Reflexión del papa sobre la estrella que guió a los Magos

 

La estrella de Belén

 

El papa Francisco explicó en la fiesta de la Epifanía del año pasado que en este día “hacemos memoria de la llegada de los Reyes, llegados de Oriente, para adorar al recién nacido Rey de los Judíos y Salvador universal y ofrecerle regalos simbólicos”.

“La estrella que es capaz de guiar a todo hombre a Jesús es la Palabra de Dios: Es la luz que orienta nuestro camino, nutre nuestra fe y la regenera. Es la palabra de Dios que renueva continuamente nuestros corazones y nuestras comunidades”, afirmó.

Para el Papa es importante “no olvidar leerla y meditarla todos los días, para que sea para cada uno como una llama que llevamos dentro de nosotros para iluminar nuestros pasos, e incluso para aquellos que caminan a nuestro lado, y que tal vez luchan por encontrar el camino a Cristo”.

Francisco remarcó que el viaje que realizan los Reyes Magos es “un viaje del alma, como un camino hacia el encuentro con Cristo”. Y “ellos están atentos a los signos que les indican la presencia; están cansados por afrontar las dificultades de la búsqueda; son valientes en las consecuencias de la vida derivadas del encuentro con el Señor”.

De hecho, “la experiencia de los Magos evoca el camino de todos los hombres hacia Cristo”. “Como para los Magos, también para nosotros buscar a Dios quiere decir caminar, mirando el cielo y viendo en él el signo visible de la estrella del Dios invisible que habla a nuestro corazón”.

De nuevo sobre los Magos, señaló que “con su gesto de adorar, los Magos testimonian que Jesús ha venido a la tierra para salvar no sólo a un pueblo, sino a todas las personas”.

“En la fiesta de hoy –continuó el Pontífice- nuestra mirada se ensancha al horizonte del mundo entero para celebrar la ‘manifestación’ del Señor a todos los pueblos, es decir, la manifestación del amor y de la salvación universal de Dios”.

Sobre esto, subrayó que “no se reserva su amor sólo para algunos privilegiados, sino que lo ofrece a todos” porque “así como de todos es el Creador y el Padre, así de todos quiere ser el Salvador”.

Esto es lo que hace que estemos llamados a “cultivar siempre con gran fidelidad y esperanza hacia cada persona su salvación: También a aquellos que nos parecen estar lejos del Señor son seguidos –o mejor ‘perseguidos’- por su amor apasionado y fiel”, concluyó.

 

La manifestación del Señor

(Aci Prensa)

 

Epifanía significa "manifestación". Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra como epifanías tres eventos:

Su Epifanía ante los Reyes Magos (Mt 2, 1-12)

Su Epifanía a San Juan Bautista en el Jordán

Su Epifanía a sus discípulos y comienzo de Su vida pública con el milagro en Caná.

La Epifanía que más celebramos en la Navidad es la primera.

La fiesta de la Epifanía tiene su origen en la Iglesia de Oriente. A diferencia de Europa, el 6 de enero tanto en Egipto como en Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones míticas muy antiguas. Epifanio explica que los paganos celebraban el solsticio invernal y el aumento de la luz a los trece días de haberse dado este cambio; nos dice además que los paganos hacían una fiesta significativa y suntuosa en el templo de Coré. Cosme de Jerusalén cuenta que los paganos celebraban una fiesta mucho antes que los cristianos con ritos nocturnos en los que gritaban: "la virgen ha dado a luz, la luz crece".

Entre los años 120 y 140 AD los gnósticos trataron de cristianizar estos festejos celebrando el bautismo de Jesús. Siguiendo la creencia gnóstica, los cristianos de Basílides celebraban la Encarnación del Verbo en la humanidad de Jesús cuando fue bautizado. Epifanio trata de darles un sentido cristiano al decir que Cristo demuestra así ser la verdadera luz y los cristianos celebran su nacimiento.

Hasta el siglo IV la Iglesia comenzó a celebrar en este día la Epifanía del Señor. Al igual que la fiesta de Navidad en occidente, la Epifanía nace contemporáneamente en Oriente como respuesta de la Iglesia a la celebración solar pagana que tratan de sustituir. Así se explica que la Epifanía se llama en oriente: Hagia phota, es decir, la santa luz.

Esta fiesta nacida en Oriente ya se celebraba en la Galia a mediados del s IV donde se encuentran vestigios de haber sido una gran fiesta para el año 361 AD. La celebración de esta fiesta es ligeramente posterior a la de Navidad.

 

Los Reyes Magos

 

Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.

De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltasar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.

El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido.