este enero de 2021 en esas personas con las que convivimos cada día y que siempre, pero especialmente en este tiempo de pandemia, han hecho posible, no solamente que nuestra vida fuera más agradable, sino incluso que fuera vida… “ellos están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras,  cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo” (Papa Francisco). A todos ellos en primer lugar nuestro agradecimiento y nuestra oración por sus personas y necesidades.

Ellos, nosotros, son los “san josés” de nuestro tiempo, custodios de lo más sagrado, encargados de velar por el bien de todos, por ello, les invito y me invito a que vivan con las mismas actitudes de San José.

Una primera actitud sería que lo hagamos todo con la alegría de estar cumpliendo la voluntad de Dios. S. José tuvo que cambiar sus planes cada día y cada momento para ir adaptándose a las novedades de la nueva situación viéndolas en clave providencial. Así hemos de vivir en la sencillez de cada día, las nuevas situaciones que puedan surgir, buscando la voluntad de Dios, para nosotros y para los demás. Este momento de pandemia con tantas necesidades y tantos cambios, hemos de ver esta situación como un reto, una oportunidad para ser fieles a la vocación recibida. Un momento de la historia para volver a comenzar, para mirar a cada persona de forma nueva, con la cercanía y el afecto que solo Dios puede dar en el corazón.

Y hacerlo con valentía, sin miedo. Levantarnos sin miedo, como San Jose, coger a María y a Jesús, y encaminarnos a la nueva tierra, a la nueva oportunidad. Hoy hay tantas periferias, tantos rincones en cada persona que se pueden acompañar, atender. No tener miedo a afrontar cada situación con entrega, con creatividad, con ilusión… sabiendo que todo es posible en manos de Dios, que Él lo hace todo y es posible la esperanza.

Seamos pues extraordinarios en lo ordinario de la vida, hagamos, como San José, de lo sencillo de cada día algo grande. Si lo hacemos cumpliendo la voluntad de Dios seremos felices y santos.